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Una experiencia casi religiosa

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RELATOS DE VIDA

El calor y la ansiedad recorrían toda su piel; la sensación había comenzado hace apenas 15 minutos, con unos besos traviesos por el cuello y hombros, parecían ser muy inocentes pero la reacción fue diferente al contacto normal.

Con tan solo 25 años, su vida sexual había estado dormida, no había encontrado a una persona que le despertara las emociones que en ese momento estaba registrando; tenía miedo, no sabía lo que debía hacer y eso aumentaba las palpitaciones.
Era una mezcla de sensaciones: curiosidad, nerviosismo, ansiedad y temor que se sumaban a los besos, abrazos y caricias; mismos que se calmaron cuando recordó las palabras de su pareja hace algunos días cuando tocaron el tema de la posibilidad de tener relaciones sexuales; “no te preocupes, yo tampoco he estado con nadie, así que sería la primera vez para los dos”.
Esa frase la colmaron de una paz interna que la invitó a disfrutar todo lo que estaba sintiendo, a dar lo máximo de sí y dejarse llevar por el juego, toqueteo, besuqueo y fluir hasta llegar a la explosión final, de la que sus amigas le habían platicado.
Estaba a punto de suceder tan esperado momento y su pareja paró estrepitosamente para colocarse el condón que había dejado en el buró que se encontraba a un costado de la cama; no tardó nada en romper la envoltura y colocarlo.
El hecho de tener tal práctica hizo dudar a la joven si era su primera vez, sin embargo olvidó el pensamiento y continuó, regresaron a donde se habían quedado y reavivaron el calor que por un instante tuvo que ser apagado.
Después de unos instantes la explosión fue simultánea, ambos estuvieron en la gloria al mismo tiempo y regresaron para finalizar con un beso y un abrazo largo; con sus cuerpos fundidos y cansados iniciaron una plática de la experiencia.
No obstante, la chica al escuchar: “fue algo maravilloso, estuvo genial, ya no recordaba lo que se sentía hacer el amor”, así como la habilidad para sacar y colocarse el condón, confirmaron su sospecha, no era la primera vez para su pareja, por el contrario “estaba más recorrido que una carretera”.