RELATOS DE VIDA
El reloj marcaba 15 minutos antes de las 3 de la tarde, las ansias por llegar a casa, comer y dormir, lo motivaban a caminar más rápido, aún teniendo en contra los castrantes y calientes rayos del sol, que a esa hora parecían ensañarse más con los caminantes.
Pese a que aceleró el paso, el camino se hacía eterno, y la comida pasó a un segundo plano en el instante que se dio cuenta que si ánfora ya no atesoraba nada de agua, que reclamaba en cada segundo su cuerpo y sus labios.
Limpiaba el sudor de su frente con la manga de su playera, y colocó su chamarra encima de la cabeza para ya no recibir tan directos los rayos, aunque le sumó una carga que le ocasionó fatiga y la urgencia por encontrar un lugar en donde pudiera comprar agua o algún refresco, ilusión que se vino abajo cuando recordó que ya había gastado todo el dinero.
Siguió caminando, la pesadez de sus piernas le impidieron caminar más rápido para llegar a su destino, aquel en el que le esperaba un vaso con agua, comida y su cama, para poder tomar una siesta que le permitiera recuperarse del cansancio de la caminata y los golpes que le estaba dando el calor.
Parecía que su destino estaba cerca, se veía como algo borroso, pero estaba seguro que ya estaba cerca de su casa, y no dejaba de mojarse los labios imaginando refrescarse, alimentarse y recostarse, comenzó a buscar las llaves, y la desesperación creció cuando recordó que las había olvidado en su casa y para colmo, este precisó día, la familia llegaría poco después de la comida.
Una vez en la puerta de su hogar, buscó a los vecinos para que le regalaran un poco de agua, pero nadie atendió, a esa hora todos seguían en sus trabajos, la mayoría llegaba por la tarde – noche, así que se recostó en el pasto del patio delantero para refrescar el cuerpo, hasta que el cansancio lo venció y se quedó completamente dormido.
Ya adentrado en el sueño, sintió como llegaban a despertarlo, y le cuestionaban las causas de su estado y la razón del por qué estaba tirado en el pasto, y al estar aturdido y no contestar de manera inmediata, le aventaban una cubeta con agua fría en su interior para que despertara totalmente.
El sueño fue tan real, que despertó, y se incorporó para quedarse sentado, verificar que estaba mojado, aunque no se trataba de agua, sino de un gracioso perrito que decidió hacer sus necesidades encima de él, afortunadamente, en ese momento iba llegando su familia, que después de reírse, lo mandaron a bañarse, para después comer.
