RELATOS DE VIDA

Unas frías pa’ la calor, pueden ser de diferentes marcas, con diferentes tonalidades, negra, clara o incluso mestiza, pero lo importante es que estén bien “helodias” para calmar el calor que se siente en lo más profundo de las entrañas.
Unas frías pa’ la calor, no importa si es light o robusta, no existen pretextos para echarse una cervecita, pues aunque se esté a dieta una “chela” no engorda, y mucho menos se le niega a nadie, con buenas intenciones.
Unas frías pa’ la calor, pueden ser en diferentes tamaños, la ampolletita, la botella de un cuarto, la de medio litro o porque no, para los que ya no quieren estar dando vueltas a la tienda, un cartón de caguamas.
Unas frías pa’ la calor, estás pueden tomarse solas o acompañadas, es decir preparadas con sal y limón; con Clamato; con salsa Valentina, Inglesa y Tajín; y escarchadas con chamoy y un poco de Miguelito espolvoreado.
Unas frías pa’ la calor, incluso para los más exigentes o con disque gustos refinados, están las cheves artesanales, con sabores exóticos como chocolate, vainilla, café, hasta han intentado de chicle.
Sin embargo, a pesar de las variedades, marcas, sabores, colores, tamaños, presentaciones, una cerveza, siempre es recomendable y calma los tiempos de calor, además de que promueve y fortalece la convivencia.