EN EL PERSONAJE DEL BARRIO DE HOY
“EL CHUECO”
Alberto González Pérez, trabajaba en la mina del Álamo, como para todo ocupaba la mano izquierda le decían “El Chueco” diario por la mañana, se bajaba muy temprano, como no había trasporte tenía que caminar desde el barrio de la Palma, a la mina, que se encuentra en la colonia Cubitos, estaba hasta el cerro, fácil, se echaba una hora de camino a golpe de calcetín.
Como lo hacia, dos veces al día, una para llegar y la otra para regresar. De tanto caminar, se estaba quedando chaparro, se le habían desgastado las patas. Un día al salir de la mina, para cortar camino, se metió por uno de los callejones, donde había unas casas. Le salieron un montón de perros, le dieron una corrediza, que al correr se cayó, se levanto rápido y siguió corriendo, pero uno de los animales lo alcanzó, y le dio una mordida en las nalgas,
Las lagrimas se le salieron llegó a su casa, rengueando y haciendo gestos parecía que chupaba limón, le preguntó su vieja.
– ¿Qué te pasó? Viejo, que caminas como Chencha.
– ¡Ay! Cabrón, me mordió un pinché perro, allá por donde trabajo, la sangre me llegó hasta el zapato.
– ¡A ver déjame ver! En la madre, te arranco un pedazo de nalga, te voy a echar alcohol, como los perros no se lavan el hocico, están infecciosos, y te puede dar rabia. Cuando comiences a corretear carros te encierro.
– ¡Ya cállate el hocico! no le limpies tan fuerte que me duele un chingo, ya se me acalambro la pierna.
– Te voy a echar el alcohol de madrazo para que no lo sientas.
La señora, le vació la botella, al pobre “Chueco” que se levanto echo la madre, meneaba las manos como si quisiera volar. Como tenía los calzones a media rodilla, se cayó dándose un hocicazo que se le afloraron los dientes.
– Sóplale, pinché vieja babosa.
– ¿Con que?
– ¡Con el hocico! O con un aventador, me vaciaste la botella de alcohol, que se me fue por otro lado, ya no se ni por donde me arde.
– ¿Por qué no le reclamaste al dueño del perro? Le hubieras dicho, que si no te paga las curaciones, ibas a rajar leña, a Salubridad, para que fueran a darle en la madre.
– Como iba a saber de quien era, me salieron varios perros y Puto el último, que me echo a correr, quise agarrar una piedra pero me embarre los dedos.
– Para mi, que te estas poniendo como camarón, a lo mejor te subió la fiebre y te esta dando rabia, será mejor que te amarre en la cabecera de la cama, no nos vayas a morder a todos.
– Mañana, que vaya a la mina, me llevo a mi perro. ¿Dónde anda el Duque?
– Ese pinché perro, nada más anda de caliente, siguiendo a las perras, luego ni le toca nada al cabrón, y se viene a tallar en el suelo.
– Cuando venga lo amarras, mañana se va aventar una madriza con el perro que me mordió.
– Mientras descansa viejo. Te veo que estas mal, mañana temprano voy a sacarte un papel, para que te vayas al dispensario medico. Mientras voy a ver a tu mamá, que todo lo sabe, y si no lo inventa para preguntarle que te hago para que mejores.
La señora Chepa, bajo corriendo por callejón, como es muy angosto y empedrado, se tropezó y choco con su comadre, Santa, le dio un caballazo, que la tiro, hasta las patas levantó, y aventó su bolsa de mandado que rodaron los jitomates, limones, la carne y todo lo que llevaba.
– ¿Qué le pasa comadrita? Fíjese como corre, ya me dio un buen madrazo, me pegue en la cabeza, y me duelo mucho la rabadilla.
– Discúlpeme, comadrita, pero tengo una bronca horrible, un pinché perro, mordió a mi viejo y lo veo muy mal, le esta dando fiebre, y de vez en cuando abre el hocico y lo cierra. voy a ver a mi suegra para que me de un remedio. Ahorita se quedo durmiendo.
– Lo que debe de hacer, comadrita, es quedarse sentada junto a el, cuidándole el sueño, pero tenga un palo en la mano y al menor movimiento sospechoso, azorrajeselo en la mera cholla, yo se lo que le digo, a un tío, mió, lo mordió un perro y le dio rabia, odiaba el agua, luego mordió a su vieja, que la mando al valle de las calacas, llamaron a la policía, para decirle que en la vecindad, había un perro rabioso, llegaron y antes de que se les acercara, le dieron un balazo a media madre, para que no los mordiera, llego salubridad, y nos vacuno a todos, hasta a mi me toco y quemaron la casa, por eso nos venimos a vivir a este barrio.
– De todas maneras, voy avisarle a mi suegra, porque si le pasa algo a su hijo, para que quiere, que me diga hasta de lo que me voy a morir. Si ve a mi perro, por favor amárremelo, no lo deje salir hasta que llegue.
– Por hay lo va ver en la esquina, esta pegado con una perra, llévese una cubeta de agua, para que se las eche, si no le van a salir perrillas.
La señora llego a la casa de su suegra, que vive en el barrio del Atorón, sacando la lengua y tomando aire, la señora, con trabajos le pudo explicar que a su hijo lo había mordido un perro desconocido. Doña Goyita, la mamá del “Chueco” al enterarse de lo que le había pasado a su hijo, agarro su rebozo, y corrió como loca a su casa, junto con su nuera. Al entrar la agarro del brazo, para que no diera un paso mas, y le dijo.
– Cuidando suegra, ya mi viejo esta está gruñendo.
– ¡No seas apendeja! esta roncando.
La señora con cariño lo despertó.
– ¿Qué te pasa hijo? ¿Cómo te sientes?
– Ay! Jefecita, muy mal, me duele mucho la mordida, estoy acostado en una nalga, y la otra la tengo volando.
– ¿Cómo es el pinché perro que te mordió?
– Es un perro grandote, color negro, con manchas blancas, se ve que es muy bravo.
– ¿En que lugar te salio?
– Viniendo de la mina, al meterse a un callejón, que atraviesa por unas casas, a medio construir cerca del cerro y de una casa grande con techo de lámina, de ahí salio el perro.
Dijo doña Goyita a su nuera.
– Tenemos que ir a buscar al perro, traerlo para llevarlo al antirrábico, porque no sabemos si esta enfermo. Una mordida de un perro desconocido es muy peligroso.
“El Chueco” que estaba muy atento a la platica de su jefa con su vieja le dijo.
– No vaya jefa, sus dueños se ven que son muy peleoneros, yo les reclame, diciéndoles que amarraran a su animal, me contestaron que quien me mando meterme a su propiedad, me mentaron la madre y le hablaron a su perro para que me volviera a morder.
– Es necesario hijo, que vayamos a traernos al perro. Un doctor del antirrábico, lo va a pedir, para examinarlo. Más o menos por la señas que me diste, hijo, vamos a llegar fácil, a encontrarlo, vamos a llevarnos un lazo y traerlo a huevo, aunque sea jalándolo. Si se ponen pendejos los dueños, me voy a llevar un amansa locos. Pobrecito de mi hijo, parece guajolote, con el moco colgando, pero me caí, que cuando vea al perro le rajo la madre.
– Debemos hacer un buen plan suegra, y ser pacientes llegarle por esos rumbos, como si fuéramos Agentes de la Coordinación, de investigación debemos de ir vestidas muy misteriosas, cuando lo encontremos lo lazamos sin darle tiempo a que abra el hocico.
– Ya dijiste. Así lo vamos hacer.
Las dos mujeres muy preocupadas, pero muy valientes, iban a realizar una misión, que parecía fácil, pero estaba peligrosa, por donde quiera que la vieran, el perro la podía atacar, o los dueños, las podrían golpear, pero todo era para salvarle la vida al “Chueco”
A paso veloz, atravesaron el centro de la ciudad, hasta llegar por donde ahora es la avenida Pino Suárez, para subir por la colonia Cubitos, caminaron mirando para todos lados, con las patas bien plantadas en el suelo, una con un palo en la mano y la otra dándole vuelta al lazo, como charro, lista para aventar una mangana. Miraban para todos lados y había muchos perros, grandotes y de todos colores, buscaban a un perro negro con manchas blancas.
– ¡Mire suegra ese es! Por Dios, que ese es.
– Vamos a llegarle como le hacen, los pinches perreros de la Presidencia Municipal, sin darle tiempo de nada, lo agarramos a palos, a patadas, lo lazamos del pescuezo, y lo llevamos arrastrando.
– Ten mucho cuidado, espérate a que se apendeje. Y realizamos nuestro plan.
Esperaron pacientemente, a que el animal se echara. Sin quitarle la vista, al perro de puntitas, se le iban acercando, cuando estaban a punto de darle un palo, y lazarlo escucharon una voz que las espanto, era una vieja panzona y greñuda, que las paro en seco.
– ¡Quihubole! ¿Qué se les perdió en mi casa?
– Venimos por ese animal, mordió a mi hijo y no lo vamos a llevar. A como de lugar, así me tenga que aventar un a madriza con usted.
– ¡Se llevan madres! Pinches viejas, roba perros, me uno a lo que dice el nuevo jefe de la policía única, para terminar con su carrera delictuosa, échatelas “Negro”
El perro, obedeciendo, las ordenes de su ama, comenzó aventar mordidas a lo cabrón, mordiendo a las señoras, que no supieron como bajaron el cerro, regresaron a su casa, con un fracaso efectivo.
Junto con “El Chueco” fueron al centro de salud, y las mandaron al antirrábico, el medico que los reviso le dijo a Beto “El chueco”
– la mordida que usted trae, es profunda y ya la tiene infectada, por lo tanto se les va inyectar 30 veces, les van a poner un a diaria en el ombligo. Lo mismo a las señoras, no dejen de venir, porque ya se tiene su dirección y vamos por ustedes.
O podríamos hacer otra cosa, tráiganme al perro para examinarlo, y si esta sano, no so n necesarias las inyección.
– Mejor venimos.
gatoseco98@yahoo.com.mx