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UN INFIERNO BONITO

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“El Chipipo”

Era un 31 de diciembre, en la casa de Juan “El Gaucho” estaban en chinga loca preparando la cena de fin de año. La señora Cristina echaba chispas, no se cocía el lomo de puerco, los romeritos, a punto de explotar buscaba alguno de sus hijos que le ayudara y a ninguno le veía la cola; jugaban en el patio, cada que tronaba un cohete la hacía brincar. Salió echando chispas y los agarró de una oreja:
No quemen cohetes, van a pasar los de Protección Civil y se los van a llevar al bote.
Esos güeyes no la pelan.
La señora lo agarró de las greñas:
Vayan a la cantina a ver si está su padre, parece que su madre lo parió ahí, llega del trabajo y lo primero que hace es meterse.
Ya llegó.
Vayan y díganle que lo necesito, o voy por él.
Después llegó el “Gaucho”
¿Qué se te ofrece mujer? ¿Por qué tanto brinco? ¿Cuál es tu Pez?
Que me vengas ayudar.
No te preocupes, todo está bajo control, encargué cartones de chelas, una caja de pomos y los chescos, solo espero a los invitados.
Le dijo a su mujer:
El que no quiero que venga, y que Dios me lo perdone, es mi compadre “Chipipo”; cuando anda borracho viene a causar desmadres, me da mucha pena por mi comadrita, ella se apuntó, hace rato que fui al baño me dijo que nos veíamos en la noche.
Híjole viejo, esto sí va estar medio perrón, es muy necio. Ya sé cómo le vamos hacer, como viene borracho lo espero en la puerta, apagamos la música y la luz, y le digo que ya se terminó la fiesta, que lo espero para el otro año.
“El Chipipo” era su compadre de grado del “Gaucho”, había llevado a bautizar a uno de sus hijos, vivían en la misma vecindad. Chupaba a madres y en cualquier fiesta les caía, lo sacaban a empujones y se volvía a meter. Su esposa Agripina estaba lista con sus 7 hijos para irse a la fiesta de Año Nuevo, cuando le preguntó uno de sus hijos:
¿A qué horas vamos a comer jefa?
Se tienen que aguantar hasta la medianoche, vamos a cenar en casa de mis compadres. 
Pasaron las horas, comenzaron a llegar los invitados, la familia de Juan ”El Gaucho”, la familia de su vieja, sus compadres y sus amigos, ya estaba la música tropical, la señora se puso como princesa y sus hijos como muñecos de pastel.
De momento llegó el “Gaucho”, se metió, atrancó la puerta, y les hizo señas que se callaran:
¿Qué pasa viejo?
Acaba de llegar mi compadre “El Chipipo” apenas puede caminar, desde aquí vi que entró a su casa.
“El Chipipo” le dijo a su vieja:
Qué no estás lista.
No mames, mejor voy a comprar un pollo rostizado y aquí nos lo comemos, francamente me da pena llegar así como estás.
Que tiene de malo, te digo que me están esperando, ahorita que pasé por su casa apagaron la música y la luz, a mi se me hace que nos quieren dar una sorpresa, porque como no entré la volvieron a prender.
Son las once de la noche, acuéstate  un rato, te despierto al cuarto para las doce y nos vamos.
Está bien.
Cuando comenzó a roncar, la señora agarró a su hijos y salieron de puntitas para no despertarlo. Llegaron a la fiesta, no preguntaron por el compadre, les ofrecieron un refresco, les preguntaron por “El Chipipo”, les dijo que se quedó durmiendo, eso los tranquilizó pero no duraron mucho porque al poco rato entró Roque, “El Chipipo”:
Es de noche y ya llegué. Buenas noches comadrita, dónde está mi compadre.
Ahorita le hablo.
Córrale le voy a dar un abrazo del oso a mi compadrito.
La señora fue a la cocina y le dijo a su viejo:
Ya nos cayó el Chahuistle, se coló con los invitados. Ve a saludarlo y a ver cómo te deshaces de él; como ha visto que el Gobernador adelantó la Navidad, él quiere adelantar la cena.
Juan “El Gaucho” salió a saludarlo, le dijo que aguantara vara, en unos minutos iban a comenzar a chupar y a cenar. “El Chipipo” le dijo que le sirviera la de bienvenida, al “Gaucho” lo puso a parir chayotes, al servírsela a él, se la tenía que servir a todos y mejor lo llevó a la cocina, ahí quería manosear la cena y se lo llevó al patio con unos cuates.
Más tardó en llegar, le dijo que le sirviera otra o le dejara el pomo, para no estar a la vuelta y vuelta, para quitárselo de encima se lo dejó, pero se metió donde estaban los invitados, le dijo que estaba duro el frío.
Pusieron la música para bailar, la mayoría esperaba que dieran las 12 de la noche para darse el abrazo de año nuevo. Roque “El Chipipo” andaba hasta la madre. Su señora lo cuidaba para que no fuera a cometer desmadres en la casa de su compadre “El Gaucho”, al bailar con estilo se iba para atrás, su vieja lo agarraba para que no se cayera y le daba de pellizcos:
¡Ya Roque! mejor vámonos para la casa.
– Cállate, estoy en la casa de mi compadrito.
Faltaba un cuarto para las 12 de la noche, de pronto entre los invitados se escuchó un grito, una señora cayó sobre la mesa, tirando todo lo que había en ella. “El Gaucho” abriéndose paso entre la gente vio a su mujer sangrando de la boca:
Qué te pasó vieja ¿Te caíste?
Iba para la cocina a verte, de pronto me descontó mi compadre “Chipipo”, me dio uno con el puño cerrado en el hocico, no sé porqué ni siquiera le dije nada.
La familia de la señora le estaba dando los primeros auxilios, mientras Juan “El Gaucho” echando madres llegó a donde estaba su compadre, que no daba una, andaba con la mirada perdida y al agacharse se iba de lado:
¿Con que descontaste a mi vieja? ¡Pues toma! Para que te acuerdes, y mañana nos vemos las caras. Desde este momento te borro de la lista de mis compadres y voy a bautizar de nuevo a mi hijo, yo no quiero compadres desgraciados.
Del golpe que le dio “El Gaucho”, “El Chipipo” cayó al suelo, dándose un calaverazo y rodó por los escalones y no se movió. Sus hijos le gritaban y su vieja Genoveva lloraba de pena, lo paró de las greñas y le dijo:
¡Párate maldito borracho!
Entre sus hijos y la señora les costó trabajo ponerlo de pie, y al caminar se les volvió a ir de cabeza, su vieja muy enojada lo jaló de las greñas y le daba de patadas. Jalándolo de las patas lo metieron a su casa, lo aventaron en la cama, sus hijos le preguntaron a la señora:
¿No vamos a cenar mamá?
Lo íbamos hacer en la casa de mi compadre, ustedes vieron lo que hizo el borracho de su padre, y sin deberla nos corrieron a mentadas.
Sonaron las 12 de la noche, tronaban cohetes, gritos de alegría en la vecindad. Doña Genoveva se fue a llorar a la cocina, no comprendía el porqué su viejo borrachento le pegó a su comadre, y sobre todo las consecuencias del otro día, porque su compadre lo amenazó, quedó de irlo a buscar ya que se le bajara la peda. De momento se escuchó un golpe como si quebraran un jarro y dijo uno de los niños:
¡Mamá! ¡mamá! Mi papá se cayó de la cama.
¡Déjenlo, ahí que se quede!
Pasaron las horas, los gritos y la música se iba bajando de tono. La señora no dejaba de llorar subiendo y bajando el moco, se acabó la fiesta en la casa de su compadres y todo estaba en silencio, solamente se escuchan los ronquidos del “Chipipo”, que lo hacía como un león encabronado. La señora se quedó durmiendo sentada en una silla y cuando abrió los ojos era de día, ya había cantado el gallo. “El Chipipo” se hacía rosca como perro por el frío y buscaba algo para taparse, poco después se sentó en el suelo y dijo:
¡Vieja, vieja!
¿Qué quieres?
Ve a comprarme una cerveza, me muero de la cruda, ¿A qué hora nos venimos?
Nos corrieron, cerca de las 12 de la noche, por tus desmadres. Y da gracias a Dios que detuve a mi compadre “Gaucho” si no te hubiera partido toda tu madre, estaba furioso, buscaba alguna piedra para romperte la cholla.
¿Por qué? No me digas que la regué.
¡Todavía lo preguntas! Le rompiste el hocico a mi comadrita y le volaste dos dientes, aparte de eso les mentaste la madre a todos.
¿Yo?
¡Ni modo que yo, pendejo! y deja que se levante mi compadre, te va a venir a reclamar, dejaste chimuela a su mujer. Ese chipote que tienes te lo hizo él de un madrazo y te dijo que era un anticipo, pero que hoy se la vas a pagar, ahí están los hermanos de mi comadre, que también te quieren madrear.
¡Ah caray! A lo mejor con lo borracho que andaba la confundí contigo.
¡Eso se lo vas a decir cuando venga! Por Dios, no me gustaría estar en tus zapatos, si ayer no te mataron, dijeron que mejor en cuanto amaneciera para que sintieras lo que sintió mi comadre.
Me cae que no me acuerdo de nada, estoy perdonado no sabía lo que hacía.
¡Te lo voy a recordar! Andabas todo meado, bailando, con la bragueta abierta, se burlaban de ti, tumbaste dos veces las botellas, y don “Chencho” te dio una cachetada, querías bailar ahuevo con su vieja. Te tomabas las cubas de jalón y te bebías las bachichas que había en la mesa, bailabas solo poniéndote el dedo en el ombligo y meneabas las nalgas, en una de las vueltas se te enredaron las patas y diste el mulazo, todos se carcajearon.
¡Ya no me digas!
Te metiste a la cocina y a puños te comías los romeritos y las tortas de camarón, te sacaron cargando, te aventaron al patio y cerraron la cocina, te quedaste un rato en el patio. Después regresaste y te pusiste a bailar solo. De momento que pasa mi comadrita y ¡Bolas! Que le pegas en la boca con el puño cerrado, se fue de nalgas, tumbando el barril del pulque, los vasos y botellas.
Te volvieron a sacar y mi compadre se te fue encima. Solo te puso un madrazo y no lo dejé que te pegara, le dije que mejor cuando estuvieras en tu juicio.
Lo hubieras dejado, así no sentía los golpes.
Te la vas arreglar solo, cuando venga yo me salgo, me va a dar tanta vergüenza, no quiero verlo.
Ve a decirle a mi compadrito que me da la locura de repente, y que estoy perdonado por orden médica.
Al rato que venga se lo dices. Me dijo que no te iba a dar chance de que hablaras y luego te iba a partir la madre.
“El Chipipo” estaba muy nervioso, de seguro que su compadre lo iba a madrear, no sabía qué hacer, la cruda moral lo mataba, ni él mismo supo porque le pegó a su comadre. La señora fue a comprar algo para darle a sus hijos. Cuando su vieja regresó del mandado le preguntó:
¿Qué has sabido de lo de anoche?
Que mi compadre, junto con sus cuñados, nada más espera que saques la cabeza para darte en la madre, y puso a sus hijos en el patio y en la azotea para que te vigilen y no te vayas a escapar.
Voy a buscar a mi compadre y le voy a decir que se cobre con la ley del talión y quedamos a mano.
¿Cómo es eso?
Diente por diente, Ojo por ojo, yo le pegué a mi comadre, que mi compadre te pegue a ti y ahí la dejamos, quedamos a mano.
¡Mira que mamón! Mi compadre te anda cazando, es mejor que te entregues porque cuando vayas al baño te vaya agarrar como al Tigre de Santa Julia.
“El Chipipo” a cada rato se asomaba por la ventana muy misterioso, pero las ganas de ir al baño lo traicionaron, más tardó en salir cuando “El Gaucho” le cayó como abonero en quincena. Le puso una madriza que ni tiempo le dio de gritar.
Sus cuñados se lo quitaron de encima, pobre del “ Chipipo” no sentía lo duro sino lo tupido. A golpes lo hizo firmar un papel donde se comprometía a pagar las curaciones de su mujer, del “Gaucho”, como cayó de nalgas se le abrió la cadera, además  la dejó chimuela, tenía que ponerle los dientes de oro.
“El Gaucho” fue a su casa y llevó la boleta de bautismo de uno de sus hijos y la rompió en su cara, le dijo que dejaban de ser compadres. Juan “El Gaucho” hizo el brazo como rehilete y le puso un madrazo al “El Chipipo” en el hocico, que perdió un compadre por borracho.
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