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Un solo amor

PEDAZOS DE VIDA

 

En alguna mitología de algún lugar debe haber algo que sentencie, que se tiene una sola oportunidad para encontrar al amor de la vida, el mismo que ha de perdurar en el tiempo y ha de mancillar la memoria, entre otras cosas más corpóreas, sin embargo si esa maldición no existe, quizá es tiempo de que creamos en esta y le demos su lugar, porque sin duda alguna, a muchos se los ha cargado la soledad, por haber ignorado esto.

Doña Leonora

Siempre dijo que lo había esperado entre los geranios y los rosales de su jardín. Siempre había soñado con tener un hombre así: fuerte, de buen carácter, de modales y sin vicios, sobre todo sin vicios, pero aquella tarde decidió no salir a regar el jardín, se quedó dormida y cuando despertó el hombre que había esperado ya estaba hablando con la vecina, en un año se hizo la boda, y desde ahí comenzó el lamento ya que si hubiera estado, seguramente él hubiera preguntado dónde estaba la calle que buscaba y no a la vecina como sucedió.

 

Leandro

Te quedaste con él, porque él quiso quedarse contigo, no porque tú hubieras querido quedarte con él, pero ya no había de otra. Al que habías amado con toda la intensidad te había desechado de su vida como desperdicio de comida en la pizzería, te había tirado como cuando el cliente está satisfecho y le da lo mismo desperdiciar la última rebanada… Así, te quedaste con lo que pudiste no con lo que quisiste.

 

Ahora tratas de recuperar lo que no fue, tu vida es miserable y más solitaria de lo que temías, te agrada estar con él, pero no es lo que esperabas, no enciende ni tantito la pasión que provocaba el otro, tan sólo con su llegada.

 

Resignación, los años se pasan rápido, cuando menos lo sientas estarás en su funeral, y entonces de aquella lata de los recuerdos, sacarás la fotografía de Leandro, el único amor de tu vida, el que creíste el único y el que por tu creencia lo fue.

 

El sexo

La verdad que fue el único orgasmo que tuve, y la verdad es que no sé ni cómo le hizo, porque hasta eso, mi viejo tiene su cosa más grande, pero nada más no me hace sentir. Y si viera comadre cómo hay veces que lo sueño, sobre todo cuando mi señor no se queda a dormir aquí, despierto a medianoche y sólo recuerdo su cuerpo sobre el mío, y la forma en que con su mano jugaba con mi cabello mientras allá abajo sucedía todo.

 

Fue el sexo de una noche, debo reconocerlo, pero ha sido el amor de toda mi vida. Él era y por cabrona lo dejé ir, no sin antes quedarme con un hijo dentro. Quién sabe si se moriría en el desierto, quién sabe si haya hecho vida allá en los Estados Unidos, pero de que vaya a regresar, no creo. Ya lo hubiera hecho, y aquí entre nos, mejor que no regrese, así todo está bien, menos mis sueños que a veces tengo.

 

Virtudes

Siempre había pedido conocer una mujer así, con todas las virtudes que a mí me hubieran hecho entregar todo y dejarlo todo para estar con ella. En verdad que nunca esperé que me sucediera a mí, a pesar de pedirlo siempre, ahora que había llegado me sentía no merecerla, simplemente era tan hermosa, que no supe como jugar.

 

No me atreví a morbosearla, a tratarla como a las demás, no me atreví siquiera a insinuarle nada, hablábamos de su familia, de la mía, me comprendía, me quería, y yo quería que fuera para mí, pero al final de cuentas cuando tienes todo, también tienes el miedo de perder todo, y antes de perderla decidí perderme.

 

Sedentario

A mí, nunca me llegó, siempre estuve esperándolo, y no más no llegó. Quizá se cansó de buscarme, quizá no le alcanzó el tiempo para llegar. A lo mejor está en el Japón o sobreviviendo al frío en el Himalaya. Aunque yo creo que se casó y ahora vive una vida infeliz, con la mujer que no le corresponde, con hijos que no debieron nacer de ese útero, pero que por desesperación hizo, creyendo que había llegado a la meta cuando era primera base.

 

Y a lo mejor tuve la culpa yo, por no salir a buscarlo, por no salir a encontrarlo en el camino, pero que tal si en lo que yo iba, él llegaba por otro lugar, y si yo no estaba para recibirlo, y si se quedaba cerca pero lejos de mí… Mejor así, él lejos sin saber de mí y yo también, aunque haya días que sin conocerlo, si lo he llegado a extrañar.

 

Mármol

Todo iba perfecto, todo era especial, más de cinco años y estaban listos para comenzar. El vestido era impecable y realmente hecho para ella, y de él ni se diga, corbata, saco y buen pantalón. Todo se conjuntaba a la perfección, no había problemas de suegros metiches, ni económicos, el trato era de dos almas que se encuentran para estar juntas en la vida, el amor de un tiempo, el único…

 

Sí,  faltaba una semana cuando ella fue atropellada, y cinco minutos antes de que él llegara, sin verlo, ella se iría con el único pensamiento de “para toda la vida”, ¿Y la muerte qué? Sobre el mármol van las flores, sobre la tierra el mármol, y ahí el recuerdo.