Washington y Seúl responden al desafío de Corea del Norte

Llevan a cabo un ejercicio conjunto de misiles

    •    EU confirma que Pyongyang probó el lunes un proyectil intercontinental. Tillerson pide “una respuesta global a una amenaza global”


Trump había considerado este tipo de proyectiles una línea roja que no iba a permitir cruzar. Para evitarlo, desplegó su músculo militar en aguas coreanas y buscó el apoyo de Pekín tanto por la vía diplomática como por la presión dura. Ninguno de sus pasos ha surtido efecto. China, que absorbe el 90% del comercio norcoreano, ha rechazado castigar a Pyongyang. Por el contrario, ha formado con Rusia un frente equidistante que pide tanto la congelación simultánea de las pruebas nucleares y de misiles de Pyongyang, como de los ejercicios militares conjuntos de EU y Corea del Sur
EU respondió de forma contundente a las “acciones desestabilizadoras e ilegales” del régimen norcoreano. En un ejercicio conjunto con Corea del Sur, ambos ejércitos pusieron a prueba sus propios misiles. Los lanzamientos, efectuados en la costa oriental, fueron presentados por el alto mando estadounidense en el Pacífico como un recordatorio del “inquebrantable compromiso” de Washington por defender a su aliado frente a cualquier amenaza.
El lunes, Corea del Norte lanzó con éxito un misil balístico intercontinental. El proyectil, un Hwasong-14, alcanzó una altura de 2.802 kilómetros y recorrió en 39 minutos 933 kilómetros. Fue la mayor altitud lograda nunca en un ensayo norcoreano y, según expertos, mostró por primera vez que Pyongyang tenía capacidad para atacar territorio estadounidense, concretamente Alaska.
El lanzamiento, efectuado la víspera de la fiesta del 4 de julio, fue jaleado por la propaganda norcoreana como un paso histórico. En plena euforia, el líder supremo, Kim Jong-un, afirmó que el misil tenía capacidad albergar cabezas nucleares, algo que los expertos ponen en duda, y lo presentó como “un regalo para los bastardos americanos” en el Día de la Independencia. Tras esta burla, manifestó que no estaba dispuesto a negociar la retirada de su programa balístico hasta que EU “abandonase su política hostil” hacia Corea del Norte.

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