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martes, febrero 11, 2025

El Boom de los Coaches Motivacionales y Otras Mentiras

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ESPEJOS DE LA REALIDAD

Gracias a una cuenta compartida en Audible, empecé a escuchar un libro que ha dado mucho de qué hablar: “Hábitos Atómicos”, donde se comparten técnicas para convertirse en una mejor versión de uno mismo, buscando ser un 1% mejor cada día. Sin darme cuenta, todos los Tik Toks que me salían eran de jóvenes que mostraban sus estrictos horarios matutinos, su batido de proteína, su rutina de ejercicio, mientras de fondo aparecían palabras como: éxito, superación, felicidad, transformación personal.

Poco a poco noté cómo el tema del aspiracionismo comenzaba a tejerse: ser quien uno es no parece ser suficiente; debemos aspirar a ser lo mejor, de acuerdo con nuestros propios estándares, que en muchos casos también están influenciados por ideales sociales y expectativas externas. Sin querer, nos sumergimos en este mundo de perfección que a veces parece estar más alejado de la realidad de lo que nos gustaría admitir. Y aunque este enfoque puede ser inspirador para muchos, no podemos olvidar que aquellos que lo promueven a menudo cuentan con una ventaja económica que les ha permitido, en muchos casos, acceder a recursos como educación de calidad, conexiones profesionales y una estabilidad financiera que les facilita proyectar una imagen pública de éxito.

En México, la información sobre este tipo de temas es aún escasa, y no siempre es fácil distinguir entre el verdadero valor de un mensaje y lo que simplemente se presenta como una «fórmula» para el éxito. De acuerdo con un artículo del El País, “Para ser coach solo hace falta desearlo. Cualquier persona puede decir que es coach sin haber realizado ningún tipo de curso ni contar con ningún título”, lo que hace que el término «coach» se haya vuelto algo ambiguo y, en algunos casos, difícil de validar.

Este modelo de vida, basado en autodisciplina y estructura diaria, no siempre es aplicable a todas las personas, especialmente a quienes enfrentan realidades económicas y sociales más complejas. La élite del coaching motivacional ha logrado instalar la idea de que el éxito es solo una cuestión de esfuerzo personal, ignorando que existen factores como la pobreza, la desigualdad educativa y las condiciones sociales que, en muchos casos, limitan las posibilidades de muchas personas.

Es importante recordar que cualquier persona tiene derecho de ser y aspirar a lo que deseé, dentro o fuera de las normas sociales. La reflexión aquí no es tanto sobre los ideales que promueven estos discursos, sino sobre cómo estos pueden ser interpretados y cómo, a veces, se pueden convertir en una carga adicional, especialmente para quienes no tienen las mismas oportunidades o recursos. Los jóvenes, en particular, son vulnerables a esta presión, que puede generarles inseguridad, ansiedad y estrés, al intentar cumplir con expectativas que, a veces, no corresponden con su realidad.

Al final del día, todos podemos disfrutar de un poco de motivación para ser mejores, pero es importante no perder de vista lo que realmente importa: la autenticidad, la comprensión de nuestras circunstancias y el respeto por los diferentes caminos que cada uno puede tomar en su vida. Después de todo, el verdadero éxito no está en seguir una receta preestablecida, sino en reconocer nuestras propias necesidades, limitaciones y fortalezas, y en encontrar un equilibrio que nos permita avanzar sin caer en la trampa de la perfección imposible.

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