Estaban hartos de encontrarse el monumento amputado, sin su perfecta anatomía completa. Los vándalos cogieron por costumbre cortar el pene de piedra de la estatua de Hércules que decora el municipio de Arcachon –suroeste francés–, pero ahora las autoridades han optado por una solución para acabar con este acto: la escultura estrenará un miembro desmontable que se insertará en la efigie de 3,10 metros de altura en cada ceremonia pública.
Ya el propio escultor tuvo que rehacer dos veces el pene de la escultura porque desde sus inicios, recuerda el diario, aparecía mutilado; una tradición que parece no ha cesado, de ahí la necesidad de implantarle una prótesis. “Es la mejor solución. Si no, habría que vigilar muy de cerca la anatomía de Hércules”, resume Martine Phelippot, a quien la alcaldía le encargó la labor de preservar la estatua intacta en las fiestas de guardar.