Visita de Obama a Cuba, rehaciendo la historia de América

El proceso de acercamiento y normalización total de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos no está ajeno a críticas y descalificaciones. Pese al esfuerzo del gobierno cubano porque la visita histórica de Barack Obama a Cuba se realice sin incidentes, los enemigos de la revolución, opuestos a la normalización de las relaciones entre los dos países acechan en la penumbra, detrás de los visillos, aguardando cualquier error, prestos a lanzar la estocada verbal en cualquier instante.

 

 

A pesar de la calurosa acogida del gobierno y pueblo cubano al presidente Obama, su familia y comitiva, no han faltado descalificaciones en los medios y cuestionamientos. Lo primero que hay que decir es que una visita de Estado no es fruto de ocurrencias de última hora, cada actividad se negocia, se acuerda y se programa entre ambos gobiernos.

 

Si no vimos en la escalerilla del avión presidencial al presidente de Cuba, Raúl Castro, dándole la bienvenida a al presidente Obama el domingo por la tarde, no fue porque no haya querido asistir a hacerlo, sino porque así fue acordado entre ambos gobiernos, por razones que sólo conocen los funcionarios que aprobaron la agenda de la visita, con el visto bueno de ambos presidentes.

 

Luego de la conferencia de prensa que ofrecieron ambos mandatarios ayer lunes después de su encuentro, saltaron las críticas y descalificaciones de parte de los enemigos de la revolución y de la normalización de las relaciones entre ambos países. Desde Europa hasta América, hubo quienes calificaron de prepotente, grosero y malhumorado al presidente de Cuba, al responder a las preguntas durante la conferencia de prensa; mientras que calificaban de concesiones del gobierno de los Estados Unidos los avances en la normalización de las relaciones y el desmantelamiento del bloqueo económico.

 

Lo que sí es evidente, es que no se puede comparar la fortaleza de un hombre en la plenitud de su vida como Barack Obama y un dirigente de la revolución cubana al cual los años le han pasado la factura, un hombre mayor que seguramente veremos tomar su retiro en 2018 y el cual, como todos, al llegar a la tercera edad comienza a perder la plenitud de sus facultades, como la del oído.

 

Pero pese a un pequeño incidente de Raúl Castro, de no escuchar o entender alguna pregunta de los periodistas, él tuvo la claridad suficiente para enfrentar la pregunta insidiosa de un periodista hijo de un cubano exiliado, quien preguntó por los presos políticos, a lo cual respondía el General Raúl Castro: “Dame la lista para soltarlos, menciónalos ahora, dime el nombre, una lista con los nombres o cuando concluya la reunión me da una lista con los presos y si hay, antes de la noche van a estar sueltos…”, concluyó, no sin mostrar su enfado, cierto, por lo malintencionado del periodista.

Lo cierto es que pese al escaso tiempo que le queda en el poder, el presidente Obama ha hecho lo que nadie se atrevió a hacer en el pasado en los Estados Unidos, avanzar hacia la normalización de las relaciones con Cuba y visitar La Habana, como muestra de buena fe.

 

El presidente estadounidense ha dicho que el camino hacia el levantamiento del bloqueo seguirá tras el término de su mandato, pues la postura de su país contra Cuba por más de 50 años no fue buena para los intereses de Estados Unidos ni para el pueblo cubano; no funcionó, tiene sentido probar algo nuevo, señaló Obama; precisando que el proceso debe seguir, aunque levantar el bloqueo requerirá del voto de la mayoría en el Senado.

 

El presidente Raúl Castro agradeció al presidente Obama sus esfuerzos para restablecer las relaciones entre ambos países y levantar el bloqueo, al señalar que “Las últimas medidas adoptadas por el gobierno de los Estados Unidos, son positivas pero no suficientes; el levantamiento del embargo será lo mejor para la normalización de la relación bilateral” entre ambos países; pero enfatizó que la completa normalización de las relaciones pasa por la devolución del territorio ilegalmente ocupado por la base naval de Guantánamo de los Estados Unidos.

 

Al margen de la visión que los Estados Unidos y Cuba, como sucede con otros países, tengan sobre los derechos Humanos (sólo recuerde el caso de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa en México) y la democracia, lo más importante es la voluntad expresada por ambos gobiernos en avanzar hacia la normalización completa de las relaciones entre ambos países y seguramente, en los próximos meses veremos nuevos anuncios para desmantelar en bloqueo y el dinamismo de los intercambios en las áreas de interés entre los dos países.

 

No ha terminado la visita, pero sin duda ésta será exitosa para el mejoramiento de las relaciones entre ambos países y pasará a la historia como el momento en el cual, en el hemisferio occidental se puso fin al último capítulo de la guerra fría exportada desde Europa, pero que en América Latina y el Caribe tuvo terreno fértil en la injusticia, la pobreza y la represión contra la población de muchos gobiernos.

 

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