Yo soy la verdad, mienten los demás…

   •    Aunque el diputado quiera reivindicarse, sabe que sus decisiones ya no son propias, sabe que lo que tenga que decidir deberá consultarlo primero con el Mefistoles de la política en Hidalgo


Más pronto cae un hablador que un cojo… así lo dicta el refrán y así le ha sucedido a Ricardo Baptista González, el diputado que creyéndose Fausto le rentó su cargo al diablo, para beneficiar a cierto grupo mal llamado “Universidad”, por no mencionar al Santo Patrono de alas truncas.

Así como la leyenda de Fausto, Baptista dejó lo espiritual: que aquí sería algo así como el cambio verdadero que pregonó Morena con sus principios de “no mentir”, “no traicionar” y “no robar”, para obtener “algo material”, que aunque hasta el momento no se sepa seguramente se sabrá, porqué la verdad sale a flote.

Tan es así que aunque el diputado quiera reivindicarse, sabe que sus decisiones ya no son propias, sabe que lo que tenga que decidir deberá consultarlo primero con el Mefistoles de la política en Hidalgo, el que engaña, el que no da nada sin cobrarlo, y no es raro ver a Baptista con el celular todo el tiempo, recibiendo instrucciones que quizá en su imaginario tome como “consejos” de su gran maestro. Aquél que posiblemente le prometió poder y alguna fuente de riqueza inagotable…

Así se ha visto caer a Baptista González, rompiendo con al menos dos principios de la política instituida por el presidente Andrés Manuel López Obrador, el de no traicionar y el de no mentir, el segundo al negar categóricamente que no amenazó a la diputada Jajaira Aceves Calva durante una reunión de la Junta de Gobierno, “y te voy a dar más” sentenció el diputado enfrente de los demás legisladores apuntando con el dedo a la diputada del Partido Encuentro Social (PES).

Esa fue una de las primeras mentiras, sin olvidar aquella que emitió frente a los medios de comunicación, al decir que los diputados locales no recibirán aguinaldo. Mentira con la que el diputado que acumula todo, menos experiencia, quiso hacerse el gracioso y utilizar a la prensa local como instrumento de su adelantado Día de los Inocentes, seguramente…

Después el diputado emitió un comunicado de prensa en el que acusó al gobierno estatal de quererse “carrancear” (sí, utilizó este término rancio para decir “robar”), recursos etiquetados para un programa de obras en municipios, sin embargo en esa declaración señaló que el pago del desplegado en la revista nacional “Proceso”, había costado 80 mil pesos más IVA, esa no fue la mentira sino que había sido pagada con cooperación de todos los diputados.

Mintió Baptista y él mismo lo reconoció cuando dijo que no había bonos especiales, que no había apoyos extras al salario de los diputados y al reconocer ahora que cada diputado de la 64 legislatura tiene un apoyo de 10 mil pesos al mes. “Apoyo por grupo legislativo” (porqué en su ignorancia, señaló que desconoce el nombre que tiene esta partida), en el que además señaló que es un apoyo por grupo pero que también reciben los diputados que son representantes partidistas (es decir los que no tienen grupo).

Al mentir Baptista, traiciona también su integridad, traiciona a su grupo parlamentario, traiciona la propia ética que debería tener como funcionario, pero no es en lo único que ha mentido.

Regresando a la publicidad hecha en la revista “Proceso”, ahora resulta que esos 80 mil pesos más IVA, no se pagaron por “coperacha” de los diputados morenistas sino de los 170 mil pesos que recibe mensuales el Grupo Parlamentario de Morena y que Baptista ocultaba como creyendo que no se iba a saber que en el presupuesto del congreso existía esa partida.

Hoy Ricardo Baptista pretende lavarse las manos, diciendo que esos 10 mil pesos que se le dan a cada diputado, extras a su salario, era una partida que siempre había existido. Ricardo Baptista mintió al hablar de austeridad en un congreso donde los diputados que pudieron hacer historia al acabar con una partida discrecional, la mantuvieron y la quisieron llevar más allá de la discrecionalidad.

Con una declaración donde dice que se miente categóricamente, parece que al diputado se le olvida los gruñidos (sonido que hacen los cerdos) que hacía, casualmente cuando el diputado de la fracción del Partido Acción Nacional (PAN) emitía su discurso en tribuna, exactamente cuándo  Asael Hernández Cerón enunciaba cada uno de los errores y malos actos de Baptista González había cometido al invitar a Gerardo Sosa Castelán a “comparecer” o reunirse con formato de comparecencia, en el congreso.

Quizá el diputado se olvidó que el que se enoja pierde, porque en aquella sesión en la que discutieron acaloradamente y en la que la misma diputada de copete rojo le advirtió que lo estaban grabando, agachó la cabeza e hizo el sonido de un puerco, como niño que en la escuela se quiere hacer el gracioso y tira la piedra pero esconde la mano.

Hoy Baptista dice ante los medios que es mentira, e incluso reta a que se presenten pruebas, quizá los diputados que estaban cerca como Rafael Garnica quiera reivindicarse y recordarle al diputado, de qué sonidos se reían en aquella ocasión, o incluso la gente que estaba atrás y que reía por la ocurrencia del diputado más respetuoso de la 64 legislatura.

Baptista González puede decir que no miente, puede decir una cosa hoy y decir otra mañana, y cree que la gente puede olvidar, bien dice el refrán “el león cree que todos son de su condición”, pues no, no es así. El diputado ha mentido en más de una ocasión, en frente de diputados, de la prensa y de la sociedad. La mentira lo ha llevado a la traición. Una traición, de entrada a la verdad, y no contaremos la que ha hecho dentro del mismo grupo morenista. Quizá sólo queda esperar que “carrancee” para decir que ha faltado a los tres principios de la política  que dice estar alineado, porque hasta el momento y sin cumplir el año en el cargo ya traicionó y ya mintió.

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