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Una verdad incómoda

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¿Podría una candidatura independiente, más una alianza entre PAN y PRD competirle al PRI? Según la encuesta, no. Un independiente apenas alcanzaría 2.7 por ciento de preferencia, y tendría un rechazo del ocho por ciento. Pero ya expusimos la volatilidad de los números, entonces ese no es el asunto. El problema de la oposición partidaria en Hidalgo es meramente político. Las formas. Esas sobre las cuales le llevan ventaja el PRI.

 

La encuesta publicada por Consulta Mitofsky a principios de octubre es muy clara: En cualquier escenario, el PRI ganará el Gobierno de Hidalgo en las elecciones del 2016. El verdadero sondeo se centra en saber: ¿con quién en la candidatura?

No hay prisa. El PRI tiene sus métodos. Hay quienes dicen conocerlos, pero pocas personas, realmente muy pocas, pueden decir que los conocen. Son formas sigilosas, tensas, impredecibles; los acuerdos al filo de la navaja. No hay política más fina en Hidalgo. Es un hecho. En otros partidos no se podrían jactar de ello. ¿En el PRD? Decide el dinero. ¿En el PAN? El sobreviviente ¿MORENA? La pluma de López Obrador. Y los demás, ¿vale la pena contarlos en una contienda?

Esto arroja una luz al escenario. En Hidalgo no hay oposición partidista al PRI. Según Mitofsky, es imposible que el PAN y el PRD ganen por sí solos la gubernatura. Acaso, sus posibilidades aumentan con una alianza.

Pero ya pasó la última elección donde el blanquiazul quiso hacerse de la magistratura con Xóchitl Gálvez. Ya no es ese 2005 donde, amparado del efecto AMLO, el PRD suspiraba con llevar a José Guadarrama al Palacio de Gobierno. De hecho, de acuerdo con la encuestadora, una alianza entre el PAN y el PRD arrojaría 26 puntos en la intención del voto. Su problema es que a diferencia del 2010, no tienen una figura con arrastre que siquiera les haga soñar con el triunfo. Y aun así, sumando las cifras de Mitofsky, esta coalición perdería por tres puntos ante el puntero en las preferencias de priístas e independientes, Omar Fayad Meneses.

Claro que en política los números no son definitorios. Las encuestan fallan, para bien o para mal, según la conveniencia de quienes las reciban. Y aún estamos lejos de saber qué pasará. Además, falta que asome la cabeza quien participará como independiente. Porque habrá, sépalo. Ahora que qué tan independiente sea, eso es harina de otro costal.

¿Podría una candidatura independiente, más una alianza entre PAN y PRD competirle al PRI? Según la encuesta, no. Un independiente apenas alcanzaría 2.7 por ciento de preferencia, y tendría un rechazo del ocho por ciento. Pero ya expusimos la volatilidad de los números, entonces ese no es el asunto. El problema de la oposición partidaria en Hidalgo es meramente político. Las formas. Esas sobre las cuales le llevan ventaja el PRI.

Por ejemplo ¿quién para la candidatura de la alianza PRD-PAN? La quieren Guadarrama, Daniel Ludlow, Isidro Pedraza, Erick Marte (por cierto, ¿quién es Erick Marte?). Todos más o menos con argumentos para negociarla. Pero a diferencia del PRI, no hay un fiel de la balanza, por lo que sopesar aquello tiende naturalmente al caos. Se pondrán sobre la mesa las cartas, y por debajo el cuchillo. Lo hemos visto antes. ¿Quién no recuerda 1999? El insigne Miguel Ángel Granados Chapa estaba por convertirse en candidato de la coalición, pero un chantaje de última hora en el PAN, rompió con el acuerdo. ¿Y 2010? Las huestes del PRD-Nueva Izquierda dejaron sola a Xóchitl Gálvez. No hay razón alguna por la que ocurra diferente en esta contienda. Y ese es un escenario de derrota anticipada. Esa es la incómoda verdad.

Twitter: @albertobuitre

PERIODISTA, ESCRITOR, BLOGGER.