IGUALDAD SUSTANTIVA, EMPODERAMIENTO EFECTIVO
El análisis de las brechas de género a nivel individual, según el Índice de Pobreza Multidimensional para América Latina (IPM-AL) 2025 de la CEPAL, destaca la necesidad de transformar las privaciones individuales en carencias a nivel familiar, lo que implica establecer umbrales que consideren la situación de todos los miembros del hogar, ya sea mediante la unión donde la privación de un solo miembro afecta a todo el hogar o la intersección donde todos deben estar privados para que el hogar se considere privado.
Sin embargo, este enfoque oculta las diferencias de bienestar entre los integrantes del hogar, especialmente en relación con las mujeres, lo que puede llevar a subestimar las disparidades de género.
Las desigualdades de género dentro del hogar, impulsadas por un modelo de división sexual del trabajo, generan una sobrecarga de trabajo doméstico para las mujeres, limitando su inclusión laboral y autonomía económica. Para abordar estas desigualdades, se propone una medición complementaria del IPM-AL que examine las privaciones de género a nivel individual, centrándose en personas de entre 20 y 59 años y ajustando indicadores como la «ausencia de ingresos propios».
Los resultados muestran que, en 2022, la privación multidimensional individual era un 19 por ciento más alta entre mujeres que hombres, con disparidades significativas en la participación laboral y en ingresos. A pesar de que algunas áreas, como el acceso a sistemas de pensiones y la desocupación, presentan brechas menores, en otros indicadores relacionados con el trabajo, las mujeres son más afectadas por la falta de ingresos y la carga del cuidado no remunerado.
En cuanto a las diferencias por país, las mayores disparidades de género se observan en Chile, Ecuador y Uruguay, mientras que en Honduras y la República Dominicana se reportan situaciones más favorables para los hombres. La medición de la pobreza multidimensional se ha centrado tradicionalmente en el hogar, lo que limita la visibilidad de las desigualdades individuales.
Por lo que se han realizado esfuerzos para aplicar mediciones individuales que revelen las carencias específicas que afectan a mujeres y otros grupos vulnerables, destacando la importancia de considerar el bienestar como un fenómeno individual para captar adecuadamente las desigualdades dentro del hogar.
Escenario que conlleva a reflexionar sobre el enfoque del hogar contra el individual, si bien el análisis reconoce la limitación de la medición de pobreza que se centra en el hogar, es crucial enfatizar que las dinámicas de poder dentro de los hogares pueden ser complejas, las decisiones sobre recursos y tiempo suelen estar marcadas por relaciones de poder que favorecen a los hombres.
Por lo tanto, la propuesta de medir las privaciones a nivel individual es esencial, pero debe ir acompañada de un análisis más profundo de cómo estas relaciones impactan la autonomía y el bienestar de las mujeres.
En un contexto de presupuesto limitado, es crucial que las políticas públicas en México incorporen un enfoque de género que garantice que los recursos se asignen de manera equitativa y efectiva, esto implica asegurar que todas las políticas públicas consideren cómo afectan a las mujeres y a otros grupos vulnerables. El presupuesto debe ser evaluado desde una perspectiva de género para asegurar que se aborden las desigualdades estructurales.
El análisis sobre las brechas de género en el contexto del Índice de Pobreza Multidimensional en América Latina es un aporte relevante, pero debe ser ampliado y profundizado para captar la complejidad de las desigualdades de género, es imperativo que las políticas públicas y los presupuestos gubernamentales en México incorporen de manera efectiva una perspectiva de género, garantizando que se aborden las necesidades y realidades específicas de las mujeres, lo que a su vez contribuirá a una sociedad más equitativa y justa.