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martes, diciembre 16, 2025

Navidad, posadas y sistema nervioso: lo que nadie nos explica

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DES-prográmate y Ámate

Diciembre suele venderse como el mes de la unión, la alegría y el reencuentro. Ya sabes, posadas, cenas, abrazos, risas. Pero hay algo de lo que casi no se habla, y es el hecho de que no todas las personas viven estas fechas con entusiasmo.

Para muchas personas estas fechas no son sinónimo de descanso, al contrario, son ruido, expectativas, preguntas incómodas o incluso recuerdos que regresan sin ser invitados, y eso no significa que esté mal.

Hay quienes llegan a estas fechas con cansancio acumulado, duelos no resueltos, ansiedad, pérdidas recientes o una sensación extraña de vacío; es aquí cuando sucede algo muy curioso: la mente va a intentar convencerse de que “todo está bien”, pero el cuerpo estará manifestando otra cosa. Aquí es donde aparece la incomodidad, la irritabilidad, las ganas de irse temprano o de plano, el deseo de no ir, y ¿qué pasa? Que muchas personas se comienzan a juzgar por eso.

Pero el problema no es la reunión, ni la comida, ni la música, el problema es la exigencia emocional de tener que sentirte de cierta manera para encajar. Cuando no nos damos permiso de sentir lo que sentimos, nuestro cuerpo termina hablando más fuerte, gritando, lleno de ansiedad, con tensión, desconexión y una profunda tristeza que nos es imposible explicar.

Por eso quiero compartirte una idea incómoda pero necesaria: no todo momento social tiene que disfrutarse para ser válido. Habrá encuentros que simplemente se deban atravesar, habrá reuniones que solamente debas tolerar y también es válido que existan épocas que no celebres y solo intentes sobrevivir, y ¿Qué crees? Eso también es parte de estar vivos.

Así que más que obligarte a “estar bien”, te invito a que intentes algo distinto: escucha a tu cuerpo sin pelear con él, pon límites a lo que no quieres o no puedes hacer, elige a dónde si vas y a dónde no con sinceridad, date permiso de descansar, aunque el mundo entero esté celebrando, ojo, no se trata de aislarte, sino de no abandonarte.

Recuerda que diciembre no mide qué tan fuerte eres, ni qué tan agradecido estás ni qué tan bien llevas tu proceso, solo es un mes más donde salen a flote muchas emociones. Si estas fechas te están pesando, recuerda que no estás solo, no estás exagerando y no estás fallando, tal vez solo estás escuchando algo que necesita atención.

Así que antes de tu siguiente reunión, posada o compromiso, pregúntate con honestidad: ¿desde donde estoy yendo: desde el deseo genuino o desde la obligación de cumplir?

A veces, con solo hacernos esa pregunta, ya estamos practicando una forma de autocuidado. 

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