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Videgaray y la crisis presidencial

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HOMO POLITICUS
A vox populi sabemos que un país no se edifica desde un solo poder o servidor público, pero el peso de los poderes metaconstitucionales y el peso hegemónico del Poder Ejecutivo, hacen que la ciudadanía concentre sus esperanzas de que el barco se endereza a partir del mando del capitán: sí el capitán falla, el curso se pierde.

Sin duda la administración del Ejecutivo Federal tocó fondo y su crisis avizora el fin de una ilusión.
    Con bombo y platillos inició la administración de Enrique Peña Nieto. Logró a ojos de propios y extraños con el “Pacto por México”, que las reformas estructurales trascendieran, pero la concreción de ello, traducido a oportunidades de vida y estabilidad económica, se desplomó y no cuajó, condición que erosionó la credibilidad de la quimera del oro.
    Pero, ¿en qué momento y con qué hecho se fracturó el sexenio?, sin duda con la crisis de Ayotzinapa, que no sólo enunció los problemas de seguridad de todos conocidos, sino de la carencia de probidad del Estado y en particular, de la clase política.
    A vox populi sabemos que un país no se edifica desde un solo poder o servidor público, pero el peso de los poderes metaconstitucionales y el peso hegemónico del Poder Ejecutivo, hacen que la ciudadanía concentre sus esperanzas de que el barco se endereza a partir del mando del capitán: sí el capitán falla, el curso se pierde.
    Por ello, el Presidente Peña Nieto desde Ayotzinapa hasta la oscuridad de la Casa Blanca, pasando por el departamento en Miami, no ha podido controlar el curso del país. Medidas van y vienen, anuncios van y vienen, y en poco tiempo son ensombrecidas por condiciones de torpeza, que echan por tierra sus posibles alcances; la ley 3 de 3, iniciativa ciudadana amputada desde el Estado y por el Ejecutivo es prueba palpable.
    Para los miopes y los ilusos asesores del Presidente, entre ellos Luis Videgaray, quien llegó a sonar y resonar como su sucesor, la noche se vino encima porque sugirió a Peña Nieta entrevistarse con el candidato Republicano de Estados Unidos, Donald Trump, perro rabioso, xenofóbico, racista, conservador y proxeneta del concurso Miss Universo, quién no quiere a México, a su pueblo y a todo lo que huela a latino migrante; vino a México, fue recibido en condiciones de protocolo de Estado y el resultado fue un vómito del alma para el pueblo de México.
    De la entrevista con Trump, Peña Nieto salió en picada de las encuestas de aprobación social, el resultado de esta entrevista era previsible, por lo que la cabeza de Videgaray pendía de un hilo.
    Todos sabemos en resultado, Videgaray pasa a otros escenarios, se predice que irá por la gubernatura de EDOMEX, lo cierto es que perdió la carrera por la candidatura del PRI a la Presidencia, pero dejó algo en claro: la crisis de Estado no atraviesa sólo por Videgaray, es sin duda la suma de los desaciertos que ya estaban puestos en la mesa política.