Vamos a jugar el juego de las listas

Vamos a jugar el juego de las listas

RETRATOS HABLADOS

Resulta que toda columna de corte político que se precie de seria, debe haber empezado, desde hace tiempo, a barajar nombres y nombres de posibles candidatos y candidatas al Senado de la República, a la Cámara de diputados, federal y local, así como a las alcaldías que estarán en juego para el 2024, por los menos las más importantes. Por supuesto me refiero a los del partido oficial, que ahora es Morena, y por lo tanto con más posibilidad de lograr el triunfo, y solo en casos excepcionales del Frente Opositor.

Es así que, con argumentos de todo tipo, desde la inspiración divina que dictó los nombres, hasta al repaso de la trayectoria y su relación con un grupo por allá, otro por allá. En fin, el asunto es simplemente justificar la lista que se presenta como traída del Monte Sinaí. 

Y así, de repente, se genera una opinión pública, que, por supuesto no lo es, pero que ya coloca en la recta final a esta persona, a esta otra, y resulta que todos empiezan a reconocer, y dar por verdad absoluta, el “tan sesudo y analítico diagnóstico, incluso mejor que cualquier encuesta”.

Sin embargo, todos estos listados, al menos buena parte de ellos, tienen un origen fundamental que por ello da la razón a los hoy llamados analistas: parten de un sentido común. Porque en la política el sentido común no se da, y deben abrevarlo de otras fuentes.

El sentido común es un don que debe fortalecerse, porque cuando lo poseen, los hombres y mujeres de poder son diferentes, y, sobre todo, no se creen que de buenas a primeras se han transformado en seres mágicos y de capacidades casi sobrenaturales.

Estamos pues en temporada de profecías, de presagios, y por desgracia, de huracanes también.

Lo sucedido en Acapulco es una invitación a que el sentido común se aplique en el ejercicio político, porque evitaría el uso que ya hacen, a diestra y siniestra, de una tragedia humana; pero también evitaría la idea ingenua de que el pueblo debe decidir todo, siempre y cuando haga lo que yo le ordeno.

El sufrimiento humano nunca debe ser moneda de cambio, ni moneda de compra, ni moneda para desbarrancar al adversario, como ahora les llaman a los enemigos.

Lo sucedido en Acapulco, debe recordarnos a los que dedicamos horas y horas a la creación de listas de listos y listas, que buscarán seguir en la ascendente rumbo al poder, que siempre estará a la mano, ante nuestros ojos, la historia que deseamos contar por años y años: la del ser humano.

Mil gracias, hasta mañana.

Correo: jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

X: @JavierEPeralta

Related posts