Home Un Infierno Bonito Un Infierno Bonito

Un Infierno Bonito

0

EN EL PERSONAJE DEL BARRIO DE HOY

PANCHO EL BARRABAS

Lupe “el Cebollas y ‘‘el Chaparro”, iban subiendo por la calle de Galeana, en el barrio del Arbolito, al dar vuelta por el callejón de Peñuñuri, vieron que estaba tirado “el Barrabas” andaba muy borracho.
    •    Mira ese cabrón borracho, lleva tres días de briago, si lo ve la policía se lo va a llevar al bote.

    •    Vamos a levantarlo y lo llevamos a su casa.

    •    No ni madres, ya ves que es muy necio y no se va a querer ir y si nos conoce menos, va a estar chingando de que lo acompañemos a chupar.

    •    Entonces como le hacemos.

    •    Vamos a levantarlo como si fuéramos agentes de investigación, que no te vea.

Como estaba oscuro “el Cebollas” le dio una patada muy fuerte en la cola y le dijo.
    •    Órale cabrón, váyase a dormir a su casa o me lo jalo al bote.

    •    ¿He? ¿Qué?

    •    Cállese el pinche hocico y lárguese.

Entre los dos le ayudaron a levantarse y lo pusieron recargado en la pared, “el Chaparro” le dio una fuerte cachetada.
    •    Si te volvemos a encontrar te llevamos al bote.

“El Barrabas camino con dificultad agarrándose de la pared, hablando solo no se le entendía lo que decía. De pronto se le acabo la pared y se fue de hocico, pegándose en la cabeza, por mas que quiso pararse no lo logro y ahí se quedó tirado.
Pasaron las horas ya era de mañana, el frío lo hizo despertar y temblaba como perro, ya se le había bajado un poco la borrachera.
Dando un paso para adelante y otro para atrás, llegó a su casa y tuvo la mala suerte que en su casa estaba su mamá. La señora había venido de su pueblo de visita a saludarlo, al verlo como llegaba lo regaño.
    •    ¡Mira nada más como vienes!, pensé que no guardabas la imagen de tu padre que murió de borracho, pero me equivoque, eres igualito a él,

Pancho “el Barrabas” se recargo en la puerta abierto de patas para que no se cayera agachando la cabeza y balanceándola.
    •    Perdóneme jefecita! Ya no lo vuelvo hacer.

La señora al ver que se había orinado en los pantalones le dijo a su nuera.
    •    Teresa, por favor ponle agua a calentar para que se bañe, mira nada mas como viene, aparte de que anda todo revolcado huele muy feo.

    •    Mejor que se bañe con agua fría, con todo y ropa en agua de clarasol.

    •    Poco después “el Barrabas” salió del cuarto bañado y con ropa limpia, temblando de frío se hinco y le beso la mano a su mamá.

    •    Perdóneme jefecita, me tome unas copas y se me pasaron, pero le juro que no lo hago seguido.

    •    ¡Cállate Chismoso! Me contó tu mujer que llevas varios días tomando sin llegar a tu casa, siento mucha pena el verte así.

    •    Mire jefa, le juro por Diosito Lindo, que de hoy en adelante me voy a portar bien.

    •    Si quieres que te perdone y regrese al pueblo tranquila, vas a ir a la iglesia y ante la Santísima Virgen de San Juan de los Lagos, pides perdón por la vida que llevas y juras que ya no vas a tomar.

    •    Esta bien mamacita, lo voy hacer como usted manda pero antes que me den de comer.

    •    Comer ni que nada, te pido que vayas ahorita y si en el camino encuentras a tus amigotes te lo llevas, mañana temprano regreso a mí casa y quiero verte que cumplas el juramento.

Pancho, hizo un gesto de disgusto y de mala gana salió a cumplir la voluntad de su madre, aunque era una misión imposible. En su camino paso por la cantina “el Relámpago” sin mirar hacia adentro para no caer en la tentación, pero no falto alguien que lo vio, salió y le grito.
    •    “Barrabas”, Barrabas”, ven cabrón.

El que le gritaba era el Rafles, un compañero de parranda y lo llamaba con la mano.
    •    Ven, ven.

“El Barrabas le hacia señas con los dedos que en un rato regresaba, y cuando iba a seguir su camino corrió para alcanzarlo.
    •    ¿Dónde vas con tanta prisa?

    •    Voy a arreglar mi futuro, y no pienso retroceder porque es una orden de una mujer, a quien amo de corazón y le debo toda la vida.

    •    ¡Ah chinga! No pensé que quisiera mucho a tu pinche vieja.

    •    No es mi vieja güey, es mi mamá, que viene de un ranchito a verme.

    •    Ven cabron te invito un pulque.

    •    Ni me tientes Satanás, por esta vez te falle, perdóname.

El Rafles, lo jalo le hizo manita de puerco y lo metió a empujones a la cantina, en donde estaban sus compañeros, quien le dieron pamba porque les dijo que se iba a retirar del vicio. Le sirvieron una jara de dos litros y comenzó a tomar, con la cruda que llevaba le cayeron a toda madre. Poco después le entro la melancolía y comenzó a llorar.
    •    No chilles, va a pensar la gente que te estoy pegando.

    •    Es que soy un desgraciado, un infeliz un hijo de la chingada.

    •    Eso ya lo sabemos, pero porque lloras.

    •    Es que mi jefecita, la pobrecita siempre trabajo de gata, haciendo tortillas, lavando y planchando ajeno para darme de comer. Mi padre fue un pinche borracho, que se quedaba tirado en la calle, mi jefa siempre me dio consejos desde que era chavito, para que no siguiera el mismo camino que él, y que llegara hacer un hombre de provecho, hoy llegó a la casa y al verme briago se encabrono me dijo palabras que me llegaron al corazón y me hicieron reflexionar, me mando a la iglesia a jurar que ya no voy a tomar y me cae que se lo voy a cumplir. Me dijo que si encontrara a mis amigos, también me los llevara.

Al escuchar eso el Rafles protesto.
    •    No la chingues, yo que le he hecho a tu jefa para que me quiera quitar mis días de felicidad.

Lo encaminó a la puerta y le dijo.
    •    Ve donde te dijo tu mamá, apúrate porque ya es tarde y los curas se duermen temprano.

    •    ¿No me acompañas?

    •    Vete tu solo, y que Dios te bendiga.

“El Barrabas” entro a la iglesia de la Asunción, y como ya iba otra vez borracho, no encontraba la imagen de la Virgen de San Juan de los Lagos. Se sentó en una banca, lloro arrepentido y se quedó dormido acomodándose a lo largo. Comenzó a roncar que se escuchaban en toda la iglesia, parecían rugidos de un león bien encabronado.
El sacerdote interrumpió el rosario que rezaba con las hijas de María y llamó al sacristán y le pregunto en el oído.
    •    ¿Qué es lo que se escucha como rugido?

    •    Es un borracho que está durmiendo.

    •    Despiértalo y dile que se vaya a dormir a su casa.

    •    Ya lo hice padre, pero me dijo de groserías y se volví a dormir.

El cura fue a la sacristía y llamo por teléfono a los policías, que entraron a al Casa de Dios y lo sacaron de a palomita y se lo llevaron al bote. Al otro día “el Barrabas” despertó en el calabozo, lo pusieron a lavar los baños y lo dejaron salir, se fue para su casa, cuando paso por la iglesia se tapo la cara con las manos, no quería saber nada de los sacerdotes, como llevaba otra cruda se pasó a tomarse un melón a la pulquería para curársela, encontró al “Cajete” y se siguieron tomando, cuando llego a su casa, su mamá ya se había ido y su vieja lo sacó a palos por borracho y jamás lo dejo entrar.
Se enrosco como perro, paso por ahí su suegra y al verlo le echo una cubeta de agua.
    •    !Qué pasó señora!

    •    Párate y vete a dormir a otro lado aquí no es mesón.

A la señora Juana se le remordio la conciencia y le dijo a su vieja.
    •    Que lastima me da ver a tu marido borracho, es un desgraciado borracho pero el padre de mis nietos vamos a darle otra oportunidad. Mételo al tinaco de agua para que se le baje la peda, mientras voy a ver al que organiza el viacrucis en el barrio a ver si le da chance de meterlo.

La señora fue hablar con el encargado de la organización del viacrucis viviente, que hacen cada año en semana santa en el barrio del Arbolito.
    •    Dígale que venga a verme.

Bañado y cambiado llego y hablo con Pichardo le dio consejos de que dejara de tomar, que buscaría algo para que él se regenerara, con la condición de que tenía que seguir las reglas, se tenía que confesar ir a misa y estar en la iglesia todos los días.
Pancho le preguntó.
De una vez dime lo que voy hacer, que personaje voy a realizar el viernes de la Semana Santa.
    •    Tuviste suerte porque falto un soldado y tú le iras todo el camino golpeando a Jesús, pero le das duro.


Acepto y fue a darles la noticia a su vieja y a su suegra, para que le hicieran su vestimenta que iba a llevar, todos los días iba a la iglesia y se confesaba, y no dejaba de repetir lo que iba a decir al que representaba el papel de Jesús.
    •    Cada que se caiga le pegas y le gritas: ¡Levántate y camina!

Así paso la semana haciendo y ensayando el viacrucis, el viernes santo se fue a confesar y cuando iba a llegar a su casa al pasar por la cantina “El Gran Golpe” encontró al Cajete, que le dijo.
    •    Me debes una cabrón y ahora me la pagas, vamos a la cantina.

    •    No me tientes Satanás, vete de mi lado.

    •    Órale no te hagas pendejo, solo te tomas una y te vas.

    •    Pero no puedo tomar ya me confesé.

    •    Si Jesús se tomaba el vino, no te puede hacer daño un pulque, vente vamos.

Llegaron a la cantina y le dijo nada más una y me voy.
Pero la tentación fue mucha y el Barrabas, se pico y no llegó a su casa, su señora pensó que se había quedado en la iglesia se arregló junto con su mamá, sus hijos y se fueron al viacrucis a ver y dar gracias a Dios porque su viejo ya había entrado a redil, por su sorpresa fue encontrarlo afuera de la cantina tirado, la suegra lo paro de las greñas y se lo llevó a su casa, le dijo a su hija que le sacara sus tiliches, entre las dos lo echaron a la pileta del agua y lo sacaron de la vecindad a palos.