IGUALDAD SUSTANTIVA, EMPODERAMIENTO EFECTIVO.
El Panorama Social de América Latina y el Caribe 2023, según la CEPAL, indica que las políticas de inclusión laboral son influenciadas por el envejecimiento de la población. Para evaluar los mercados laborales y formular recomendaciones sobre inclusión laboral, es fundamental tomar en cuenta cómo la dinámica demográfica, junto a otros factores, impacta la oferta de empleo y el perfil de los trabajadores.
En la actualidad, las personas jóvenes y adultas constituyen las cohortes más numerosas en ALyC, lo que significa que la región está experimentando y seguirá enfrentando en los años venideros una presión poblacional que deberá ser considerada en las políticas de inclusión laboral.
En un periodo menor a 40 años, la población de 15 a 64 años se ha duplicado (de 220,2 millones en 1983 a 442,6 millones en 2022) y seguirá creciendo, alcanzando su punto máximo en 2042. En 2022, el grupo más grande era el de 20 a 24 años, mientras que en 1950 lo era el de 0 a 4 años.
Este veloz proceso de transición demográfica en la región se define por una reducción de los niveles de fecundidad y mortalidad, y un aumento considerable en la esperanza de vida. Entre 1950 y 2022, la tasa global de fecundidad pasó de 5,80 a 1,85 nacidos vivos por mujer, y la esperanza de vida se incrementó de 48,6 años a 73,8 años.
Estos dos factores han modificado significativamente la estructura de edades de la población, elevando la edad media de 18,3 años en 1950 a 30,6 años en 2022. A pesar de esta subida, la región aún se considera una de las más jóvenes del mundo.
Aunque los países en la región tienden a converger hacia bajos niveles de fecundidad y un aumento en la esperanza de vida al nacer, hay variaciones en los niveles y ritmos de estos fenómenos, lo que se traduce en diferentes transiciones demográficas y estructuras por edades.
En el ámbito laboral, esta diversidad puede ser analizada a través de la relación de dependencia demográfica, que compara a las personas menores de 15 años y mayores de 65 años con la población en edad laboral (15 a 64 años). Cuando esta relación comienza a disminuir (principalmente por la reducción de la población de 0 a 14 años), se considera que el país entra en un periodo de bono demográfico, lo cual puede favorecer el crecimiento económico y disminuir los gastos en personas dependientes.
Sin embargo, si la relación de dependencia comienza a aumentar nuevamente (debido al crecimiento de la población de 65 años o más), se estima que el país ha salido del bono demográfico, incrementando así las necesidades de atención.
Para maximizar el aprovechamiento del bono demográfico, es crucial avanzar hacia la inclusión laboral total en la región, creando un mercado de trabajo que ofrezca acceso a empleos dignos, con salarios adecuados y con protección social. Además, se pueden observar trayectorias demográficas diversas según grupos etarios y género.
A pesar de que la participación de los hombres de 25 a 64 años en la fuerza laboral ha permanecido estable en torno al 90 por ciento y se prevé que continúe así en el futuro, en la última década se ha observado una disminución en la participación laboral de los hombres de 15 a 19 y de 20 a 24 años, así como de los hombres a partir de 65 años.
En cambio, la participación laboral de las mujeres ha crecido en todos los grupos de edad, con una ligera disminución en el grupo de 15 a 19 años en la última década, aunque las proyecciones sugieren que la participación de las mujeres de 25 a 64 años seguirá en aumento, se espera que alcance solo el 73 por ciento en 2050, casi 20 puntos porcentuales menos que la de los hombres.
Esta situación refuerza la necesidad de implementar políticas de inclusión laboral que anticipen las implicancias de esta transición demográfica y aborden, entre otros aspectos, las desigualdades de género en el mercado de trabajo. ¡Hagamos la inclusión laboral!