YA NO ES COMO ANTES…

YA NO ES COMO ANTES…

ALFIL NEGRO

El tiempo, siempre el tiempo, va poniendo las cosas en su lugar, porque la experiencia nos dice que todo lo que existe es perecedero, se termina después de un ciclo de existencia, porque nada es para siempre en esta vida, todo tiene un principio y un fin, aunque haya quien piense en el momento de esplendor de lo que es, que su legado, sus logros o su poder, es para siempre. La historia nos dice que como todo en la vida, se nace, se crece y después empieza el declive y se termina todo, con un legado de recuerdos que duran un poco, hasta que llega otra estrella u otro sol que brilla más que el que se fue y lo borra del recuerdo.

Así ha sido siempre, y no cambian las cosas

Se fueron Alejandro Magno, Julio César, Napoleón, los Faraones, los Tlatoanis Aztecas, los presidentes de México, los científicos, los poetas, los arzobispos, los Papas, y el mundo sigue rodando.

Es cierto que en el momento del poder, en lo que se refiere a la política, parece que quien manda es un personaje para siempre, pero no es verdad.

Los que viven ese momento de alguien con poder, por lo que significa en sus vidas le tienen una especial consideración al depositario de ejercicio del mando, pero después de algunos años, después de que se va quien tiene el poder las cosas, vuelven a su nivel y empieza el olvido, para dar paso a un nuevo escenario en el que hay un nuevo jefe y posiblemente un nuevo modo de guiar al pueblo.

En Hidalgo, terminó su sexenio el ex gobernador Fayad y ahora es gobernador Julio Menchaca. Lo que hizo Fayad es historia en su estilo de ejercer el poder y quedan como testimonio de su gobierno las obras y acciones que llevó a cabo.

Y Menchaca es quien ahora escribe su propia historia, desde su visión política de lo que debe hacerse con el poder que la ciudadanía le encargó en una votación histórica.

Toda esta consideración viene al caso porque el Presidente AMLO está en la parte final de su gobierno, importante sin duda alguna y resultado de una votación de grandes dimensiones, con más de 30 millones de votos que le da una fuerza popular muy fuerte.

Sus propuestas, sobre todo las sociales y su compromiso para combatir la corrupción y otras apuestas, han calado hondo en la ciudadanía..

Pero ya sólo le quedan 21 meses de gobierno, porque su sexenio termina el primero de octubre del 2024, de tal manera que por la reforma del 2014 su gobierno será de 5 años con 10 meses, no de 6 años completos, porque la reforma busca que quien resulte electo nuevo Presidente en la elección del dos de junio del 2024 intervenga ya en la designación del presupuesto, lo que no podría hacer si tomara posesión hasta el mes de diciembre, cuando por ley ya habría presupuesto sin la intervención del nuevo mandatario.

Son los tiempos los que marcan el ritmo del poder.

Y en la medida que se termina el sexenio en este caso, se van dando hechos que nos hablan de que ya no son las cosas como antes, cuando se tenía todo el poder para decidir en la vida nacional.

Un caso que ejemplifica esto es el de la elección de la nueva Presidenta de la Suprema Corte de Justicia, donde, contra los deseos de Palacio Nacional, triunfó NORMA LUCÍA PIÑA HERNÁNDEZ y se quedó en el camino y muy maltrecha, la que parecía apuesta del poder, la ministra YASMÍN ESQUIVEL.

Llama la atención por todo el aparato que se armó para hacerla ganar y porque quizá en otro tiempo no hubiera habido problema para que ganara.

Pero al parecer ya no es como antes.

Y no tiene nada de extraño, porque así se dan las cosas cuando se va terminando el tiempo del ejercicio del poder.

Y esto desde luego tiene muchas consecuencias, muchas en todos los órdenes de la vida del país.

Empezando porque los ojos de los metidos en este juego del poder, buscan con la lámpara a quien puede ser el nuevo jefe .

Las cosas no cambian, así ha sido siempre y así seguirá siendo este drama de la lucha por el bastón de mando.

El tiempo, siempre el tiempo.

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