Un día después de reunirse con el presidente sirio, Bashar Assad, Putin recibió el jueves en Sochi a los presidentes de Turquía e Irán. «Las grandes operaciones contra los grupos terroristas en Siria están llegando a su fin», repitió el mandatario ruso, que se felicitó por los esfuerzos de los tres países para evitar la «desintegración» de Siria.
La reunión supone un intento de escenificar el final de la guerra en Siria y la apertura de un período de negociación política «con la participación de todos los grupos de población, por origen étnico, religioso y político». Estas negociaciones, que se celebrarán en Sochi a principios de diciembre bajo el epígrafe de Congreso del Diálogo Nacional Sirio, deberán ser «inclusivas» y contar con la participación de «representantes del Gobierno y del más amplio espectro de la oposición siria», insistió Putin.
Recep Tayyip Erdogan y Hasan Rohani escenificaron con el encuentro su importante apoyo a los planes anunciados por el presidente ruso. Turquía e Irán son, junto a Rusia, países garantes de las llamadas zonas de distensión en Siria, territorios donde se observa un alto al fuego establecido en el marco de las negociaciones de Astaná entre grupos de la oposición y las fuerzas gubernamentales desde septiembre de este año.