
En Zacualtipán: el “pueblo bueno”, ya se hizo justicia
Sin duda el actuar criminal de la policía municipal de Zacualtipán, que detuvo a un sexagenario por razones aún no aclaradas, para luego golpearlo de manera salvaje, lo que finalmente cobró la vida del infortunado ciudadano, es reprobable, y los elementos policiacos deberán pagar con cárcel por su delito.
Pero de ahí a que una turba, “enardecida” y “sedienta de justicia”, se diera a la tarea de quemar patrullas e instalaciones de la alcaldía, para finalmente buscar al presidente municipal con la intención de lincharlo, y al no encontrarlo quemar su casa habitación y robar todo lo que encontraron en su interior, es otro asunto.
Se trata de una grupo de delincuentes comunes, a los que lo que menos les importaba era el desgraciado fin del sexagenario. Porque robarse lo que encontraron a su paso, quemar los vehículos del alcalde, tienen que ver más con una venganza personal contra la vida misma, que su interés en la justicia.
Por supuesto los policías criminales deben ir a parar a la cárcel, pero también esto seudo justicieros, que no sino un grupo de mal vivientes, que aprovecharon la ocasión para robar y dañar propiedad ajena. Así de simple.