Cientos de fieles que se dieron cita desde muy temprano en la avenida Plutarco Elías Calles, en la catedral de la Santa Muerte, se llevó a cabo la tradicional procesión del 2 de noviembre en la ciudad de Pachuca, Hidalgo, para rendirle culto a la conocida “niña blanca”.
Alrededor de las 8:00 horas de la mañana iniciaron los preparativos de los vehículos y camionetas que llevarían sus distintas imágenes de la santa muerte y el angelito negro, en toldos o remolques; de igual manera, arribaron algunos taxis provenientes de la Ciudad y del Estado de México.
Los devotos que acudieron a la procesión eran desde infantes hasta adultos mayores, gente muy amable que traía valiosos presentes, como serenatas, flores, tequila y cervezas. Algunos llegaron al mercado de Sonorita en automóviles particulares, mientras que otros lo hicieron en motos, combis y camiones provenientes de Ciudad Neza, Ecatepec, La Merced, Tepito y Guadalajara.
Un sector de personas generosas regalaba dulces, refrigerios, agua, café y tamales como acto de agradecimiento a la Santísima y al Angelito por los favores recibidos en este año. Mientras tanto, otros se encontraban felices y emocionados por saludar al Obispo Negro de la Catedral, Óscar “El Perro” Pelcastre, quien llegó alrededor de las nueve y media para saludar a los acompañantes.
A las 10:30 horas, la procesión dio inicio. Los feligreses avanzaban desde el mercado de Sonorita hasta el Boulevard del Minero. Algunos caminaban descalzos, a pesar del tráfico por las obras que el ayuntamiento continúa realizando en esa zona.
Posteriormente, se desviaron a la calle José Luis Mora, que conecta con el Boulevard. De la misma manera, volvieron a desviarse hacia la calle Felipe Carrillo Puerto, donde comerciantes del Mercado Morelos ofrecieron agua y cerveza a los feligreses en su recorrido como un acto de generosidad y empatía.
Al mediodía, la procesión llegó a la Avenida Francisco I. Madero, que conecta con la Avenida Revolución. Los fieles, aún con energías y orgullosos de sus creencias, tomaron camino por esta última para finalmente recorrer las calles Ignacio Allende y Mariano Matamoros, logrando llegar al centro histórico de Pachuca en tan solo veinte minutos.
Finalmente, los cientos de peregrinos que realizaron el recorrido se mostraron felices y orgullosos, a pesar de su cansancio por llegar a su destino. La convivencia entre ellos se hizo notar con el acompañamiento de alabanzas, proclamaciones y detonaciones de fuegos artificiales en honor a la Santa Muerte en su día.