PUNTO DE VISTA
En el año 2022 usted como trabajador o como patrón, ingresó ante los Tribunales Colegiados de Distrito una demanda de amparo directo. ¡Pues qué cree! Que es el día de hoy 25 de julio de 2024 y no han resuelto ese laudo, ya sea para confirmarlo, negarlo o modificarlo. Preocupado, va al Colegiado y solo le informan lo mismo que en la plataforma, que se ha enlistado el asunto a un Magistrado; claro, la notificación no ha variado desde hace casi un año, trata de platicar con el funcionario, pero es imposible. No para que resuelva en tal o cual sentido, solo para que resuelva ya, pero es imposible, los Magistrados no atienden a nadie.
En tiempos de COVID, se implementó en el Poder Judicial de la Federación, que el préstamo de expedientes sería limitado hasta las 2:30 de la tarde, y que la oficialía de partes común cerraría a la misma hora. Antes, el horario de consulta de expedientes era como en todos los Tribunales de los Estados (del fuero común) hasta las 4:00 de la tarde, y la oficialía nunca regresó, como sí lo hace el Tribunal Federal de Justicia Administrativa, hasta las 12:00 de la noche de todos los días hábiles.
Hoy prácticamente nadie resuelve un amparo indirecto en la audiencia constitucional, se reservan la resolución y ésta, aunque no lo crea, puede tardar hasta ocho meses; además, claro, de que cuatro meses después de ingresada la demanda, se informa que no resolverá un circuito, sino, por la carga de trabajo, se irá para resolución a un Juzgado de Distrito Auxiliar, como, por ejemplo, a Sonora.
Imagínese una persona privada de su libertad y acude a los Juzgados Federales, lucha contra el auto de vinculación a proceso, y casi dos años después le conceden el amparo única y exclusivamente para que, en la apelación, su abogado pueda exponer de manera verbal sus agravios, y ante el tribunal de alzada; es decir, no resolvieron el fondo, solo las formas, y esto trae otro año más de atraso y él o ella, en prisión.
La excesiva soberbia, sobre todo de Magistrados, ha provocado un hartazgo. Quien esto escribe defiende y seguirá defendiendo la autonomía del Poder Judicial de la Federación, pero sabe muy bien lo que ocurre, porque lo vive a diario.
Usted sabe que, aunque estos argumentos son más que suficientes para comenzar el oleaje de posiciones, la realidad es que el Ejecutivo no tomó en cuenta dichas cuestiones expuestas; solo quiere, de ya, que el Poder Judicial de la Federación sea manejable, y que sea tal cual como en los Tribunales de los Estados; un departamento más del Ejecutivo, cuando tenga interés en algún asunto en particular.
Ahora bien y lamentablemente tanto en la vida laboral como en la vida misma, a excepción de los hijos, nadie, absolutamente nadie es indispensable. En el caso del Poder Judicial, y aunque llegue como juez el que solo le pasaba el agua al político, terminará por aprender o por lo menos no hacerlo tan mal. Usted lo puede observar, por ejemplo, con los pésimos y desacertados comentarios de las nuevas ministras de la Suprema Corte de Justicia, quienes, en menos de 15 meses, irán puliendo sus intervenciones.
Sabemos lo peligroso que es un Poder Judicial a modo, ES EL ÚNICO PODER QUE RESPETA Y HACE VALER LA CONSTITUCIÓN, TRATADOS, DERECHOS HUMANOS, pero en la práctica, nunca, el de la federación, quiso cambiar.
Aún y con la excesiva carga de trabajo que es evidente tienen, el Magistrado nunca quiso resolver de ya, y después, con la indicación, dar el sentido al proyectista para resolver. No, siempre esperó primero, a que el auxiliar señalara fecha para el proyecto, le pasara la resolución y después, y solo después, pronunciarse ante el pleno, siendo que en el proceso ya habrían pasado casi dos años.
Esas prácticas de reyes, los tienen hoy, donde los tienen.