Campesinos de Capula:
¿Solución o Revolución?

“Si no se van los perros, traemos más gente”, “no le corran a los putazos”.

            ¿Hay razón de fondo? Siempre la hay.

            Pero la intención, abierta, descarada, era que se generara un enfrentamiento con los elementos policiacos, desplegados alrededor de Palacio de Gobierno, ante la llegada de un grupo de 100 a 200 campesinos de la comunidad de Capula, municipio de Ixmiquilpan, que demandan certeza en la posesión de sus tierras, en duda por acciones del Instituto de Administración Avalúos de Bienes Nacionales, el INDABID.

            Sin embargo, el objetivo no era buscar una solución, sino, según ellos, poner en marcha una revolución, para lo que decidieron bloquear entradas y salidas del edificio gubernamental.

            Miguel Tello, secretario de Planeación y Prospectiva, intentó dialogar, pero la única respuesta que obtuvo de un enardecido hombre de sudadera negra y con un pedazo de acero en la mano, fue que él, se desconoce su nombre, pero es quien encabezaba arengas contra los “perros”, no halaba con segundones.

            Parece que la actitud, la búsqueda a toda costa de un enfrentamiento, tiene dedicatoria. Y la lógica es simple pero terriblemente certera: ¿quién fue postulado por el PT, es decir el Grupo Universidad, a un cargo de elección popular en esa región ¿quién controla todo tipo de agrupaciones en esa región?

            Sí, el mismo ex diputado federal, que en estado de ebriedad chocó a la unidad de un taxista, que lo dejó morir calcinado, y que huyó cobardemente del lugar.

            Sí, Cipriano Charrez: el que, libre por quién sabe qué cosas del destino, hoy está libre, y quiere ganar una elección, porque si no gana, no habrá solución, y en una de esas hasta revolución.

            Miguel Tello tuvo toda la buena intención de dialogar, pero eso es imposible cuando no hay con quién hacerlo, simplemente no se puede, porque el que mueve los hilos nunca dará la cara, y sí en cambio un bravucón que cumple su papel.             Es la primera muestra de fuerza de un ex legislador federal, que se mueve entre tinieblas, que es arropado por otra fuerza similar, y que no dudarán en sacrificar un cristiano para lograr su objetivo