Una historia sin remedio, además de interminable

Una historia sin remedio, además de interminable

RETRATOS HABLADOS

En estos días que terminan, que resultan la antesala a las festividades de Fin de Año, con frecuencia logramos descubrir que, en la realidad donde habitamos, puede cambiar de la noche a la mañana, dejarnos con cara de interrogación porque todo ocurrió sin previo aviso, y por lo tanto damos por hecho que así será hasta llegado el momento de nuestra partida. Nada nuevo digo si afirmo que todo cambia. Pero no es así, el ejercicio del poder a través de la política, o al revés, es algo que se mantiene sin modificación de ningún tipo.

Porque podemos hacer un repaso meticuloso de lo sucedido desde tiempos inmemoriales, o si usted quiere más cercanos como el Imperio Romano, y encontrarnos con mismas escenas, historias, de ambiciones desmedidas, de traiciones inenarrables, de soberbias sin fin, de hombres bien intencionados que acabaron convertidos en unos tiranos. 

Lo más difícil de comprender es que se trata de tragicomedias que se repiten, se repiten y se repiten sin cesar, y sin respeto alguno a la consabida frase de que, quien no conoce su historia tiende a cometer los mismos errores.

Y no, fíjese usted que no, que da igual si conocen la historia que ahora protagonizan, y por supuesto su desenlace, con frecuencia fatal, porque están seguros, siempre lo están, que con ellos todo habrá de cambiar, que no cometerán las barbaridades del que llegó a creer que era Dios encarnado, y hasta se auto nombró deidad en vida.

Todos ven esas locuras como propias de eso, de locos, que incluso deben causar risa, pero todos también repiten al pie de la letra el guion, donde también alcanzan los que juraron que eran diferentes, para acabar igual que todos los demás.

Es decir que no hay remedio.

Que una y otra vez miraremos la escena, y una y otra vez, incluso los simples espectadores, jurarán que “ahora sí, todo será diferente”, para encontrarse con una conclusión idéntica a cuantas se han registrado.

Es decir que, efectivamente no hay remedio.

¿Y luego entonces qué es lo que puede quedar?

Resulta que nada, como no sea el consuelo de que al menos lo intentó el personaje en turno, con mismos resultados, mismos desvaríos.

Conocemos la historia.

Pero también nos conocemos como seres humanos, simples, lamentables y patéticos.

Esta historia es la misma desde hace siglos, solo con sus variantes en vestimenta y asuntos de tecnología, pero todo es la calca de la calca.

Es decir… que no hay remedio, y perdón por el pesimismo.

Mil gracias, hasta el próximo lunes.

Mi Correo: jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

X: @JavierEPeralta

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