GANADERO FUE VÍCTIMA DE FRAUDE
Lo despojaron de 73 toros en engorda. José Luis Alvarado Escorcia, vecino del barrio de Metepec, municipio de Acatlán, explicó que hizo un negocio con Refugio Gildardo Hernández y Mauro López, quienes se pusieron de acuerdo para engañarlo diciendo que era socios, se dedicaban a la engorda de ganado y les iba muy bien.
Alvarado les dijo que le entraba, que les iba a entregar ganado de pie a partir del 18 del mes de junio del 2013, en repetidas ocasiones les entregó el ganado, de 300 y 400 mil pesos. Después se atrasaron en los pagos y al pasar el tiempo la deuda llegó a dos millones, de los cuales solo le habían cubierto 300 mil varos. Eso hizo que se comunicara con Mauro quien le dijo que le iban a pagar pero que los esperara un raund, porque les había ido mal. Pero le dijo que no le iban a quedar a deber ni un solo peso.
Así pasó el tiempo y no le pagaron, en el mes de agosto del 2014 Alvarado encontró a su deudores, en forma altanera le dijeron: “No te vamos a pagar y hazle como quieras, el dinero se gastó en carne, y ni modo”.
El manifestante se dio cuenta de que lo habían tranzado y que los dos mendigos le habían robado 73 toros en engorda, dio a las autoridades la media afiliación de los acusados, y pide que les caiga todo el peso de la ley, porque lo engañaron como a un chino, ya los agentes de investigación están buscándolos para que paguen por el delito que cometieron.
SE FUE AL VALLE DE LAS CALACAS
Cansado de esta penosa vida, mejor se fue a buscar fortuna en la otra y se ahorcó en un camino vecinal, se escapó por la puerta falsa, sin dejar recado y sin despedirse de nadie, llevándose sus secretos al mas allá.
Así lo dieron a conocer las autoridades policiacas que tomaron cartas en el asunto de la muerte de Marciano Hernández, de 25 años de edad, se informó que el cadáver estaba colgando de una cuerda a lo alto de una rama de un árbol de 5 metros de altura, lo localizaron el día de ayer algunos vecinos que pasaron por el lugar, y avisaron a la policía.
Se dijo que en el camino de la comunidad Zacapetlayo del municipio de Huejutla, el cadáver fue identificado legamente por Marciano Hernández, de 70 años de edad, papá del infortunado, quien dijo: “Lo vimos salir de la casa como a eso de la 5 de la tarde del jueves pasado, nos quedamos muy preocupados porque no llegó a dormir, y eso nunca lo hace”.
El joven ahorcado fue bajado con mucha dificultad, y poco después llegaron los agentes de la coordinación de Investigación, así como el MP acompañado del grupo de agentes de criminalística, dieron el banderazo para levantar el cadáver y se lo llevaron con el médico legista, a ver qué pez, y después se sabrá por el resultado de la necropsia de ley, de que murió y por qué se fue de este mundo.
LEVANTAN A UNA MENOR Y LES CAE LA TIRA
La subieron en una comunidad de Tulancingo, a una camioneta, pero no contaban que los habían visto, llamaron a la policía al 066. Los agentes rescataron a la menor y se los llevaron al bote a los 5 malandrines.
La colaboración de un vecino vigilante hizo que se movilizaran los fuerzas policiales y detuvieron a los delincuentes, que ni tiempo les dio de montar en su caballo. Estos monos le habían dado un “levantón” a una menor de edad, que la subieron de las greñas. Se dio a conocer mediante un comunicado oficial, que lo elementos uniformados habían capturado a unos changos marangos por la privación ilegal de su libertad.
Poco después de que un grupo de individuos vio cuando la subieron y algunos sacaron sus celulares y se comunicaron con la policía. En esa forma fue como recibieron la alerta para localizar una camioneta Ford tipo Ranger que circulaba sobre el barrio de Norte 4, en la comunidad de Carpinteros, de manera inmediata y veloz, salieron como alma que lleva el diablo a su búsqueda. Y en menos que canta un gallo los atraparon.
Aunque los gendarmes sudaron para salvar a la chamaca de 14 años, lo que hicieron fue peinar las calles. Luego realizaron recorridos por todos lados de la región hasta que lograron localizar a la unidad donde iban 4 sujetos. Los uniformados se les cerraron y les marcaron el alto, se bajaron y dijeron que se llamaban Gerardo, Néstor, Everardo, Ricardo, de 23, 22,18 y 19 años, revisaron la camioneta y no llevaban a nadie, les preguntaron a dónde estaba la menor que se habían subido a huevo, les contestaron que no sabían de lo que les estaban hablando.
Pero cuando hablaban estaban nerviosos, lo notaron los agentes, que son viejos lobo de mar. Los policías estuvieron como cuchillito de palo, hasta que dijeron la verdad, comentaron que habían subido a la chica a madrazos porque no quería por las buenas, y se la llevaron, al notar que los andaban siguiendo, la bajaron en una brecha y se quedó resguardada por otro compañero de ellos.
Los guardianes de la ley y el orden se dirigieron al lugar donde les dijeron y rodearon el área para que no hubiera escape del que la cuidaba, poco a poco se fueron acercando con los pies firmes en el suelo, algunos con la pistola en la mano, otros con su carabina bajo el brazo, y miraban para todos lados, con el dedo en el gatillo, listos para jalarles un tiro en caso de que les quisieran madrugar.
De momento le cayeron al mono que cuidaba a la chava, y les dijo que se llamaba Antonio, de 22 años de edad, lo llevaron a donde estaban sus compinches y quedaron ante la coordinación de investigación, y luego pasarlos al grupo de secuestros para que sean investigados.
SUPUESTO SECUESTRO DE UN NIÑO
La policía se puso al tiro y andaban como hormigas sin control, tenían que encontrarlo a como diera lugar, si no qué pensaría de ellos su querido Capitán. Para acabarla de acabar era la mañana del 30 de abril, día del chavo, en una primaria de Pachuca los directivos del plantel reportaron al 066 la supuesta desaparición de un niño, de acuerdo con las fuentes policiales, poco después de la 11 de la mañana una madre de familia de la Escuela Everardo Márquez lloraba sin descanso.
La escuela se encuentra en la colonia Periodistas, después de que su jefa al ver que el niño no parecía, rápidamente se escuchó una voz, que parece que estábamos en el palenque, en una pelea de gallos, “Cierren las puertas señores”. Se ordenó de inmediato que se llamara a los uniformados, en menos que lo cuento llegaron rodeando las cuadras aledañas a la escuela, y deteniendo a todo señor que pasaba por el lugar con cara de roba chicos.
Se corrió la noticia de boca en boca, que de un momento a otro había dentro de la escuela más gente curiosa que padres de familia, preguntando, investigando lo que en realidad pasaba.
Hubo un caos, dieron la orden de que no dejaran salir a nadie, los uniformados andaban buscándolo, unos hasta debajo de las piedras, otros arriba de la azotea.
Andaban en el patio, chocaban al entrar a los salones, preguntaban cómo era ese niño, les contestaron que tenía 7 años de edad, y no podemos decir su nombre porque puede ser inocente. Cuando dieron las señas del menor, uno de los conserjes dijo que su papá se lo llevo antes de que terminara el festival, sin dar aviso a los profesores.
Pusieron las cámaras de seguridad y localizaron al chavito, que iba de la mano de su papá, en el interior de la escuela, los maestros dieron aviso a los padres de familia, que lo habían encontrado, que todo fue una falsa alarma, aunque algunos, enojados, les dijeron que esa vaciladas se hacen el 28 de diciembre el día de los inocentes.
Eso nos recuerda que en una escuela muy conocida, dos hermanitos uno de 7 años y otro pasaba de las los 8, de momento el niño chiquito tosió, el más grande le dio unos golpecitos en la espalda preguntándole qué era lo que le pasaba, el niño pequeño le dijo que se había comido un botón de su abrigo, el mayor pensó que a lo mejor se le había atorado en la garganta, y le dijo a uno de los agentes de tránsito “Mi hermanito se comió un botón”.
El agente de tránsito se tragó el silbato por hacerlo violentamente, se puso colorado, otro de sus compañeros llamó a la Cruz Roja pidiéndole que llegara lo más pronto posible, la ambulancia al correr, a pesar de que iba con la sirenas abiertas, chocó contra un coche, y se llevaron a los heridos la hospital, cuando todo había pasado, se acercaron con el niño grande y le dijeron que cuál era su problema, les dijo que su hermanito se había comido un botón, el niño chiquito se los quedó mirando y les dijo: “No me lo comí, lo
tenía debajo de la lengua”.
POR UN PELITO SE LE SALE EL HIJO
La señora Guadalupe Hernández Pérez sufrió el susto de su vida, que por poco se le sale el hijo, lleva 8 meses de embarazo, todo pasó porque su viejo Pedro Juárez es un gato ratonero, la tiene acostumbrada que del trabajo a su casa y se pone a ver todos los comerciales que pasan en la tele en lugar de programas.
Tiene tres chamacos, de los cuales los han dejado sorprendidos porque han ocupado el primer lugar todos los años que cursan, se llaman Juan, Pedro y Miguel, están en la escuela Fuentes y Bravo, y cursan los años de sexto, quinto y cuarto.
Como los maestros el 30 de abril les hacen su pastel y les dan un globo, ellos habían pensado ahorrar lo que se gastan en camión todo el año, y mandarlos a patas a la escuela, ellos viven en la colonia Guadalupe. Haciendo la cuenta de 14 pesos diarios de ida y vuelta cada uno, juntaron un buen de lana, les iban a dar el dinero para que ellos se compraran lo que más les gustara o lo que quisieran.
Juntaron todo el dinero, pensaron comprarles ropa y darles algo en efectivo, que serían como unos 5 mil pesos para cada uno. Como Pedro también es precavido, cada semana llevaba su dinero a una tienda Elektra, en el guardadito, trabaja en una refresquera de la colonia la Paz. Quedó con su mujer de que iba a pasar por el dinero y luego regresaba por ellos para que juntos en el parque, celebraran el día del niño.
Pedro entraba a su trabajo a las 6 de la mañana y salía a las 2 de la tarde, eran las 5 y no parecía, eso puso nerviuda a su mujer, que el niño que lleva adentro comenzó a darle de patadas, y llegó a la desesperación, cada rato se asomaba por la ventana. Salió a la calle asomarse, a ver si no parecía su esposo. Sus hijos sufrían al ver a su jefa que estaba como leona enjaulada y hacía pucheros a punto de chillar, ella se decidió y fue a ver a su suegra, le contó que Pedro no parecía, comentándole sus planes, y como llevaba todo el dinero, pensó que a lo mejor le habían dado un levantón.
Pidieron ayuda por el 066 y les dijeron que llevaran una fotografía reciente. Doña Guadalupe estaba con el Jesús en la boca, tenía la corazonada de que algo le había pasado porque su esposo no era amiguero ni tampoco le gustaba empinar el codo.
Para que estuviera más tranquila, se había juntado toda la familia, amigos y compadres, que juntos bajaron al Ministerio Público de Mineral de la Reforma para reportarlo como desaparecido, iba mucha gente, que parecía la procesión del silencio, porque nadie hablaba, caminaban muy triste, con los brazos caídos, mirando al suelo, como si le pesaran las nalgas.
El señor autoridad les dijo que no podían reportarlo como desaparecido porque apenas tenía unas horas que no llegaba a su casa, un policía les dio la idea que lo buscaran en el corredor de las caricias, y se llevó una mentada de madre, que por poco le dan pamba loca. Tristes y sin ilusiones, regresaron a su hogar y al pasar por un agujero de los que dejan los trabajadores de Caasim cuando arreglan una fuga y no tapan, les dijeron que como a las 2 y media de la tarde un hombre se había caído de cabeza y se lo llevó la ambulancia, su vieja se desmayó, pensó en su viejo que a veces camina distraído.
Como la llevaron al hospital, allá aprovecharon para preguntar si no tenían internado a un señor con el nombre de Pedro Juárez, les dijeron que sí, que se había caído un agujero que está en la calle de Bugambilia, donde arreglaron una fuga, toda la familia fue a verlo y sólo tenía abierto del coco y estaba lleno de lodo, sentado porque no había camas ni agua para que lo bañaran, le avisaron a su esposa, que estaba a punto de abortar con la noticia, todo regresó a su lugar.
Cuando habló con él le contó la triste historia de lo que le había pasado, la señora le preguntó por el dinero, sonriendo le contestó: “Dios ayuda al jodido, no lo saqué, me se fui derecho a la casa porque ya me andaba del baño, si no se lo hubieran tranzado en el hospital”. Todos quedaron contentos, la señora regresó a su casa, a Pedro le cosieron el agujero y hasta hoy, sus hijos recibirán sus regalos y su dinero.
LA COLA DEL COCODRILO
La pelea del siglo resultó como las de cada sábado, usted será el juez quien decida quién ganó, porque hicieron mucho ruido y hubo muy pocos madrazos. Para acabarla de amolar, hasta las viejas, por muy chulas y buenas que están, resultaron ridículas.
gatoseco98@yahoo.com.mx