Un Infierno Bonito

LOS POLICÍAS NO PIERDEN LA TRADICIÓN
Pachuca tiene su historia llena de leyendas y tradiciones, con sus casas viejas que se están cayendo pero siguen al pie del cañón, con su fe y sus costumbres.

Se habla de la honradez y cumplimiento de los policías. Dice el director de Seguridad Pública en el Estado de Hidalgo que está orgulloso de sus uniformados, que siguen la tradición, el honor y la gloria.
Sin embargo, se quejaron que la policía los golpeó por no dar la tradicional “Mordida”. Todos resultaron madreados. Nos cuentan que tuvieron un accidente vial: una camioneta les pegó y se peló. Ellos se orillaron para pedir apoyo y llegó barriéndose una patrulla con sus respectivos policías estatales.
Les preguntaron qué les había pasado, y les contaron, con  detalle, lo sucedido. Jefri Cortés y Kelvin Alberto dijeron que iban acompañados de su tío y de su padrastro, en una camioneta tipo Ram, en la carretera México-Pachuca, a la altura de la colonia Matilde.
Les preguntaron cómo era la camioneta que es pegó. Dijo uno de los afectados que no les dio tiempo de ver, pero fue una unidad de similares características. Se fueron rumbo a la capital.
Pero les respondió uno de ellos: “Eso a nosotros no nos importa. Tienen que ponerse parejos con una lana, de lo contrario su camioneta se ira al corralón y ustedes al bote”.
Los afectados respondieron: “Pero por qué tenemos que darles si a nosotros nos pegó y se siguió de filo”. Les dijeron: “Así es la nueva ley, éntrenle”.
El tío de uno de ellos les dijo que sólo contaba con 200 pesos y cuando estiró la mano para dárselos, el policía se carcajeó: “No mamen, 200 pesos, me tienen que dar por lo menos 700 pesos”.
Y le dijo a uno de sus gendarmes: “Yo te digo cuando pidas la grúa, y suban a estos mendigos a la patrulla”
 Kevin les dijo que no tenían dinero, y además ellos fueron los  golpeados.  Otro de los policías le dio un aventón al que habló, que cayó parando las patas, y le gritó: “Cállese el hocico, así no se le habla a un superior. Ya le dijo que esta es la nueva ley”.
Otro de los uniformados les ordenó que pusieran las manos sobre la patrulla para pasarlos a la báscula, a ver si iban armados.
El joven no se dejó, y recibió un golpe en la boca. Golpearon a todos los que iban en la camioneta.
“Nos catearon a jalones, y como no nos dejamos, comenzaron a pegarnos a donde nos caía, con sus escopetas; primero a mí y luego a mi padrastro; corrimos y nos alcanzaron y nos pegaron, parece que les daban cuerda.
“Poco después llegaron más patrullas, y entre todos nos lastimaron. “Hablaron entre ellos y a mi padrastro y a mí nos subieron a golpes a la patrulla, para llevarnos a la barandilla. Todo el camino nos fueron golpeando. Antes de entrar a la galera nos quitaron las cosas personales, como su cartera del tío de Yefri, que tenía los 200 pesos que les ofrecía, y una sudadera nueva”.
A los demás les dijeron que se fueran, quitándole sus pertenecías, como su reloj, su anillo, una cartera con 500 baros, y los corretearon a patadas.
Después los sacaron de la galera para dejar que se fueran. Ellos le solicitaron al comandante de guardia que por favor les devolviera sus celulares y su cartera, y les dijo muy serio: “Cuando  llegaron no traían nada, qué les voy a devolver, firmen este escrito y pueden irse”.
Los quejosos buscaron a un reportero para decirle que les dijeron que esta es la Nueva Ley, y ellos, como son pachuqueños de corazón, no pierden las tradiciones que se usan en la dirección de Seguridad.
El periodista del Diario Plaza Juárez que no se le va ni una, les preguntö: “¿No supieron como se llaman los que los golpearon y los robaron”. Le contestó Yefri: “uno se llama Miguel C.S. y el otro Mario V. Los números de las patrullas donde iban los cavernícolas uniformados, son 00-991 y 00-999”.
Les aconsejó el reportero que fueran a los Derechos Humanos del Estado y pusieran su queja de abuso de autoridad. Así lo hicieron, y quedó asentada en el expediente 1864-17. Nosotros, que sabemos la Historia de Cada Día, estamos de acuerdo en que no todos los policías son “Riñones”. Hay unos pocos que son honrados. Los que sacan las mordidas son aquellos que tienen dos viejas y con lo que les pagan no alcanza para el “chivo” y vestirlas, pues las quieren traer como las señoras de un director.
 
PERDIÓ UN BRAZO Y UNA PIERNA
Carmen y su jefa Magdalena piden justicia, y buscarán la forma de hablar con el gobernador para que les eche la mano. Hace 6 años con 7 meses, su vida dio un giro de 180 grados. Carmen tenía 15 años y era empleada de una ferretería. Tuvo un accidente, recibiendo una descarga eléctrica, y después de varios meses de estar hospitalizada, perdió el brazo izquierdo y la pierna derecha.
Dijeron a las autoridades que el responsable es su tío, hermano de su papá, de nombre Modesto. Pero se hizo como el tío Lolo en pagarle indemnización, y por eso presentaron una demanda penal.
Declaro Carmen, originaria y vecina de la comunidad Los  Remedios, del municipio de Ixmiquilpan, que su pariente se ha hecho “Hojaldra” y no le paga la indemnización. Lleva un año 5 meses esperando que sea rematado un inmueble que entregó su tío Modesto como garantía para cubrir la reparación del daño, de acuerdo con la sentencia del juez, con fecha de septiembre, pero  dos días después se rajó.
Acusaron públicamente, que el 14 de agosto del año pasado, se tenía que realizar el remate del terreno de una hectárea (10 mil metros cuadrados) de acuerdo con el edicto publicado. Funcionarios del fondo Judicial no se presentaron. El oficio de pago era a favor de Carmen, y se libró el 8 de marzo de 2012.
El juez de primera instancia judicial de Ixmiquilpan, Víctor, expuso al director del fondo Judicial, Manuel: “Hago de su conocimiento que el pago que le fuera indicado en mis diversos oficios, debía hacerse a favor de la ofendida Carmen, y no a favor de Jesús, como se indicó en el oficio referido, ante fe de la notaría pública 3, la cantidad de un melón quinientos mil cuarenta y seis mil chuchos a Carmen”.
Así se refiere que se debe informar al Juez, y en caso de que no se cumpla, el acreedor se hará un apremio como establece la ley. Los quejosos, junto con el licenciado Urbano Martín, dijeron que han tenido pláticas con el secretario general del Tribunal Superior de Justicia, comprometiéndose que en la segunda almoneda de remate se realizará el pago ordenado.
Sin embargo, asegura que el Tribunal Superior de Justicia no tiene dinero. Le contestan: “no se trata de que tenga dinero, sino de que cumpla la orden del remate a mi favor”. Lo que pasa es que no están obedeciendo la orden de juez, y pasan los días y no resuelven nada.
Por eso se van a buscar a los indicados, como son el señor gobernador y los magistrados.
En cuanto al accidente de Carmen, donde perdió el  brazo y un remo, se sabe que ella ingresó a 15 años, como empleada de mostrador del negocio de su tío Modesto, en la venta de materiales para plomería.
Una semana después, del 15 de febrero del 2007, a las 11 de la mañana, dijo que fue llevada a entregar un material a la colonia 5 de Febrero de la comunidad Los Remedios.
Como los materiales había que subirlos a la segunda planta de la casa, y como su tío no tenía personal, le pidió a su sobrina que lo ayudara para que de una vez se instalara la tubería de un tinaco de agua.
La joven al subir un tubo de cobre, sin darse cuenta tocó los cables de alta tensión y recibió la descarga eléctrica, cayendo desmayada en la azotea. Dijeron los testigos que al perder el conocimiento, su tío la golpeó en el pecho para a ver si reaccionaba. Al ver que no, la cargó y la aventó a la calle, donde la dejó y se fue en su camioneta.
La gente ayudó a Carmen, que fue internada en el Hospital de Ixmiquilpan, pero debido a sus lesiones, fue llevada al Hospital General de Pachuca. Salvó la vida, pero perdió un brazo y una pierna. Lo cual obliga al culpable a pagarle para que ella pueda utilizar prótesis. Su tío no se presentó al hospital y no donó sangre, así como tampoco pagó un solo centavo en el hospital por el medicamento. Por eso fue el pleito con sus familiares. Y le dijo el papá de Carmen que le cae de madre que si no le paga, se lo va a echar al plato.

LA QUERÍAN DESMADRAR Y LO HICIERON
María de los Ángeles, de 25 años, con domicilio en la calle  Zarco del barrio El Arbolito, acusó ante las autoridades a Isabel, de 18 años, y a una amigocha que la acompañaba, con cara de las que se suben al tubo.
Comentó que de momento entraron a su casa, dándole un caballazo a la puerta. La espantaron y por poquito tira la olla de los frijoles. Comentó María que sabe que Chabela es el quelite de su viejo Nicolás. Les preguntó: “¿Qué se les perdió?”
Chabela, sin darle tiempo de montar a su caballo, le tiró un golpe en el ojo izquierdo, que vio estrellitas y se fue de nalgas. Antes de que se parara, le zumbó otro madrazo en el otro ojo, que la dejó como a la gallinita ciega.
Furiosa, se levantó y comenzó a aventar campanazos con el puño cerrado, pero no les atinó ninguno. Sintió un jalón de pelos. La tumbaron al suelo. Una de ellas se le montó, le azotó su cabeza en el suelo, mientras la otra le dio de patadas a donde le cayeran. Le estaban dando hasta por debajo de la lengua. Entre gritos de desesperación, María les preguntó: “¿Qué quieren? Recibió como  respuesta un golpe en el hocico.
Así como advertirle que por la buena dejara libre a Nicolás, porque ella estaba panzona de él, y si no lo deja, la van a matar a punta de madrazos. Este es  un aviso. Y se fueron carcajeándose. Por la tarde, cuando llegó su señor, al verla que estaba muy golpeada le preguntó qué le había pasado.
La señora, llorando, lo insultó. Le dijo hasta de lo que se iba a morir: que era un perro cuzco, que se largara de su casa, que su amante la había dejado toda desmadrada. El hombre le dijo que siempre le ha sido fiel. Le preguntó cómo eran las viejas. Le contestó que una era chaparra, greñuda, que al agacharse se le veía la cola, y la otra una vieja flaca, con nalgas de víbora.
A Nicolás le dio mucha risa. Le dijo que eran la Chabela y una vieja que trabaja en un centro nocturno. Que es la amante de su tocayo que vive en la esquina de su casa, que la confundieron. La acompañó a poner su demanda. Por una y otra cosa, la desmadraron sin deberla.

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