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UN INFIERNO BONITO

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¡MANOS ARRIBA!

Se había corrido la noticia que en el Jardín Pasteur, de Pachuca, de un momento a otro un hombre se cambiaba de lugar, les salía a los transeúntes entre los árboles, era un tipo con una pistola y les quitaba lo que llevaban, les ponía el susto de su vida a mujeres y hombres, jóvenes y señoritas, que avisaban a la policía pero nunca hicieron nada por detenerlo.

El ladrón, según decían las víctimas, era un chaparro, gordo, feo, tiene una mirada que da miedo; el ladrón tenía su escondite en el que se despachaba con la cuchara grande, quitando celulares, monederos, carteras, computadoras… ya había encontrado su minita de oro.

Las quejas eran muchas, se corrieron como reguero de pólvora hasta llegar a los oídos de los comandantes de Seguridad Pública, y le hicieron  el mismo juego, dejaron la patrulla lejos del lugar, los policías se escondieron entre la maleza y los árboles, a esperar que cayera el famoso ladrón.

Cada uno de los uniformados llevaba dentro de su cachucha un retrato hablado, era un hombre de piel morena, rasgos faciales toscos, estatura de un metro con 65 centímetros, tenía cabello negro y seguido estaba en ese lugar.

En los reportes que le daban a los gendarmes decían que en la calle de José María Pino Suárez, la persona estaba todo el día y parte de la noche esperando a sus víctimas. Al notar la presencia de la policía, que le salió como si jugaran escondidillas, quiso correr pero ya estaba rodeado.

Lo agarraron, miraron el retrato hablado y dijeron que ese era, hasta en la trompa se parecía al del dibujo, le cayeron como abonero en quincena y no lo soltaron de las greñas hasta que les dijera cómo se llamaba, les dijo que Gregorio, que sus cuates lo conocen como “Goyo” y tiene 36 años de edad.

Lo esculcaron, en la cintura llevaba una pistola, los policías echaron un paso atrás y le apuntaron diciéndole que cualquier movimiento se lo echan al plato. Poco a pocos se acercó uno de ellos y se la chispó, descubrieron que era una pistola de municiones y fue cuando le dieron pamba por mamón.

Dijo el comandante que usar un arma de esas también es peligroso porque al disparar le puede pegar la munición en un  ojo y lo dejan como pirata.

Le preguntaron que para que la usaba, contestándoles que va al jardín a matar pajaritos; dijo que vivía en la colonia Felipe Ángeles, se lo llevaron ante el juez conciliador de la Policía Municipal, quien lo pasó al Ministerio Público, la noticia se corrió  y llegaron muchos ciudadanos a poner su queja de acuerdo con lo que les quitó, por robo y asalto.

Al saberlo don Pascual, el zapatero, que tiene su changarro en la esquina, no se aguantó las ganas de ir a levantar su demanda y dijo que a él le quitó la cantidad de mil pesos, delante de las autoridades le dio una cachetada que sonó como cuando uno mata a una mosca con un periódico y le dijo que se la merecía porque con el susto, por un pelito se le para la molleja.

 

POR UN PELITO SE ECHAN A UN RATERO

Ya están hasta la madre de tanto ratero, seguido dan el golpe a los vecinos del fraccionamiento La Providencia, quienes le dieron una madriza al joven ladrón que chillaba como niño chiquito suplicando que ya no le pegaran, los habitantes de la colonia estaban enojados que parece que les daban cuerda.

Todo esto que les cuento sucedió el martes pasado por la noche, le cayeron en la movida cuando se llevaba un tanque de oxígeno, de una casa.

Los gendarmes dieron a conocer en su parte, que fue en la calle de la Cruz, numero 132, manzana 26, del fraccionamiento La Providencia, como a las 10 y feria de la noche. Un adolescente de 16 años de edad, de nombre Damián, al parecer estaba drogado, se introdujo al citado domicilio, se cargó el tanque de oxígeno como si fura de gas.

La parte afectada dijo que al llegar a su domicilio escuchó ruido y se dio cuenta de la presencia de un hombre que llevaba el tanque de un metro con 30 centímetros. Según explicó el dueño que al verse descubierto, salió corriendo a todo lo que le daban las patas.

Lo corretearon lo pescaron y le llovieron los golpes, patadas y jalones de greñas, estaba tirado sangrado y juraba por su jefecita, que jamás volvería a robar un  tanque de oxígeno, lo pararon y le llovieron de madrazos que cayó al suelo y le llegó una lluvia de patadas, la idea de los vecinos era lincharlo.

Una mujer llamó al 911, llegaron varias patrullas así como un  camión antimotines para evitar que lo mataran. Los uniformados, con la cabina bajo el brazo, quisieron calmar a la chusma diciéndoles que otro golpe más y disparaban, pero los tiraron de a locos y siguieron dándole hasta por debajo de la lengua. Los gendarmes se pusieron al brinco y se metieron por la fuerza, pero los vecinos que estaban apunto de reventar de coraje también les sonaron a ellos.

Los uniformados pidieron refuerzos porque saben que estaban en la tierra de nadie, como lo es La Providencia, y se estaban dando al tú por tú.

El ladrón apenas podía hablar y les pedía perdón; estaba descalabrado.

Fue necesario que los municipales llamaran a sus hermanos grandes de la policía estatal, para que les echaran la mano, porque los golpeadores no paraban de darle al ratero. Llegó muy macho el comandante Jesús Moreno y se metió a rescatar al muchacho, o lo que quedaba de él, y lo mandaron al IMSS por las lesiones que presentaba.

En el ministerio público se sabe que los probables agraviados por el delito de robo no presentaron su denuncia penal, y se tuvo que abrir una espera a ver si el adolescente golpeado, o sus familiares, denunciaban a los que resulten culpable por el intento de linchamiento, porque con la madriza que le pusieron pude quedar loco.

 

SU VECINO LE QUITÓ SU COCHE A LA MALA

José Antonio Díaz fue la víctima y se quejó con las autoridades porque el vecino no se conformó con quitarle el coche, lo golpeó en la cara con un tubo.

Más de medio año lleva lastimado de la nariz, es una situación que no puede dormir, tampoco respirar y necesita urgentemente una operación quirúrgica porque le pegó en la nariz con un tubo, no le desvió el tabique, sino que se la hizo cachos.

Esto le explicó Antonio a nuestro reportero estrella de Diario Plaza Juárez, para que le eche la mano en difundir por medio de sus letras públicamente y conozcan al vecino que lo madreó y le quitó su automóvil.

La agresión ocurrió el 26 de diciembre del año pasado, la víctima estaba viviendo en la Ciudad de México y casi no llegaba a su casa, hasta que un vecino se comunicó con él y le dijo que su amigo andaba vendiendo su coche. Según le dijo el vecino informante,  que Benjamín García González entró a su domicilio y se llevó el Neón Dodge color rojo, modelo 98.

José Antonio se comunicó con su vecino y le hizo un reclamo que por qué se había llevado su automóvil, que lo esperara porque ese mismo día se lo tenía que devolver. Cuando llegó lo buscó y Benjamín se negó a entregarle el coche, y cuando estaba alegando agarró un tubo y “pacatelas” se lo sonó en la nariz, se la sumió y quedó chato.

Como había regresado con su señora y su hijo, le comunicó que le tenía que dar 6 mil chuchos y pagarle la operación, comentó que su hijo también fue el que pagó el pato, porque al sonarle con el tubo le abrió su cabeza; esto ha pasado muchos meses y no sale de su casa por temor a que el maldito le vuelva a dar otro en la cholla. Pide justicia para que encierren a su vecino, porque con el golpe ya no huele nada.

 

ESTE MONO SE PASÓ DE LISTO

Abusó de una mujer con discapacidad mental y ahora va a pagar su gran delito de violación, en agravio de una mujer de 27 años que le falla el coco.

El caso al parecer se cometió el pasado 13 de mayo, cuando la víctima recibió una llamada del ahora gandaya, con la finalidad de que se vieran en una tienda de autoservicio que se encuentra en El Palmar, de Pachuca.

Se encontraron en el mencionado lugar, donde hicieron la cita y se la llevó a su casa, que se encuentra en Rinconadas de los Ángeles, en el municipio de Mineral de la Reforma, donde permanecieron por varias horas.

Después de estar en el lugar, el imputado comenzó a meter mano a la mujer, que loquita loquita y él lo ponía, pero en una de esas no pudo evitar el ataque y se la echó, fue su víctima.

Estos hechos quedaron asentados en la carpeta de investigación que tiene a su cargo el ministerio público, derechos humanos y Servicios a la comunidad; se reunieron los medios probatorios,  se consiguió que el 22 de mayo el juez soltara la orden de aprehensión por el delito de violación.

De inmediato los agentes investigadores dieron con él y se lo llevaron por el mandamiento judicial al bote, por encajoso. Un día después se celebró la audiencia inicial en el cumplimiento de 72 horas.

De esa manera continuó la audiencia, otorgándole a los culpables 6 meses de la investigación complementaria. De todos modos se lo van fregar; habiendo tanta mujeres vivitas, se mete con una que le falla la nuez.

 

AGARRARON A UN LADRÓN EN LA MOVIDA

Estaba en el interior de una casa donde pretendía robar, los dueños llamaron a la policía y lo agarró con las manos en la masa; el delincuente aprovechó la salida de los dueños, estuvo como soldado vigilando, pero poco le duró el gusto porque se lo enchilaron.

Los hechos se registraron en el fraccionamiento de la Hacienda de Tizayuca, como a eso de las 9 y media de la mañana, pero el ratón nunca pensó que antes de salir les encargó la casa a los vecinos, que estuvieran echándole un ojo cada rato porque saben que ahí abundan los ratones.

A los policías les llegó una mentada, (perdón) una llamada donde les decían que dentro de una casa estaba un amigo de lo ajeno, que llegaran pronto a la dirección que les dieron antes de que se escape.

Salieron echo la mocha los municipales, listos para atender la llamada, quienes llegaron al lugar con las torretas apagadas, mirando para todos lados y tal como se los habían dicho estaba el cacomixtle echando cosas en un costal y muy apurado, de momento brincó cuando le cayeron los uniformados, no le dio tiempo ni de saltar por la ventana. Se metió hasta el último rincón de la casa y les gritaba que él vivía ahí, que se fueran o los acusaba de entrar sin permiso.

Como estaba debajo de la cama, los uniformados usaron su fuerza bruta jalándolo de las patas, sacándolo a la calle dándole de macanazos, porque no quería caminar, parecía burro menso.

Se lo llevaron a la agencia del Ministerio Público por el delito que ya les dije, aunque no se llevó, ni ellos sacaron, nada hasta que llegaran los dueños a poner su demanda.

El agente social lo mandó a las autoridades competentes, donde quedó encerrado por allanamiento de morada, lo esculcaron y no se había llevado nada, sólo estaba adentro.

Esperaban a los señores a que fueran a poner su queja, revisaran las maletas y dijeran si se habían llevado algo, para acusarlo como ratón.