Un Infierno Bonito

ATRAPAN A FRUSTRADO LADRÓN
Vecinos de la colonia Insurgentes, de Tulancingo, lo echaron de cabeza con la policía, que lo pescó con las manos en la masa; ya se llevaba la herramienta y hasta dos pollos.

A un solitario ladrón que se le ocurrió saquear un taller mecánico, le cayeron los uniformados como aboneros en quincena.
El oportuno llamado lo hizo un vecino que lo vio cuando entró y salió del taller el miércoles por la mañana. Los preventivos caminaban despacito para no hacer ruido y asustarlo.
Por su parte, el malandrín nunca pensó que lo iban a agarrar, pues era muy temprano para la policía.
Minutos antes de la 7 de la mañana los gendarmes se enteraron, por medio de un soplón, que en la calle 21 de Marzo estaban robando un taller. De inmediato fueron, como alma que lleva el diablo, y se entrevistaron con los vecinos para saber cómo había estado la movida.
Les dijeron que un cuate greñudo, maduro, entró muy sospechoso al taller mecánico llamado “Las Tuercas”. Un testigo que el tiene la oreja fina, escuchó un ruido, se asomó por la rendija de la puerta y vio al caco que estaba empaquetando lo que se iba a conejar del taller que colinda con su casa.
Sin pensarlo mucho, echó mano a su bolsillo, sacó un celular y se comunicó al 911, pasándole al costo el chisme. Les apuró a que llegaran porque el pillo ya había salido hecho la mocha, y se notaba que llevaba un el botín en un costal y una bolsa.
Con esa información los policías salieron volando rumbo a donde les dijeron, para que no se le fuera a pelar. Llegaron los uniformados sobre la calle Sonora, esquina con avenida del Trabajo, de la colonia Vicente Guerrero.
Al verlo, se le fueron encima y le quitaron una mochila gris, en la que llevaba herramienta; también, de una bolsa le sacaron dos pollos que ya estaban pelados.
Lo condujeron ante el Ministerio Público. El frustrado ratero  dijo llamarse Manuel G.G., de 37 años, con domicilio en la colonia Guadalupe. Por último, se supo que el afectado dueño del taller interpuso formal denuncia.
Pidió que si por favor le regresaban los pollos, pues son para la comida; que su vieja lo manda muy temprano a comprarlos, y al mediodía él se los lleva para la comida. Otro poco más y el ladrón los deja en ayunas, y su mujer se la hubiera hecho de pecs.

ATRACAN OTRA FARMACIA
Les cayeron los hampones en la farmacia Guadalajara, sucursal Napateco, en Tulancingo. La policía ya no hace nada, ni vigila estos negocios, pues se hecho una tradición y la costumbre es ley.
Pero yo se los digo, como es mi trabajo, tal y como sucedió, nada le hace que se repitan las palabras, el chiste es que entiendan cómo estuvo la movida.
Un violento asalto fue perpetrado en la farmacia Guadalajara de la colonia Napateco, en Tulancingo, la tierra de los satélites, que tampoco los hay porque ya se los volaron.
Lo consumaron varios delincuentes, entre ellos iba una vieja greñuda, en la madrugada de anteayer. Los altos mandos de Seguridad Pública argumentaron que no llegaron a tiempo porque no tenían el reporte, que ni ellos sabían del asalto.
Sin embargo, sus hermanos mayores, de la Policía Estatal, informaron que a ellos sí les avisaron pero como nunca agarran a los responsables, se quedaron callados. Encontraron amarrada a una de las empleadas, quien supuestamente era quien atendía a los clientes mientras sus compañeras se echaban un coyote, y como tienen el sueño muy pesado despertaron cuando los delincuentes ya se habían fugado.
Los uniformados, que conocen cómo trabajan los asaltantes, dedujeron que a lo mejor estuvieron como una hora, antes de entrar a atracar, afuera del establecimiento, chupando y fumando.
Las compañeras se quedaron a dormir, diciendo una de ellas que si llegaban los asaltantes que no las despertaran, al fin y al cabo nunca los agarran, y además ya es una costumbre robar.
Estos güeyes sí se pasaron. Los altos mandos de la Dirección de Seguridad no dieron ningún tipo de información sobre el asalto a la farmacia. Los colonos explicaron que como seguido los Oxxos y las Guadalajara que se encuentran en ese lugar son atracadas frecuentemente, ya ni caso les hacen.
Comentó una mujer que ella, desde su ventana, los estaba mirando, que eran cinco, entre ellos una vieja machorra; pero se cansó de ver cómo roban y como se estaba quedando dormida parada, mejor se fue a dormir a su cama.
Por otro lado, corrió un rumor de parte de las empleadas, que minutos antes de las 6 de la mañana, los pillos, que estaban tomando y echando relajo, entraron a la farmacia a perpetrar el asalto, y a una de ellas fue a la que amarraron y le pusieron una mordaza para que no gritara.
Declaró la encargada del negocio que ella no se enteró de nada porque estaba en el baño, y como está estriñida se tardó y cuando salió le dijeron que unos monos y una mona se habían llevado cigarros, pomos y dinero, pero no sabe cuánto porque a la que amarraron fue a la cajera y no podía hablar, ya que estaba amordazada, y no le podían quitar la venda hasta que llegara la policía.
Con el botín en su poder, se salieron de la farmacia y todo hace suponer que se fugaron en el coche donde estaban fumando y tomando.
Mucho después de que la víctima se pudo desatar, llamó al 911. Llegaron los policías estatales, que fueron los que atendieron el reporte, y tuvieron que inventar un operativo que no les dio resultado.
Se esperaba que el personal de la farmacia acudiera a la Procuraduría de Justicia para denunciar el atraco, pero no fue asi. Ya son varias veces que atracan en esa farmacia y siempre escapan los malandrines, coinciden los habitantes, ante la nula vigilancia policial.

RESULTÓ LESIONADA DE UN TIRO
Una vecina de la colonia Argentina, en Tulancingo, resultó lesionada de un balazo; estaba de babosa en el momento en que forcejeaban un policía y un ebrio peleonero, quien le quería quitar la pistola de cargo. En un fuerte jaloneo, se le salió un balazo y le pegó a la dama y la tumbó.
Los sangrientos hechos ocurrieron la noche del domingo, sobre la calle Santa Inés, donde se estaban dando de madrazos hasta por debajo de la lengua. Se daban de madrazos con el puño cerrado, piquetes de ojos, patadas, total, que la lucha era libre y sin réferi.
Todo comenzó cuando un policía de Seguridad Pública asignado al módulo de vigilancia para la protección del ciudadano, por el radio avisó que un grupo de borrachentos llegó y le buscó camorra, mentándole la madre; cuando quiso calmarlos se le pusieron al brinco y le dieron un sape en la cholla, que le sumieron la gorra.
El gendarme, para darles un susto, echó mano a su cintura y una pistola sacó, dio varios pasos atrás y les anticipó: “Se calman o los calmo a balazos”.
Pero eran muchos y caminó en reversa, pues no le temían.  El guardián del orden pidió refuerzo urgente, porque se las estaba viendo negras. Llegaron varias patrullas en menos que canta un gallo, y los rodearon ordenándoles que levantaran las manos.
Los uniformados se dieron cuenta que desde una casa de dos pisos, varios cuates les aventaban bloks, que si no se agachan les pasa lo que al perico.
El oficial que estaba entre las bolas de su compañero, sacó la pistola y echó un tiro al aire para espantarlos, pero a esos peleoneros no los asustaban ni con el petate del muerto. Varios de los rijosos se le echaron encima y le agarraron la mano, forcejeando. De momento se escuchó una detonación y cayó una señora levantando las patas; un balazo le había pegado en la pierna izquierda, y
daba unos gritos que parecía que estaba pariendo chayotes.
Liliana, de 43 años, fue a la que le dieron y era una vecina que también le entró a los madrazos en contra de los uniformados.
Rápidamente, al ver que le salía la sangre como al Chorrito, llamaron a una ambulancia y se llevaron a la lesionada al Hospital General de Tulancingo.
Dos de los oficiales resultaron golpeados y desmadrados entre la trifulca, y también se los llevaron junto con la mujer revoltosa.
Los presuntos responsables de todo el desmadre: Josue Jonathan, mejor conocido como “El Picudo”; Daniel “El Chilaquil” y Antonio “El Tomate”, de 25, 26 y 49 años, respectivamente, todos conocidos en la colonia como los buscabullas y se los llevaron a la barandilla.
Los vecinos los señalaron como tipos muy agresivos, y ahora que salgan del bote van a encontrar sus tilichis afuera de su casa porque ya los expulsaron de la colonia.

TRES BORRACHOS RIÑERON
Escandalizaban en todo el vecindario y despertaron a los municipales; eso los enojó y fueron a ver qué pecs. Los tres escandalosos terminaron en una de las mazmorras, por peleoneros y mal hablados, ya que la estaban armando gacho en vía pública.
Llegaron los uniformados utilizando la ley de la macana para ponerlos quietos, pero antes que nada les hicieron una revisión, a ver si no traían pistola o algún cuchillo; de eso pasaron la prueba, pero los reprobaron cuando les encontraron droga dentro de su automóvil.
Eran como las 10 de la noche, todo estaba silencioso, sólo se llegaban a escuchar algunos ladridos de perros de los que no les dan de cenar como castigo, por callejeros o los encontraron pegados en alguna perra.
El viento comenzó a silbar y se sintió el frío que calaba hasta los huesos. En la comandancia de policía sonó el teléfono, que hizo brincar a los que los atienden, para darles una queja de que varios borrachos estaban armando camorra en la calle Emiliano Zapata.
Salieron los agentes como alma que lleva el diablo porque luego llegan cuando ya se fueron y los arrestan los comandantes por dormilones, y la gente les mienta la madre diciéndoles que parece que van de rodillas.
Cuando llegaron localizaron a los escandalosos a bordo de un coche Jetta, y se las estaban quemando; se calentaron y entre ellos se insultaron y terminaron a madrazos.
Uno se llama Luis Enrique, el otro Mario y el último, que era el más hocicón, Héctor Ricardo, de 53, 40 y 54 años, respectivamente; los apellidos se los ponen abreviados para que los adivine y salga bueno para los crucigramas.
Ellos dijeron que estaban jugando, que tienen su domicilio en la calle Molino del Rey, fraccionamiento Ahuehuetes y colonia Vicente Guerrero. Como se pusieron broncos, utilizaron la fuerza que les enseñan en la escuela de policía, como manita de puerco, jalones de greñas y mentadas de madre.
Los entregaron al Ministerio Público, por drogadictos, escandalosos en vía pública. Pero no iniciaron carpeta porque al MP se le olvidó, pero dijo que mejor los iba a pasar al MP federal porque se trataba de drogadictos, usaban la droga de cristal, pues ya se les había terminado la marihuana.




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