Casandra es una heroína, no tiene capa ni salva a diario al mundo, pero sí contribuye a que sea mejor educando y fomentando valores en casa para que impacten en su alrededor.

Todos los días se levanta con actitud renovada, pese al mundo de problemas que carga sobre la espalda y la inmensidad de preocupaciones que se resguardan en su mente para no preocupar a sus hijos y familia.

Diariamente se levanta temprano, arregla, prepara desayunos, alista a sus hijos, los lleva a la escuela y se dispone a trabajar, al concluir la jornada laboral regresa por sus pequeños y regresa a casa.

Prepara la comida y da de comer; realiza las labores propias del hogar, lavatrastes y ropa, para después acomodarlos en el lugar que les corresponde, barre, trapea, ayuda en las tareas escolares, alista la ropa y cosas para el siguiente día, da de cenar, persigna y besa a sus hijos y se dispone a dormir para iniciar otro día nuevamente con actitud.

Aunque pareciera sencillo realizar todas las actividades, por ser temas comunes, todas ellas las combina con otras situaciones, resuelve problemas económicos, amorosos y familiares.

Ella se siente como la mujer maravilla, y para los ojos de muchas personas, menos los de sus seres queridos, lo es, es una mujer independiente que sabe sola de cualquier crisis o problemática que se le presente.

Lamentablemente hoy, esa mujer maravilla está sola y lucha así con una enfermedad que la tiene entre la vida y la muerte, de nada le valió ser la mujer perfecta y la que siempre daba todo por los demás, menos por ella, pese a eso no se arrepiente de haberlo dado todo, porque está segura que todo lo que dio fue con amor porque es lo que siempre tuvo en el corazón.