Viejas propuestas en nuevas instituciones

CONCIENCIA CIUDADANA

Han iniciado sus actividades las universidades “Benito Juárez”, con las que el presidente López Obrador responde a la demanda de educación superior de los núcleos sociales con mayor marginación social. Paralelamente, en la CDMX se abrirá un Instituto de Estudios Superiores con los mismos propósitos.  
Sin embargo, llama la atención que la oferta educativa de las nuevas instituciones superiores sea similar a las que ofrecen los subsistemas educativos tradicionales; en especial, la que el modelo neoliberal de desarrollo impulsó durante los últimos 30 o 40 años, destinadas a ofrecer al mercado laboral con profesiones de servicios tales como administración de empresas, derecho, comunicación y carreras técnicas en prácticamente todas las instituciones de educación superior del país.
Así, las propuestas de educación superior de la 4T, parecen no desprenderse del proyecto educativo del pasado, haciendo a un lado –como aquél-, la formación de científico, humanistas o promotores culturales, campos a los que el propio AMLO considera olvidados por la educación actual, a pesar de que la humanidad se encuentra en los límites de su sobrevivencia merced a los efectos de la ideología mercantilista.
Por lo tanto, brindar ofertas educativas donde terminen egresando miles o decenas de miles de contadores, administradores, abogados e ingenieros o técnicos cuyo incierto destino sea competir por una plaza de trabajo de un mercado cada vez más competitivo, mientras el gobierno del cambio intenta desarrollar un sistema alternativo a ese modelo, resulta una incongruencia y un desperdicio de recursos que deben ser tratados con cuidado.  
     La creencia de que la educación superior oficial debe cubrir las demandas del mercado de trabajo capitalista es infundada, cuando éste cuenta con escuelas y universidades que le proporcionan –y de sobra-, los operadores que requiere; mientras que la formación de profesionales en ciencias de la naturaleza, las humanidades o la cultura, son desdeñadas como “saberes inútiles” cuyo costo-beneficio resulta poco redituable en términos de utilidad económica y hasta política.
Hace falta entonces contar con un modelo filosófico-educativo de la 4T antes que proponer las mismas ofertas profesionales de un sistema caduco, más interesado en formar cuadros “productivistas” que en fomentar en la juventud la vocación hacia las ciencias y humanidades, indispensables para alcanzar el cambio requerido por las fuerzas emergentes. Todo cambio social requiere de un modelo educativo alternativo al que se impuso en el pasado, porque de lo contrario, las fuerzas conservadoras seguirán formando a las nuevas generaciones de acuerdo a sus valores e intereses.
Andrés Manuel gusta repetir que “no se puede guardar vino nuevo en odres viejos”, frase agustiniana que aplicada a la educación superior nos hace ver la necesidad de sustituir los viejos con nuevos sistemas educativos (los “nuevos odres”) destinados a formar a los intelectuales, científicos y técnicos: el “vino” de las nuevas generaciones que forjarán la nación del futuro y a eso deben aplicarse las nuevas universidades.       
Y RECUERDEN QUE VIVOS SE LOS LLEVARON Y VIVOS LOS QUEREMOS CON NOSOTROS.

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