LE ECHARON CUATRO AÑOS DE CÁRCEL
La sentencia condenatoria de cuatro años de prisión por los delitos de asalto y robo a un taxista, fue un regalo que le dio la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo a un hombre.
Los hechos sucedieron en el municipio de Huejutla de Reyes Hidalgo, el corazón de la Huasteca Hidalguense. Ahí cometió el robo, el pasado 11 de marzo de este mes, a las 11 y feria de la noche.
Se explicó que el sentenciado iba a bordo de una unidad de transporte del servicio público (taxi) tras haber solicitado al chofer que lo llevará a una dirección y que él le diría a donde lo dejaría.
Mientras la víctima conducía el taxi, con dirección a las Tres Huastecas, a la altura de una plaza comercial el agresor que se llama J.A.L. y que viajaba en la parte trasera del vehículo, lo sujetó por el cuello con las dos manos y lo dejó todo menso porque estaba a punto de ahorcarlo. Y luego con un cuter lo amagó.
Lo amenazó con matarlo y le exigió que le diera todo el dinero que llevaba de la cuenta del taxi. Después la víctima fue bajada de la unidad y el asaltante tomó el volante para llevarse el coche y dejarlo que se fuera a pata.
Lo abandonó en la oscuridad de la noche, con riesgo de que se lo comiera un lobo. La víctima por el miedo se puso a gritar como loco, y de pura chiripada pasó por ahí un motociclista a quien le contó sus penas, y como iba sangrado de la cara lo llevó al hospital Regional donde solicitó ayuda a los gendarmes.
Con el reporte recibido por varias corporaciones, pusieron en marcha sus operativos que siempre les han dado resultado para encontrar la unidad robada y alrededor de las nueve de la noche, el ahora sentenciado fue ubicado y detenido a bordo del taxi robado.
UN ABUELO CAYÓ AL RÍO Y SE AHOGÓ
Dijeron unos de los testigos que se estaba bañando en el río, se resbaló y ya no salió.
Una persona de la tercera edad, fue al río “Garcés” para bañarse, y por desgracia ya no regresó a su casa, se resbaló y se pegó en la choya.
El señor se llamaba Juan y tenía 80 años de edad, salió de su vivienda en la cabecera del municipio de Xochiatipan Hidalgo con la idea de darse un buen chapuzón y quitarse la mugre, en el caudaloso río. Tenía la costumbre de hacerlo pero esta vez le falló.
Después de estar realizándose un aseo corporal, de momento, sufrió una caída y se dio un fuerte golpe en la chirimoya, que lo hizo desmayar y ya no salió del agua.
Los vecinos que viven alrededor del río, al darse cuenta de que flotaba el cuerpo, algunos pensaron que estaba nadando de muertito, pero se dieron cuenta que ya no pataleaba. De volada se metieron a darle ayuda, pero era demasiado tarde, porque ya había rendido cuentas con San Pedro.
Llamaron a la policía y al llegar fue acompañado por el ministerio público, que después de dar fe al cadáver, fue trasladado al médico legista, por lo que lo llevaron a Huejutla para hacer la necropsia de ley.
Sin embargo sus familiares impidieron que se lo llevaran y sin levantar ninguna denuncia dijeron que a Juanito todos los del pueblo lo querían y lo estimaban, que siempre se iba a bañar al río.
Las autoridades fueron convencidas y entregaron el cuerpo para que los familiares le pudieran dar cristiana sepultura, y en la carpeta de investigación dijeron que había muerto en el agua por un calambre que le dio por “lo mismo”, por viejito.