Home Nuestra Palabra Miguel Rosales Una sola trinchera…

Una sola trinchera…

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PIDO LA PALABRA

El enemigo es uno, el enemigo es de todos.

A ese enemigo solo podemos vencerlos si nos encontramos en un mismo frente, con una misma estrategia.

Si cada cual pretende sobresalir asumiendo sus propias tácticas solamente para decir que fueron los primeros en tomarlas, entonces creo que estamos optando por la decisión equivocada; el covid-19 es el enemigo de todos y nos va a vencer si no entendemos que para enfrentarlo debemos estar organizados, unidos; la división solamente nos debilita ante ese enemigo pernicioso; en este momento la clave es “colaborar”, no competir.

Para esta pandemia no existen los Partidos Políticos, pensar a la inversa sería catastrófico, es decir, que para los Partidos políticos tampoco exista la pandemia. En este momento de crisis sanitaria debemos pensar en un solo frente, en donde tengan cabida todos aquellos que detentan la responsabilidad de tomar decisiones, sin excluir a nadie por razón de color político, pues excluir también es una forma de enfrentarnos y dividirnos, y esto último es lo que menos necesitamos.

No pretendo calificar como buena o mala la decisión tomada por el Cabildo de la Ciudad de Pachuca, es más, quisiera creer que lo hicieron de buena voluntad, pero si debo manifestar que, desde mi punto de vista, fue una decisión sin rumbo, sin estrategia protocolaria; es muy probable que tarde o temprano debamos llegar a ese nivel de decisiones, pero no podemos hacerlo sin definir una logística que aminore los daños económicos que ello puede provocar; por salir de un problema de inmediato nos metemos a otro.

Son múltiples las consecuencias que debemos prever, empezando por la sanitaria, seguida de la económica, la cual derivará en conflictos sociales e incluso hasta familiares.

En cuanto a la primera, la sanitaria, debemos reconocer un centro de mando, de donde partan las acciones a tomar; no se trata de competir cuál es el municipio que las toma primero, se trata de tomarlas de la mejor manera posible, pero las mismas en todas partes.

En cuanto a lo económico, si antes de la pandemia ya existía rezago, imaginemos ahora el panorama cuando no podamos salir a la calle a ganarnos unos pesos. Desde ahora ya debemos ir tomando previsiones; por parte de los ciudadanos la palabra clave es el ahorro, evitar gastos superfluos; por parte del gobierno, ir preparando incentivos como, por ejemplo, diferir el cobro de algunos impuestos y tal vez apoyos a los sectores más vulnerables, como por ejemplo, gestionar la entrega semanal de despensa con productos básicos.

En una versión catastrófica, es inevitable pensar que, si la contingencia es de larga duración, los conflictos sociales comiencen a brotar, los índices delincuenciales se pueden disparar, ya lo vimos en imágenes recientes en Tecamac; debemos ser predictivos y no sólo reactivos.

En cuanto a lo familiar, es obvio que la violencia familiar existe con nuestro actual ritmo de vida; ahora pensemos en ese mismo ambiente familiar en una familia que se está viendo las 24 horas del día por la necesidad de no salir a la calle; la violencia intrafamiliar se puede recrudecer.

En fin, no se trata de tomar decisiones irreflexivas solo por lucimiento, se trata de pensar antes de actuar y definir el rumbo que menos afecte a la ciudadanía.

Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.