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UNA CORRIDA PARA LA HISTORIA

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#ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO

  • El mano a mano entre José Tomás y Joselito Adame más costoso de la historia del toreo. Dos meses antes de la fecha anunciada las localidades se agotaron, festín de revendedores.

Estimados amigos aficionados a la más bella de las fiestas, con un cordial saludo desde este espacio de Plaza Juárez. Indudablemente la vida está llena de confrontaciones entre pares, es una constante la competencia entre seres humanos en todos los campos y actividades imaginables, de eso nos da cuenta el Libro de los Records Guinnes, en el que –como todos sabemos- se registran los records más inverosímiles del mundo. La Fiesta brava no puede estar exenta de las confrontaciones entre los actores que le dan vida, ya sean matadores, subalternos o ganaderos, en todos los tiempos se han registrado cerradas competencias para determinar la supremacía en el toreo.

En la Fiesta Brava muchas de esas confrontaciones han correspondido a la presión de los “istas”, aficionados partidarios de determinados toreros, que van generando las condiciones indispensables de expectación aprovechadas por las empresas taurinas para medir en el ruedo a los toreros en competencia, esto desde los principios del toreo, cuando dos o más diestros destacan un número determinado de temporadas convirtiéndose en las bases para los carteles de postín se va haciendo necesaria la confrontación entre ellos para “de una vez por todas ver quién es el número uno”, aunado lo anterior a los “especialistas en la crónica taurina” que atizan ese fuego contado orejas cortadas como si fueran goles y declarando triunfador a fulano o zutano por “tantas orejas a cero”.

Ahora bien este tipo de competencia también se da en lo, digamos, corto entre toreros que no encuentran empatía desde sus inicios; así mismo cuando viene el renuevo generacional y el joven coleta que llega impetuoso reclama un lugar de privilegio en el escalafón taurino y “aprieta fuerte” a los matadores veteranos hasta que los echan, como dicen en España. En lo particular nosotros no creemos que en la Fiesta de Toros puedan medirse los triunfos de cada torero por el corte de apéndices, lo hemos comentado en este espacio, la Fiesta Brava es subjetiva en su mismo planteamiento, cuantas tardes ha salido “triunfador” un Matador de Toros porque “mocho” una o dos orejas, a lo mejor hasta un rabo, pero los aficionados se van comentando un remate, una verónica o una estocada, que en el conjunto dl quehacer torero del que la ejecuta no alcanzó para que le

entregaran un pedazo de res. Ahí están las tardes de Curro Romero seguido por sus “istas” toda la temporada solo por verle pegar una tanda de verónicas, sin importarles el resultado de cada corrida toreada por el Maestro de Camas.

Si bien es cierto que desde que la fiesta de toros se reglamentó iniciaron confrontaciones entre toreros de la época, Pedro Romero Martínez con José Delgado Guerra “Pepe Hillo”, Rafael Guerra Bejarano “El Guerra” con Rafael Molina Sánchez “Lagartijo” y Salvador Sánchez Povedano “Frascuelo”; pero es sin duda la más notable de las rivalidades taurinas la que protagonizaron José Gómez Ortega “Joselito el Gallo” y Juan Belmonte García “El Pasmo de Triana”, hemos dicho rivalidad, aunque realmente esta solo existía entre los partidarios de los dos jóvenes toreros que se empecinaban en mantener viva una confrontación que termino con la muerte de “Joselito” en Talavera de la Reina el 16 de Mayo de 1920 y posteriormente a ellos las de Manuel Rodríguez Sánchez “Manolete” con Luis Miguel González Lucas “Dominguín” y de este con Antonio Ordoñez Araujo.

Por otra parte los toreros mexicanos han protagonizado confrontaciones con los toreros españoles defendiendo siempre su sitio de figuras, aunque desgraciadamente cuando los mexicanos han apretado a los ibéricos éstos por todas las formas, habidas y por haber, les bloquean el paso, habiendo llegado en un par de ocasiones a romper los convenios taurinos entre ambos países. Basta con que en México comienza a despuntar un torero, que interese a las masas, para que llegando a la Península Ibérica se le cierren las puertas sin que le sea reconocida su valía.

Nos lleva a esta reflexión el mano a mano que se llevó a efecto el día de ayer en la Monumental Plaza de Toros México, entre José Tomás Román Martín “José Tomás” y José Guadalupe Adame Montoya “Joselito Adame”, un enfrentamiento que debemos calificar como “natural”, entre un torero legendario y místico, como lo es José Tomás, formado en el campo bravo y las plazas mexicanas, con el joven coleta hidrocálido que a base de valor, entrega, honestidad y arte, se ha forjado un sitio en la torería de todo el mundo que en no pocas ocasiones se le regatea por parte de los toreros y las empresas españolas, aun cuando se ha medido con lo mejor del escalafón taurino español. Grande es la expectación despertada por este cartel, que ha elevado el precio de los boletos al infinito, sin duda el cartel más costoso para los aficionados en la historia del embudo de la colonia Nochebuena. El resultado, no lo sabemos escribimos estas cuartillas 24 horas antes de la corrida, pero sin duda será un triunfo para los diestros, los aficionados y la Fiesta Brava.

Por ahí nos vemos ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO si Dios lo permite.