Viacrucis Migrante

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HOMO POLITICUS

Derrotar las zonas oscuras de una sociedad comienza por concientizarla de que la realidad nos incumbe a todos.

 

Las problemáticas sociales que encierra la migración ilegal, no importando si se trata de la centroamericana o la mexicana, tienen una magnitud internacional no siempre reconocida por los estados, o bien, ampliamente reconocida, pero, para justificar la carencia y responsabilidad en la generación de oportunidades sociales. Al respecto, mientras México, insiste, que el problema migratorio que enfrenta es bilateral, aludiendo a Estados Unidos, el gobierno norteamericano argumenta que si existe migración de mexicanos al país del norte, se debe a que México no genera oportunidades de empleo, seguridad y vida en general a sus conciudadanos.

 

Esto enclaustra al problema a las voluntades de sus gobiernos, pero no a una condición jurídica compartida que aborde el problema desde un sentido humanitario y de derechos humanos como lo es.

 

Alejandro Solalinde en su incansable lucha por reivindicar y asistir a los migrantes desde su trinchera ciudadana ha logrado que los reflectores se dirijan hacia este problema a nivel internacional, por lo que en su marcha denominada Viacrucis Migrante, logró que el gobierno mexicano concediera un amparo a los migrantes centroamericanos mientras regularizan su situación migratoria en México; este hecho no tiene precedentes y poco se ha hablado de ello, precisamente, porque poco parece importar a nivel internacional los problemas migratorios.

 

Las violaciones a los derechos humanos de los migrantes se han multiplicado en México por parte de la policía federal y también por servidores de migración; la extorsión es cosa común y existe la sombra del secuestro, desaparición forzada y trata de blancas en todo esto, algo que debe alertar a las autoridades y a la ciudadanía en general, que no pueden mantenerse indolentes a este problema que cala las entrañas.

 

El albergue “Hermanos por el camino” de Alejandro Solalinde, es la muestra de que la sociedad organizada puede dar la batalla al margen de la partidocracia por reivindicarse, es evidencia suficiente de que el gobierno no puede gobernar sin el pueblo, pero que hace falta elevar la conciencia y darle rostro humano.