MEMENTO
“¿Qué es lo que hace un taxista seduciendo a la vida? ¿Qué es lo que hace un taxista construyendo una herida?”
Historias de taxi – Ricardo Arjona
Taxi proviene del griego: taxi significa “orden” o “tarifa fija”, y mètre, “medida”. Entonces, taxímetro literalmente significa “medidor de tarifa”. El taxímetro era el aparato que medía la distancia recorrida o el tiempo de uso para calcular el costo del viaje.
Uno de mis sueños era conducir un taxi, con un auto chido, mejor una camioneta. No por negocio, sino por placer. Me jacto de conocer mi ciudad y sus alrededores. Mi padre condujo un taxi y un colectivo por bastante tiempo —a ese señor solo le faltó un par de oficios para ser milusos—, así que, no en pocas ocasiones, lo acompañé en sus trayectos. Quizá ahí comenzó a germinar la semilla de mi chismosidad profesional.
Parte de nuestra naturaleza es nombrar todo lo que nos rodea, exceptuando a las mamás que te dicen: “Pásame el dese que está encima de la desa”. Al etiquetar o nombrar algo, nos ahorramos tiempo de descripción. Sería mucho tiempo perdido que tu mamá te dijera: “Alcánzame el cargador de mi teléfono que se localiza sobre la mesa de centro”.
La bronca viene cuando a una palabra la llenamos de prejuicios y nuestra visión se enfoca únicamente en lo que una etiqueta nos predice. No vemos todo lo que está alrededor; nos encanta “ahorrar tiempo” y ver el punto negro en la hoja blanca. Algo así pasa con lo suscitado la semana pasada, donde una persona ya es catalogada como “taxista asesino”, cuando quizá haya una serie de factores alrededor que no se logran percibir. Y vamos más allá: hemos catalogado a todo un gremio por una muestra.
Alerta de contenido: la siguiente parte del texto no quiere decir que estoy a favor o en contra de alguien. Intento ver más allá de un solo acontecimiento.
Al etiquetar a alguien, no se logra vislumbrar que no es solamente una persona que se dedica al servicio público haya perdido el control. Creo que existen un cúmulo de circunstancias que se conjugan: Seguridad Pública, Salud Mental, Movilidad, Planeación Urbana y quizá otras más.
Yo circulo en mi carcacha cerca de dos horas al día. Muy pocas situaciones viales han sido responsabilidad del transporte público; la mayoría son ocasionadas por particulares. Y es que acceder a una licencia de manejo es relativamente sencillo. Se carece de una educación vial. En otros países, las “rotondas” —léase con voz de Google Maps— funcionan perfectamente al conceder el paso a quien va dentro de la misma.
Cada vez es menos sencillo andar por la vida sin algún temor. La frase “Somos más los buenos” suena lejana. Los asaltos y agresiones son recurrentes. Cabe destacar que muchas de las víctimas son agredidas en el transporte.
Salud en el trabajo. Muchos tenemos la dicha de tener un empleo de ocho horas, en el que podemos beber agua, acudir al baño, tener un horario de comida y la comodidad de un espacio laboral. Muchos otros lo carecemos. Punto aparte es la salud mental. Afortunadamente, cada vez son menos las personas que creen que acudir a terapia es para locos o que los psicoterapeutas ya lo están. En el incidente mencionado, no solo fue una persona quien perdió el control.
Pedir un taxi es como tener un auto por un viaje; es tener la seguridad de que una persona querida llegará a su domicilio con bien. Podría casi equipararlo con el honor de que un mesero te sirva o con la confianza de quien prepara los alimentos. Recordemos que la realeza confiaba más en sus cocineros que en muchos nobles, por el riesgo latente de ser envenenados.
Con todo lo anterior, no es mi deseo justificar la conducta de una persona. Intento comprender el entorno que puede tener. Si bien el entorno no es destino, sí nos ayuda a forjarnos una personalidad.
Sería de mucha ayuda el acceso a cursos de manejo de vehículos y de emociones, a una prevención de salud física y mental, no solo para marcar al gremio, sino para la ciudadanía en general.
¿A dónde irían todos los conductores del transporte público de entrar Uber? Quizá, no lo sé, a manejar las unidades de Uber.
La conseja de hoy:
Las etiquetas solo deberían servir para diferenciar los productos o las cosas, jamás aplicarse a las personas.
Y como dijera yo:
«No hay mejor birria que la de chivo… expiatorio.”