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Violencia en Argentina contra Cristina Kirchner

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La ex presidenta culpa al derechista Macri

La expresidenta y Alicia Kirchner, acorraladas por manifestantes violentos en casa de la gobernadora
Todo se mezcla en esta historia: Los Kirchner reprochan a Macri la represión de manifestantes en otras protestas pero esta vez tuvieron que recurrir a la policía federal, en manos de Macri, para que impidiera entraran en su casa. “Hacer una marcha, cortar una calle, todo está bien, pero querer entrar a una casa es una barbaridad. Rompieron vidrios y puertas, rompieron el nicho de gas. Éramos cinco mujeres solas con una bebé de 18 meses”, se quejó.
Hasta ahora, los escraches –manifestaciones que abuchean a algún político de cerca y generan una fuerte tensión- los sufría con frecuencia Mauricio Macri, el presidente de Argentina. Lejos de esas imágenes de protesta, Cristina Fernández de Kirchner se movía entre aplausos de los suyos cada vez que acudía a algún lugar…
Pero en Santa Cruz, la provincia de los Kirchner, que gobernó el fallecido Néstor y ahora dirige su hermana Alicia, las cosas se están complicando. La provincia está quebrada, algunos pensionistas y empleados públicos no cobran, la tensión sube y esta situación provocó que la noche del viernes la expresidenta y la gobernadora pasaran un momento muy duro en la vivienda oficial en Río Gallegos, la capital.
Con un escrache muy duro y a ratos violento, centenares de personas protestaron a la puerta e incluso intentaron entrar. Acorraladas, las mujeres tuvieron que ser rescatadas por la policía que disolvió a los manifestantes con balas de goma y gases lacrimógenos en medio de graves incidentes.
Los Kirchner culpan de esta situación al Gobierno de Macri, al que ven detrás de una estrategia para lanzar el mensaje de que la crisis de Santa Cruz, epicentro del poder kirchnerista, es la prueba de que gobiernan mal.
Lo cierto es que la situación está lejos de resolverse y es la segunda vez que la gobernadora pasa horas encerrada con manifestantes en la puerta. Pero esta vez, además, estaba la expresidenta con ella. Y fue precisamente eso, que se supo rápidamente en una ciudad pequeña e inhóspita en plena Patagonia en la que cualquier movimiento se detecta enseguida, lo que animó a más gente a acudir, convocada a través de las redes sociales.