
PULSO DEL MEZQUITAL
Toda una ola de comentarios surgieron la semana pasada en torno al exgobernador, Omar Fayad, ¿su relación con la estafa siniestra, la mala obra del puente atirantado, la mala administración de la justicia en su gestión?, no, no, no. Se trata nada más y nada menos que fue captado “chavorruqueando” en un sitio casi exclusivo para aquellos que todavía se cuecen al primer hervor y después paseando con una michelada en forma de “pelón pelo rico”.
Fue a través Tik Tok, red social dedicada a mostrar aspectos de la estupidez humana, la ridiculez y el exhibicionismo de aquello que a veces lleva a que más de uno quisiera sacarse los ojos y mandar esas imágenes al cuarto de servicio de la memoria, donde fue difundido un video en el cual el exgobernador se le nota animado degustando unos camarones, mientras comienza a loquear con la música de fondo. En otro clip, el exmandatario, se le ve paseando con una michelada en la mano.
Lógicamente, como siempre sucede en este tipo de casos, los resentidos sociales, criticaron al exgobernador, solo porque durante décadas reprimió sus sueños y gustos culposos. Y es que durante muchos años tuvo que pagar un precio muy alto con tal de no afectar su imagen, porque seguramente si en sus tiempos, o sea, hace muchos, pero muchos años, eso le hubiera afectado a su carrera política.
Quizá él es un transgresor de estos tiempos y por lo menos cuando vaya a cobrar su 65 y más, será el abuelito cool que todos quisieran tener. Solo esperemos que no se le ocurra convertirse en Skater, porque el tiempo y la polilla no perdonan a los huesos y una fractura de esas ya no la arregla el “Lonol” ni la “Pomada de la Campana” y obvio, un viejito fashion con olor a “Bengue” no está chido.
En una sencilla reflexión, creemos que nadie debería ocultar su forma de ser, sus logros, su vida y gustos y menos si para ello trabajan o han trabajado. Sin embargo, lo mínimo que esperaríamos, es una mayor sensibilidad de la clase gobernante y de quienes han gobernado a este estado, cuyo rezago es brutal en algunos puntos, donde sus ciudadano viven ni siquiera con el salario mínimo a la semana, donde históricamente los han mantenido en el olvido y la marginación. Con este gesto, se entiende básicamente como un asunto de indiferencia y sincero cinismo, a sabiendas de que ejerció una gestión que será recordada como de las peores en Hidalgo, donde se prefirió una obra faraónica antes que resolver necesidades básicas en pueblos donde mientras unos se quejan y otros francamente ya no amanecen.
Hacer como que no pasa nada, es igual de reprobable como aquel que hace como que hace pero no hace nada. Hoy no debería ser tema de conversación sobre cómo viste un político, como habla o cómo muestra su verdadero yo, aunque en ocasiones raye en lo políticamente incorrecto. Finalmente no es uno puritano ni debe espantarnos nada, pero al haber sido él parte fundamental del lodazal que hicieron de la política en Hidalgo durante sus varias décadas de político y viviendo del erario, lo mínimo que se requeriría de él, es respeto y sobriedad, en el entendido que Hidalgo requiere sanar viejas heridas causadas por él y su partido, pero francamente no ayuda y luego se preguntan, por qué la repugnancia de la sociedad a las gentes de su clase.
En corto:
- Quién está en el ojo de los cuestionamientos públicos, es la presidenta municipal de Tasquillo, María Isabel Guerrero, quien el año pasado tomó un viaje a Acapulco, Guerrero, de cuatro días y se gastó con cargo al erario por más de 110 mil pesos.
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