RELATOS DE VIDA
Si ustedes quieren pueden llamar a la perrera, yo no me enojaré, ya me ha hecho bastantes, me ha metido en varios problemas, así que si ustedes lo desean pueden llamar para que vengan por el y ya no esté en la calle.
Mencionaba el supuesto dueño de un camino callejero a los padres de una niña, quien minutos antes había sido correteada por este perro cuando se dirigía a la tienda a cumplir con un mandado que le habían pedido sus padres.
Los gritos, de espanto, fueron los que alertaron a los progenitores de que algo le pasaba a la niña, y salieron apresurados para auxiliarla, y ahí se dieron cuenta que el camino corría detrás de ella intentando morderla.
Al ver la escena los padres acudieron con el vecino que cuidaba al canino, y le solicitaron pudiera amarrarlo o meterlo en su casa, porque había tratado de atacar a su hija; por ello, el vecino espantado respondió que no había problema si le llamaban a la perrera, de todos modos el lo haría.
Semanas más tarde el perro continuaba resguardando la casa, y cuando los padres y el vecino se vuelven a encontrar simplemente menciono, “no puedo dejarlo ir no tengo el corazón, si tuve el corazón Para recogerlo y darle de comer, no puedo tener al corazón para matarlo o para mandarle a una perrera en donde si no la adoptan lo matan, pero estaré atento no se preocupen”