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miércoles, noviembre 5, 2025

Dick Cheney, la mano que movió los hilos de la guerra, murió

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El ex vicepresidente Dick Cheney, conocido como el “decisor” y el cerebro ejecutor durante la presidencia de George W. Bush de las guerras «para siempre» en Afganistán e Irak, marcó una era en la política intervencionista de Estados Unidos y definió un Partido Republicano contra el que el presidente Donald Trump se opuso desde su llegada al escenario político.

Con una sonrisa burlona y una seguridad dominante en los salones de la Casa Blanca, Cheney se convirtió en 2001 en una figura esencial de los círculos de poder estadounidenses y un personaje clave tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, que marcaron un nuevo rumbo para el país, lo llevaron a la «guerra global contra el terrorismo» y a adoptar algunas de las reformas más polémicas y oscuras de la historia reciente.

Nacido en 1941 en Nebraska, criado políticamente en Wyoming y educado en Yale, Cheney representaba a la perfección al conservador de la América interior: elitista, amante de las armas y pertrechado de sombrero de vaquero.

Cheney, que falleció el martes a los 84 años de edad tras superar cinco infartos y un trasplante de corazón, marcó el devenir de EE.UU. como vicepresidente entre 2001 y 2009 y a la postre galvanizó un movimiento contra sus decisiones tanto entre los demócratas, que acabaron por encumbrar a Barack Obama como primer presidente negro; y los republicanos, que aborrecieron el intervencionismo exterior y en 2016 dieron su confianza a Donald Trump.

El vicepresidente más poderoso

Tras haber sido jefe de Gabinete de Gerald Ford, jefe del Pentágono durante la presidencia de George Bush padre, Cheney pasó a ser consejero delegado de la multinacional de exploración petrolera Halliburton durante la presidencia del demócrata Bill Clinton.

Durante su campaña, George W. Bush le encargó ayudarle a seleccionar a su candidato a vicepresidente, algo que Cheney, famoso por su astucia, acabó por asumir él mismo.

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