
RETRATOS HABLADOS
Ahora solo se escucha el rumor de las mismas voces que en Argentina apoyan y vitorean al antípoda del presidente de México, pero que corean el “¡Sí se puede, sí se puede!”, luego de haberlo hecho antes con los Kirchner, y caer en la desilusión absoluta, en la certeza de que no hay sistema político que detenga la caída al precipicio de una nación, si fundamenta su victoria en la ignorancia de su electorado.
Milei es el apellido del nuevo gobernante argentino, quien obtuvo la victoria merced a virulentos discursos, en los que prometió acabar de un tajo con el oprobioso gobierno, también fundamentado en el populismo que él mismo practica, pero al revés, con plena coincidencia en las tesis del liberalismo y neoliberalismo económico.
Es decir, unos van de regreso, humillados y arrepentidos, luego de probar suerte con lo que aquí, en tierras nacionales, apenas empezamos a practicar, con el liberalismo y el neoliberalismo entendidos como entes diabólicos que destrozaron lo que se cruzó a su paso, además de fomentar la corrupción.
¿Qué pensar ante este escenario esquizofrénico, donde cada quien puede ver lo que se le pegue la gana? Cómo comprender la derrota, a un mismo tiempo, de la tesis del populismo con tintes socialistas en la nación argentina, y el resurgimiento de lo que algún tiempo llamamos “neoliberalismo explotador e inhumano”?
¿Cómo tener certeza alguna del futuro, cuando en el sur del continente corren en dirección contraria hacia donde nosotros apenas nos dirigimos, y gritan a voz en cuello que todo fue una ilusión absurda, un fracaso del que no tienen seguridad alguna de poder recuperarse?
¿Cómo estar tranquilos si los de allá juran que nunca de los nuncas se permitirán colocar en el poder a una camada de populistas ineptos y corruptos, pero que obnubilaron al pueblo con dádivas, mientras su economía se iba a la perdición?
¿Cómo estar tranquilos si su historia la conocemos, pareciera que la vivimos, y en un futuro nada lejano nos encontraremos corriendo de regreso a quién sabe dónde, para buscar una solución que ya no existirá?
Todo es un misterio.
Por todo lo anterior, 2024 será un año crucial para México, y lo cierto, lo sabemos, es que entregar el poder absoluto a una familia, como la Krichner en Argentina, siempre transforma en dementes a los que se creían ajenos al veneno del poder.
Repitámoslo sin miedo: el poder absoluto envenena hasta el alma de los más bondadosos.
Mil gracias, hasta mañana.
Correo: jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico
X: @JavierEPeralta