La oposición venezolana regresó ayer a las calles de Caracas y en el interior del país, dispuesta a reclamar sus derechos electorales pero sin el músculo de ocasiones precedentes. El chavismo, siguiendo su guión habitual, ha fortificado las sedes nacional y regional del Consejo Nacional Electoral (CNE) y ha desplegado a fuerzas policiales y militares, además de cerrar seis estaciones del Metro de Caracas y organizar su propia marcha.
En la capital, los opositores se concentraron en tres puntos y desde allí marcharon hacia el centro de la ciudad.
Entre las demandas de los manifestantes figura la fecha de las elecciones a gobernador, que se debieron celebrar en diciembre pero que el chavismo suspendió ante la evidencia de su derrota. También proponen el adelanto de las elecciones generales tras el bloqueo impuesto por Maduro, a través de maniobras judiciales, contra su referéndum revocatorio.
“Somos demócratas y no nos vamos a enfrentar a las autoridades, nuestra arma es la Constitución. Llegaremos hasta donde nos permitan llegar”, adelantó el gobernador Henrique Capriles.