RETRATOS HABLADOS
Una maestra de la ENEP-Acatlán, Julieta Campos, nos comentaba a todos los que decidimos no pedir el cambio para Ciudad Universitaria, que más allá del lugar donde se fuera a estudiar, lo fundamental consistía en tomarnos muy en serio el asunto de escribir y que le diéramos el valor fundamental a la vida, la real, no la de los asuntos políticos, porque esa actividad comía el tiempo sin que nos diéramos cuenta. Eso recuerdo de una escritora que se casó con Enrique González Pedrero, uno de los cuadros más importantes del Revolucionario Institucional, como gobernador de Tabasco, embajador en España, así como director del Fondo de Cultura Económica.
Después renunció a su militancia tricolor para se incorporó al PRD, por el que fue Senador, y posteriormente uno de los principales asesores en la campaña del 2006, de Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de la República.
Y nada más ligado a los asuntos políticos que el periodismo, trabajo al que buena parte de los que han sido buenos escritores, con más frecuencia malos, decidieron abordar para ganarse la vida, “en tanto esperaban que la obra monumental llegara a sus mentes”, algo que con bastante frecuencia nunca llega, o si llega, el que esperaba, un día cualquiera pasó de vivo a difunto.
Julieta Campos fue la única escritora, en todo el sentido de la palabra, que nos dio clases, porque la mayoría eran especialistas, eso sí muy buenos, en lingüística, fonética, fonología, morfología, sintaxis y lexicología, entre otras; ahora entiendo por qué, luego que la maestra se fue, todos los que ansiaban publicar, partieron rumbo a C.U., donde todo tenía que ver con la práctica de la escritura, con profesores y profesoras que habían publicado una buena cantidad de libros.
La política, a veces la simple grillería, apasiona, atrae, pero consume al que se acerca incluso como simple espectador que quiere analizar las cosas. Algo que de origen es trivial, como ganar, por deducción o simple suerte, el nombre de quien llegue al máximo cargo de un país, un Estado o un municipio, nos mantiene sin dormir por quién sabe qué misteriosas razones, y si somos los primeros en dar el nombre del iluminado o iluminada, sonreímos con satisfacción absurda, pero al fin satisfacción.
Pero resulta que cuando menos nos damos cuenta, ya dedicamos la mayor parte de nuestra existencia a esos malabares del poder, donde el ejercicio del periodismo, con bastante regularidad, pasa todo el tiempo en la delgada línea del que cada mañana, sabe, está a punto de caerse en el precipicio hacia donde camina con singular obsesión.
Así que es posible hablar de más de tres décadas dedicadas a una tarea que, pensábamos, sería temporal, en tanto pulíamos historias al por mayor que, empezamos a descubrir, difícilmente podían rebasar las dos cuartillas, porque hacer notas cotidianamente cuando empezamos, o artículos de opinión, debían de ajustarse al interés promedio que pone el lector de un periódico a los textos.
Es decir, que no solo agotamos la agilidad de las manos en las máquinas Olympia de entonces, ahora en teclados de computadora, sino la imaginación. Y ahí es donde no hay vuelta para atrás, porque la maestra Campos tenía razón, porque, además, cuando se mira el camino, y hay tanto trecho recorrido, con plena conciencia empieza uno a pensar que, después de todo, últimamente empieza a gustarnos más, imaginar que escribimos, que escribimos y escribimos como El Grafógrafo de Elizondo.
MINUTARIO. – Nuevo Parque Cultural Hidalguense. No hay como comprobar de manera directa qué tal quedó. Porque, está claro, hay una campaña para descalificar la obra con la participación directa del Santo Patronato Universitario. Por eso, le recomiendo que mejor acuda en vivo y en persona, para que la mejor opinión sea la de usted, y nada más que de usted.
Mil gracias, hasta mañana.
Correo: jeperalta@plazajuarez.mx
X: @JavierEPeralta