FOTOREPORTAJE | Volvió el Viacrucis a Las Lajas, en Pachuca 

FOTOREPORTAJE | Volvió el Viacrucis a Las Lajas, en Pachuca 

Por: Karina Martínez Reséndiz

Fotos: Aylin Simón

La tradicional escenificación comenzó a las 11:29 y terminó después de las 3:00

“Padre mío ¿Por qué me has abandonado? Todo se ha consumado. En tus manos encomiendo mi espíritu”; fueron las últimas palabras que dijo Jesús (interpretado por Guillermo Nava) antes de morir en la Cruz.

Eran las tres de la tarde cuando en el Cerro del Lobo; que fue tomado como el Monte Calvario por el Viacrucis de Las Lajas; la representación llegó a su fin. El programa había comenzado a la 11:29 de la mañana con un padre nuestro por parte de actores y los miles de espectadores presentes, quienes se congregaron desde dos horas antes para alcanzar un buen lugar.

La tercera llamada trajo consigo la escena en que los romanos claman ver a Pilatos, seguida de la orden de Herodes de darle al nazareno 40 azotes, donde los soldados se mofaron de él y lo coronaron, provocándole un alarido de dolor, con una corona de espinas, llamándolo el rey de los judíos.

El pasaje continúo con Pilatos lavándose las manos, mandando a crucificar a Jesús y dejando en libertad a Barrabas (a pedido de los soldados); y quien durante toda la representación hizo eco con el ruido de sus cadenas al golpearlas dentro de la cárcel donde se encontraba.

La primera estación comenzó a las 12:14 de la tarde, un par de ángeles, tres niñas, abrieron paso a la escena. Los latigazos comenzaron a hacerse más fuertes, tanto que golpeaban, emocionalmente, a algunos espectadores.

El recorrido siguió a Jesús, a Dimas y Gestas; ladrones que corren con su misma suerte; seguidos de María, de los apóstoles, de la gente de Pueblo que desde el domingo han acompañado a Jesús en su camino.

El trayecto hacia la cima se intensificó desde que los actores pisaron el cerro, mientras que el calor aumentaba también, el cansancio de los espectadores. El arrastre de la cruz dejó huella y las piedras que dificultan el andar de Jesús eran quitadas por algunos de los soldados, quiénes intentaban abrir paso a la escena, pese a la resistencia de la gente.

La culpa y el arrepentimiento fueron enmarcados en el rostro de Judas, quien, con un costal de monedas en su mano, deambuló y fue aventado por los romanos durante todo el camino.

“¡No tenemos todo el día!” Fue la apreciación que hicieron los romanos a Jesús, para que caminara, y cuando vieron que casi no podía y que la corona de espinas le dejaba estragos en la cabeza, fueron por Simón Cirineo, a quien arrebataron de un punto del cerro para colocarle la cruz en la espalda. Los soldados jugaron con su avance, regresaban al cirineo para repetir pasos y golpes, que, en poco tiempo, le marcaron la espalda.
A las 2:35 ocurrió la segunda caída, en la que se aprovechó para hidratar a los personajes bíblicos; la escena volvió con un hombre dándole agua al nazareno, que inmediatamente fue quitado a gritos y arrastres por los soldados.


“¡Es un charlatán! ¡Golpéalo más fuerte!” Son frases que se combinaron en una parte final del trayecto con las decenas de vendedores ambulantes que ofertan desde fruta, bebidas y hasta comida.
Cerca de las tres, Judas se colgó en lo alto de un árbol, mientras a su lado pasó Jesús demasiado cansado. Al llegar a la cumbre del cerro los soldados comenzaron a preparar las cruces para Jesús y los ladrones, la movilización por colocar la cruz más grande hizo que los organizadores se sumaran a tirar de dos lazos y de colocar piedras para sujetar el madero al piso.



“Padre mío, perdónalos porque no saben lo que hacen” dijo Jesús desde la cruz, mientras los soldados se disputaban a juegos su ropa, sus huaraches, su túnica. El espacio para los actores se vio reducido por la cantidad de espectadores que había, y que fueron molestados por un sinfín de mosquitos que volaban por todas partes.
A las tres en punto la crucifixión llegó a su fin; Jesús, fue bajado de la cruz y llevado a la cueva, para que los asistentes pasasen a verlo. Las personas bajaron buscando un camino que acortara sus pasos, mientras que otros regresaron por el mismo trayecto, buscando agua y comida.
La representación número 43 del Barrio de Las Lajas culminó, cerca de las 3:30, siendo este, el regreso de su Viacrucis viviente, luego de dos años de pandemia que detuvo su celebración.

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