Vienen tiempos difíciles y complicados para México

NÚMEROS CLAROS

La mejor decisión que podría tomar hoy el presidente, o influir en ella, sería dejar de defender la paridad del peso respecto al dólar, que ayer jueves alcanzó los 17.30 pesos por billete estadounidense,

 
No podíamos esperar más del 3er Informe de Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, ni del optimismo que aún es capaz de despertar entre alguno empresarios que ven en la reforma energética la salvación de una economía en crisis, incapaz de crear los millones de empleos que requiere en boom poblacional, necesarios para absorber a los más de 43 millones de hombres y mujeres que hoy trabajan en la economía informal.
 
Aunque ha puesto los logros en seguridad pública como los más relevantes de su sexenio, lo que colocaría al Miguel Osorio Chong, Secretario de Gobernación,  como el mejor calificado entre sus secretarios durante estos primeros tres años de su mandato, en realidad el aumento de la población en condiciones de pobreza de 53.3 millones en 2012, al iniciar su sexenio, a 55.3 millones en 2014, no hacen otra cosa sino expresar que existe un proceso gradual de descomposición social en el país, dentro del cual el aumento de la delincuencia y la inseguridad es la expresión lógica.
 
No todos los empresarios están con el presidente y su política económica, no a todos les ha ido bien en lo que va de su mandato y algunos han pedido cambios a la política económica que ha seguido hasta ahora, no muy distinta a la de los últimos dos sexenios pasados. El Instituto Nacional de Estadística (INEGI) informó el jueves que el Indicador de Confianza Empresarial Manufacturero cayó en agosto hasta su menor nivel desde febrero de 2010, debido a una percepción negativa sobre la situación de la economía y el futuro de México, ubicándose en 48.5 puntos, representando el menor dato desde febrero de 2010, cuando se ubicó en 47.2 puntos.
 
Sin embargo, a pesar del entorno internacional actual y la depresión del mercado de las materias primas, y en él la caída de los precios del petróleo,  hay quienes aún piensan que la reforma energética atraerá inversiones incuantificables a México, para convertir a este sector en el motor de crecimiento durante lo que queda del sexenio; al menos así lo cree el vicepresidente del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), Joaquín Gándara Ruiz.
 
No obstante, los que ven con mayor realismo lo que está diseñándose en el horizonte actual de la crisis iniciada en 2008, no comparten el optimismo del presidente ni del IMEF. Moody’s considera que las perspectivas de crecimiento de la economía mexicana en 2015 sean buena; por el contrario, prevé una reducción en su crecimiento para 2015, inferior al 2.5%, como consecuencia de la caída de los precios del petróleo, donde la mezcla mexicana cerro este jueves en apenas 42.34 dólares por barril, lejos de los sueños del presupuesto para 2016.
 
La calificadora de Walla Street, Moody’s, contradiciendo el optimismo del presidente y su 3er Informe, considera que “tiempos difíciles y complicados para México”, para lo que queda de 2015 y 2016, aunque aún no considera modificar la calificación actual del país de A3, con perspectiva estable, nada está seguro para México en un mundo donde las calificadoras siembran especulación y siguen controlando la economía del planeta.
 
Sí las reformas aprobadas han hecho posible el México de más pobres, entonces tendremos que decirle al presidente que guarde las reformas que aún tiene previstas, pues con la miopía mostrada en la conducción de la política económica actual, los 55.5 millones de pobres actuales podría llegar a superar los 60 millones de una población que apenas supera los 121 millones.
 
La mejor decisión que podría tomar hoy el presidente, o influir en ella, sería dejar de defender la paridad del peso respecto al dólar, que ayer jueves alcanzó los 17.30 pesos por billete estadounidense, ahorrar las reservas y buscar mecanismos que permitan estimular el mercado interno. Hoy el aumento de la cartera vencida de los bancos y tiendas departamentales no representa otra cosa que la depresión del mercado laboral y la reducción de los ingresos de los hogares. El presidente no ve lo que no quiere ver

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