PT, el verdadero rostro de una franquicia
La afirmación del secretario de Gobierno, Guillermo Olivares Reyna, al señalar que el Partido del Trabajo se convirtió en una franquicia política, que “alguien” está usufructuando (léase Gerardo Sosa Castelán y su Grupo Universidad), era necesaria desde hace mucho tiempo, porque el PT se ha convertido en el principal adversario de los candidatos de Morena, lo mismo a las presidencias municipales, diputaciones locales y federales, y por supuesto al Senado de la República. Y eso lo sabían: el Grupo Universidad no iba a invertir para hacerse de un instituto político, para simplemente acompañar a la supuesta alianza que forman con el partido presidencial y el Verde Ecologista.
Es más, si por ellos hubiera sido, Julio Menchaca Salazar nunca hubiera llegado a la gubernatura de Hidalgo, que estaban seguros sería para su máximo líder, no el del PT, que para el caso da lo mismo, sino del Grupo Universidad, Gerardo Sosa Castelán.
Nada detiene a un poderosísimo enclave de poder en tierras hidalguenses, y con todo que su máximo dirigente, se supone, está en prisión domiciliaria, es evidente que pelea con todo hacerse del mando en el Congreso de Hidalgo, luego que le fueron cerradas las puertas al PT, para formar alianza con los morenistas, que prefirieron ir con Nueva Alianza.
Al grupo citado le urge impedir que el gobierno de Menchaca Salazar tenga mayoría absoluta y calificada en la Cámara de Diputados, porque sería el principio del fin de su reinado en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, donde, con una Ley Orgánica a modo, se apoderaron “legalmente” de todo, absolutamente de todo lo que es la Máxima Casa de Estudios de la entidad, y en esto se incluye presupuesto, instalaciones, patentes, hasta investigadores y personal académico. Todo es de ellos, y el Patronato Universitario, está por encima del Consejo Universitario y cualquier otro organismo que pudiera hacerles sombra.
Por eso la puesta en marcha de una campaña, con comentarios de “en medios nacionales” que llaman al gobernador a “serenarse”, sin conocimiento alguno del cacicazgo que ha padecido la UAEH durante más de 35 años, tiempo en el cual no se mueve ni una hoja, si la aprobación de Sosa Castelán.
Si pierden mayoría en el Congreso local, esa tétrica historia, estaría por llegar a su fin. Y por eso la nueva embestida, a través de su franquicia, suya de su propiedad, del PT.