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¿Y los toreros hidalguenses?

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#ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO

    •    Transcurren los años y los toreros hidalguenses continúan en el ostracismo al que los condenados las empresas aun en su propio Estado


Estimados Amigos, con saludándoles con el gusto de siempre desde Plaza Juárez. Que ocurre con los Toreros Hidalguenses?, reiteramos la pregunta que con frecuencia nos hacemos los taurinos de la Entidad, esto porque, como lo hemos comentado en otras ocasiones, el Estado de Hidalgo, con su tradición taurina, representó desde las primeras décadas del siglo pasado la oportunidad para que muchos aprendices de torero dieran sus primeros pasos en la complicada y riesgosa profesión, enfrentando todo tipo de reses ya fueran criollas, de media casta o de buena raza.
Épicas eran las excursiones que emprendían cuadrillas heterogéneas, en cuanto a edad y sapiencia taurina se refiere, que desde la hoy Ciudad de México se trasladaban a Tlaxcoapan, Tula, San José Atlán, Huichapan, Ixmiquilpan, Caxuxi, San Juan Solís, Presas, Atitalaquia, Vindhó, Actopan, Héroes Carranza, Chilcuahutla, Apan, Tepeapulco, etc., ya fuera en tren, autobús o en aventones en camiones de carga, buscando la oportunidad de poder “verle la cara al toro”, en muchas ocasiones sin más aliciente que el “torear”, porque ni hablar de alguna remuneración económica, sin embargo estos incipientes toreros, y otros que no lo eran tanto, regresaban satisfechos de haber actuado en alguna de las la ferias hidalguenses, platicando hazañas, ciertas o imaginadas, reales o exageradas, que frente a los toros habían realizado, calculando que con otras cinco o seis tardes iguales seguramente podrían solicitar una oportunidad para debutar en la Monumental Plaza México.
No es que suspiremos por tiempos pasados, pero en esos años la afición a las corridas de toros estaba tan arraigada que en muchos pueblos de la geografía Hidalguense, no pocos niños y jóvenes sintieron el llamado de la afición y se enfermaron de “mal de montera”, marchándose a correr mundo en busca de la gloria taurina que estaban seguros les reservaba el destino, entre otros podemos citar a Carlos Peña “Peñita”, Ricardo Torres, Heriberto García Espejel, Heriberto Rodríguez, Ricardo García Medrano. Paco Ortiz, Jaime Rangel, Manolo Rangel, Jorge Gutiérrez Roberto “El Zurdo” Valencia, José Isabel Ortiz, sin embargo como señala la sentencia Bíblica “muchos son los llamados y pocos los elegidos”.
Sin embargo, aun cuando Hidalgo es un de las entidades de la República en la que mayor número de festejos taurino se celebran ahora mismo solo cuenta con cinco matadores de toros y menos de diez novilleros y becerristas; los Matadores de Torosa duras penas torean algunos festivales al año en las plazas de la entidad, en tanto que el renglón novilleril está prácticamente vacío, en espera que los becerristas que vienen adquiriendo formación taurina llegue a ocuparlo.
Aquí es donde retomamos la pregunta con que iniciamos la colaboración, y los Toreros hidalguenses?, indudablemente la deteriorada situación económica ha impactado la organización de festejos taurinos, de por si costosos, aunado a la cada vez menor capacidad económica de los públicos, ha dado como resultado que cada vez menos empresarios se arriesguen a dar corridas de toros, en la mayoría de las poblaciones en que se celebran festejos éstos suelen ser modestas corridas de toros, festivales o novilladas, pues de otra forma “no se salva la papeleta”, o lo que es lo mismo, no se gana ni un centavo. Y como las desgracias vienen en cascada, sin festejos taurinos en las Fiestas Patronales, no hay modo de estimular la afición en los jóvenes, por más que los papás taurinos suspiren porque el vástago emule las faenas de las grandes figuras del toreo, por otra parte la falta de afición entre los aspirantes a toreros, les impide caminar en busca de un festejo en donde calmar sus ansias de novillero, ahora los muchachos que se deciden a ser toreros busca la manera de hacerlo más sencillo y quienes los apoyan e impulsa les brindan todo tipo de facilidades, dejando sin toreros los carteles que nunca se publicaron, aquellos en que al momento de “partir plaza” te enterabas de quienes eran tus alternantes y la mayoría de las veces no importaba el orden de antigüedad en la lidia y menos cuando salía un toro que ponía a todos en su lugar. Nuestra Fiesta Brava necesita oxígeno.
Por ahí nos vemos ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO