Una oportunidad para ser feliz

RELATOS DE VIDA

Siempre había sido una mujer emprendedora, a pesar de que su rutina estaba muy marcada, cada día, durante más de 30 años, se levantaba con ánimo y agradecimiento por estar en este mundo y vivirlo al máximo.
Sin embargo, tal vez las condiciones lluviosas, el cielo gris, la soledad y su edad, la llevaron en un momento a cambiar esta perspectiva; ya no era lo mismo; sentía cansancio por desarrollar sus quehaceres.
Además del cúmulo de sentimientos, que la hacían recordar todo lo que había pasado, sufrido, llorado, incluso también reído, aunque no en la misma intensidad que las anteriores emociones que ahora la sofocaban.
Su pareja de vida, por cuestiones de trabajo nunca estuvo con ella, sólo podía disfrutarlo cada quince días o incluso hasta después de un mes; así que la distancia y malas decisiones de su compañero, la hicieron víctima de la infidelidad.
Perdonó una y otra vez, y otra vez, y otra vez; y no por ser solicitado un perdón, ni por un juramento de cambio, sino porque no vislumbraba su vida más allá de su pequeño mundo, creía que no era la suficientemente capaz de hacerlo sola, a pesar de que los más de 30 años los enfrentó sola.
Pero ahora como arte de magia, al despertar se dio cuenta que ya no podía seguir en ese diminuto mundo, que lo que le restará de vida tenía que ser disfrutado, en donde la felicidad fuera el componente principal.
Tomó el teléfono, llamó a su esposo y al escuchar – Hola – enunció – por favor escúchame, no te enojes y tampoco cuelgues. Si tu felicidad está con esa mujer, vete con ella, fueron muchas años de humillaciones, que soporte porque mi ilusión era tener un buen matrimonio, pero ahora que ya no tengo a quién mantener, que mis hijos tienen su propia vida, ya no quiero seguir en lo mismo.
Imperó un breve silencio para tomar aire y prosiguió – no quiero morir sin haber conocido la felicidad, quiero que mis últimos días sean intensos, memorables, no sé si llegue alguna persona, pero si llega estaré preparada. Sé feliz con la persona que tú decidiste y por favor déjame en paz, esta es mi última oportunidad para sentirme plena y feliz.
Colgó el teléfono, exhaló fuertemente y con ese suspiro toda la carga que soporto por décadas salió de su cuerpo, se dirigió al espejo, se reconoció ante él, pidió perdón y una sonrisa brotó inmediatamente, su inicio en esta nueva oportunidad tenía un comienzo feliz.

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