UN INFIERNO BONITO

SE LE APARECIÓ EL SUEGRO.
Juan, de 35 años, era un verdadero machín, a su vieja le daba de madrazos continuamente, la señora usaba gafas para no enseñar que andaba con los ojos de cotorra, y con la trompa hinchada. Caminaba como cangrejo, porque una vez de una patada le descuadró el chasis. La señora Ángela, tenía varías actas levantadas en Ministerios públicos, la carpeta de investigación no funcionada, y no le hacían caso, es por eso, Juan, gritaba a los 4 vientos, que las autoridades se la persinaban.

La señora Ángela, de 30 años de edad, tenía que aguantar las madrizas diario, porque no tenía familiares, en Pachuca, y las amenazas de su viejo borracho, eran que si se trataba de dejarlo, le quitaba a sus hijos.
La pobre mujer, cuando iba al mandado se pasaba a la iglesia y le pedía de todo corazón a San Judas Tadeo, que le echara una mano, ya que él se las sabe de todas todas, para  resolver los casos difíciles. Pero el día de ayer, se le hizo el milagro, su padre, llamado Pedro, que estaba en los Estados Unidos, regreso,  tenía años de no saber de ella y regresó a buscarla. Preguntando por ahí y por allá, dio con ella.
Al verla toda flaca y dada al catre, le preguntó que le pasaba, cual era su problema. Que las dietas con  el tiempo son malas.
La señora llorando, a todo lo que daba subiendo y bajando el moco, le contó a su padre la vida de perro que le daba su marido, cada que llegaban borracho no se salvaba de una madriza, y le enseño parte del cuerpo que tenia moretones, su padre creía que eran tatuajes, y ella le echo algo de su cosecha.
Eso enfureció a su padre, que se le salieron palabras de carretonero en contra del desgraciado de su yerno, no daba crédito, a lo que sus ojos veían, sus sentimientos de hombre, se doblaron y chillo como niño chiquito,  abrazando a su hija, le dijo que el tenia la culpa por dejarla, el corazón  se le hizo  de piedra. Sintió  un odio jarocho,  y se sentó en el patio,  con la mirada fija a un solo lugar, y las lágrimas se le salían.
Que nada más esperaba que llegara el yerno para desmadrarlo.
Lloraron juntos, y del coraje el señor se puso negro como africano. Por la madrugada llegó, Juan, abriendo la puerta a patadas  mentándole la madre a su vieja, pero no sabia que se le iba a presentar el diablo encuerado en callejón  sin salida. Pero la briaga y lo macho se le quito, cuando vio al suegro.
Un viejo grandote y bien mamado, que sin decirle nada lo agarro a madrazos, se caía y lo levantaba hasta que ya no aguantó y quedo desmayado. Pedro lo levanto en brazos, abrió la puerta y lo aventó cayendo de puras nalgas que pujó y ahí se quedó en el suelo como cualquier animal. Horas después todo madreado, el suegro lo levantó de las greñas y lo metió a su casa. 
Le dijo que había regresado para quedarse a vivir en la ciudad, y si le volvía a poner una mano a su hija, lo despedazaba, ya que las autoridades no hacen caso, el lo iba a estar vigilando. Juanito se metió a dormir con la cola entre las piernas y no dijo una sola palabra. Padre de la señora, le pregunto que donde trabajaba, ella le dijo que tenia tiempo de hacerlo, ella tenia que trabajar ayudándole a las vecinas, lavando y planchando ajeno, limpiando casas, y Juan le quitaba el dinero para emborracharse. El padre de la señora, lo sentó en el banquillo de los acusados y le dijo que el ya no iba a regresar a los Estados Unidos, y desde ese mismo minuto, el tendría que hacer todas las labores de la casa, y que lo iba a estar vigilando.
A la señora Ángela le cambio la fisonomía, salía con sus amigas las vecinas alguna fiesta, y era muy feliz, porque ya tenía un gato,

SOSPECHA DE SU VECINO.
Arturo, de 40 años de edad, vive en el departamento 3, en el segundo piso del edificio que se encuentra en la calle de Allende 717. Dijo al Ministerio Público que 2 veces robaron en el mismo edificio, en su casa, y  tiene la sospecha que el ladrón vive entre ellos, pero para saber quién es va a estar medio pelón.
Les comentó que hace 4 meses, renta un departamento y ayer que regreso como a las 3 de la mañana, encontró su candado abierto, cuando entró su cuarto era un desmadre todo tirado, parece que había entrado un huracán, y se llevaron un stereo, un televisor, 2 trajes de medio cachete y 500 pesos, que tenía ahorrados, salio como agua para pelar pollos, y en la calle, espero a que pasara una patrulla, y subió con los policías para que vieran como habían dejado su pulguero.
Con el escándalo, se levantaron los vecinos al ver tanta patrulla de la policía que estaba afuera rodeando al edificio, los policías anotaban todo lo que Arturo, les decía y estaba tan enojado se  le salían las mentadas de madre. Unos vecinos, le comentaron que esa misma noche, como a las 9,  habían robado un departamento junto al suyo, nada más que la vecina no se encuentra.
Les dijo a los policías que el ladrón,  vive en el edificio, eso está seguro. Porque la puerta de la calle, está bien cerrada y cada inquilino tiene una llave para entrar. Les dijo a los policías que levantaran a todos los que viven ahí y que ellos, que  tienen cayo de conocer a ladrones lo pueden identificar. Los policías le dijeron que mejor fuera a poner su queja y las autoridades competentes, le resolvían su caso.
Estando ante el Agente Social le dijo que le extendieran una orden de cateo, y el se encargaba de encontrar al ratero, porque ya conoce sus cosas. Le dijeron que iban hacer las averiguaciones, pero Arturo no quedo muy satisfecho, y les echo mentadas a los policías, les dijo que eran unos balines, que no servían para nada, estaba tan enojado que se les puso en guardia, y comenzó aventarles madrazos, se lo llevaron a la barandilla, donde quedo encerrado por insultos y golpes a la policía.
Unos de sus familiares fueron a pagar la multa y lo sacaron, cuando llego a su casa, ya estaba completamente vacía, y se regreso a poner su demanda ante el Ministerio Público, quienes le dijo que para eso están solo que hay que respetar a los uniformados, y tener paciencia para agarrar a los ladrones.

EL ENEMIGO INVISIBLE.
José Antonio Pérez Ortiz, de 53 años de edad, ya tiene ojos de tecolote de no dormir, está echo un palo, porque no come, se la ha ido el petito y lleva varias semanas que no sale a la calle,  y cuando lo hace,  camina muy asustado volteando  la cabeza para todos lados, y mejor se regresa y se encierra.
Le da mucho miedo estar en su casa,  le mandan cartas, amenazadoras diciéndole “cuídate pinto”
Disfrazado con un abrigo que le llegaba hasta las patas, un sombrero abajo de las orejas, con mucho temor, llegó al Ministerio público, y les dijo en voz baja, que alguien le quiere hacer daño, le hablan por teléfono y le dicen que se cuide, le echan recados por debajo de su puerta. Les dijo que trabaja en el Instituto del Petróleo, y vive en la colonia de los doctores en la calle de Manuel Gea González 700. Como le dicen “El pinto” ya lo traen finto.
Dice que tiene tanto miedo, que le suda la cola, y mas cuando abrió su correo electrónico, y encontró las palabras de “cuídate Pinto”  ya trato de contratar a unos guaruras, pero le cobran muy caro, les pidió que si es posible que le presten, por lo menos unos meses a los ministeriales, para que lo protejan, le punza que le hagan algo.
Esos enemigos sin rostro ya lo tienen hasta la madre, lo están volviendo loco, dijo que a lo mejor puede ser alguno de sus trabajadores, que tiene bajo sus ordenes, pero deben darle prisa para ayudarlo, porque sufre y se le puede parar la molleja, del mismo terror, que cuando trata de dormir desde la calle le gritan “cuídate Pinto” se asoma pero no hay nadie,  pide agarren al culpable antes de que se suicide.

LE PEGÓ A LOS POLICÍAS.
 Jesús, de 50 años de edad, maneja una combi del Servicio Público, comento que un  día,  por ir tragando camote, se pasó un alto frente a Plaza Perisiur, en el boulevard Felipe Ángeles. Ahí se encontraban despiertos los oficiales, y de volón  pin pon, lo detuvieron para ejecutarlo con una buena infracción.
El chofer, les dijo que ni madres que el no se había pasado nada, cuando sacaron su block de infracciones se les fue a madrazos,  a uno de ellos le rompió el uniforme, pidieron ayuda y llegaron varías patrullas hasta con una grúa, ya no tenía remedio  se lo iban a llevar a huevo por ponerse a las patadas con la autoridad.
Al chofer no le paraban el hocico, en estar amenazándolos que no se la iban acabar que no saben con quien estaban tratando, que el es el mas chicho de su barrio y que se dieran por muertos. Pero los policías saben muy bien que chillidos de puerco, orejas de carnicero, y se iban a llevar la combi.
En un descuido el chofer se subió a la unidad,  la puso en marcha, diciéndoles  “háganse piojos que hay les va el peine” se las echó encima que tuvieron que brincar como chapulines para que no les fuera a quebrar una pata. Lo alcanzaron y lo bajaron de las greñas,  le acomodaron sus puñetazos, pero Juan Carlos estaba furioso,  les tiraba patín y trompón  al que se acercaba le daba un tope.
Enojados los policías, los había sacado de honda y le echaron bola lo tiraron unos lo agarraron de los brazos  otros de las patas.  Y lo metieron a la patrulla, lo llevaron a la Policía Municipal y le dijo al Ministerio Público, que solo se paso la luz amarilla,  que los iba a demandar con Derechos Humanos, porque le fracturaron el dedo chiquito de la mano izquierda, y se pasaron de lanzas dándole con el tolete en la choya.

¡QUE NO SE CALLEN¡
Les pedimos a las autoridades, que ya no le hagan tanto al loco, y detengan al Ratón, para que devuelva los millones de pesos que se llevo Sergio Islas Olvera, se los robo de Radio y televisión.
gatoseco98ayahoo.com.mx

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