UN INFIERNO BONITO

EN EL PERSONAJE DEL BARRIO DE HOY

EL MINERO.

Juanito, era un minero, que le gustaba chupar a madres, vivía en el barrio del Arbolito, tal parece que su madre lo parió en una cantina, porque no salía de la “La Veta de Santa Ana” donde vendían pulque de todas clases, dulce fuerte, y del muchachero, porque tenia 15 hijos, y la gallina echada, a su vieja Ángela, le decían la Coneja.
A pesar de que era joven, se había arrugado como si fuera un viejo, por las chingas que llevaba en la mina y las crudas. Trabajaba en el terrero del Cuixi, una mina, que esta en las faldas del cerro de San Cristóbal, un día llego a su casa, haciendo gestos,  arrastrando las patas, estaba tan cansado que no se detuvo en la cantina, su vieja la verlo se sorprendió.
     –  Ahora que ¿Por qué vienes tan temprano?
     –   Si quieres me regreso.
     –   No te chispes cabrón, era una pregunta como se, que llegas 
          noche y zumbado se me hizo raro, me imagine que estabas enfermo.
–    Ni Dios lo quiera, mi pinché ayudante se apendejo y en lugar de darle a la barreta, me dio un golpe con el marro en la mano. Fue tan duro el madrazo, que chille, mira como me quedo parece que estoy aventando cremas.
–    En la madre. Parece guante de, boxeador, voy a poner agua a hervir le echo sal, y veras, como se te desinflama, que poco a poco metes tu mano, para que no te quemes.
–    Que esperas que no te encueras.
Mientras la señora, ponía el agua a calentar juanito, trataba de hacer movimiento en su mano, abriéndola y cerrándola, hacía unos gestos que parecía que estaba chupando limón.
–    Apúrate vieja, que siento que se me acalambra, el dolor es muy fuerte.
–    Sereno moreno, yo se como hacer las cosas, estoy matando dos pájaros de un tiro, pongo a hervir el agua, y también los frijoles, ya mande a traerte tu pulque, para que no salgas al frío, te puede dar una reuma, a ver mete la mano.
–    Por ahí no cabrón, estas malo pero eres mañoso.
–    ¡Ay güey! Ya me queme está hirviendo, el agua.
–    Métela más, poco a poco y con cuidado, le voy a echar sal,  le voy a sobar con cebolla caliente y te la vendo.
–    ¿En cuanto?
–    No estés de pinché payaso. Malo, malo, pero no se te quita lo mamón, con esto, vas a ver como mañana, estará lista tu mano, para que te den otro.
–    No la chifles, que es cantada, espero que este bien para agarrar la jarra.
–    Eres capaz de agarrarla con la mano izquierda.
–    Eso es de ley, mi jefa me dio de mamar, con las dos, lo que me preocupa, es que no puedo faltar a trabajar.  Pero ya no la hagas de tos, una cosa es el dolor y la otra el hambre, dame de comer.
La señora tardo mas, en servirle, que Juanito. dejar el plato limpio.
–    Hay cabrón la traías atrasada, pero habías de masticar la comida, con razón, cada que acabas de comer te da chorrillo.
–    ¡Ugg! cada día me siento más viejo, todo me duele. mañana tengo que ir a trabajar y mi mano no se deshincha, me cay, que apenas la puedo mover. Tienes que ir a la mina, a pedir un permiso, nosotros no tenemos servicio medico.
–    Tienes que ir a la de a huevo, antes de que llegaras, vino el dueño de la vecindad, a cobrar la renta, ya ves que ese pendejo, parece ingles, para cobrar es muy puntual.  Me dijo que no se te olvide que debemos seis meses de renta, como le dije que no estabas se puso pendejo, se me echo al brinco, que le aviento la puerta, y me mentó la madre.
–    No te preocupes, si mañana viene, le voy a decir que no puedo firmar cheques por mi mano que esta como bola, y con la zurda soy medio zorrillo.
–    Hay viejo, no tenemos dinero, algunos de los niños, andan enseñando la cola, porque ni a calzones llegan, ya me esta saliendo una joroba de tanto estar doblada en el lavadero, el sábado, habías de comprar un cachito, de la lotería a ver si te la sacas.
–    Cada rato me la saco, y no pasa nada.
En esos momentos,  llego la suegra de Juanito, iba muy sofocada como si se hubiera aventando un maratón. Se sentó a respirar hondo y profundo Juanito le invito un pulque. Y comenzaron a platicar.
–    Fíjate Juan, que en mi casa espantan.
–    No mame suegra, después de tantos años de vivir en la vecindad me sale con que la quiere agarrar el muerto.
–     No se si sea el pinche muerto, o sepa la chingada que sea, pero oigo paso y luego rechinar el bracero, se me pone la carne de gallina, a mi me da mucho miedo, ya me duele el hocico de tanto rezar, le conté a mi viejo, y se carcajeo el pendejo, me dijo que estaba loca, o borracha, pero  ayer, que llego a la media noche, hasta la borrachera se le bajo, al cabrón, me dijo que vio salir de ahí un pinché gato negro, con ojos rojos como de lumbre, lo siguió, pero mi viejo le enseño un crucifijo y desapareció. Ave María Purísima, a lo mejor es el malo que se lo quiere llevar.
–    La semana pasada, me lo contó, mi suegro, pero como se que es muy largo, lo mande redondito a la chingada. Le dije que yo no creo en esas madres, se enojo y ahora no me habla.
–    Me caí, que es cierto, porque una vez yo lo vi, con estos ojos que se van a comer los gusanos, y que se muera mi hija, si te cuento mentiras. Fue tan grande el susto, que me gano en los calzones, soy muy cobarde para esas madres, fui a ver al señor cura, de la iglesia de la Asunción, al principio no me creyó, me dijo que le hiciera un cuatro como olía a pulque, pensó que iba peda, me confeso y como le dije la verdad, fue a la casa y echo agua bendita, en todos los rincones, pero yo sigo escuchando lo mismo, me acurruco con mis hijos, y solo escucho las maldiciones, que anda echando mi viejo, porque dice mi suegra le dijo, que mentándoles la madre se van, los espíritus malos.
–    A lo mejor ahí esta la feria suegra, dicen que donde sale el muerto, ahí esta la pachocha, y quiere que la saquen par a que el descanse en paz, porque en vida fueron muy culeros.
–    Es lo que me dicen, las gentes que les cuento, mi viejo le saca, que tal,  si nos atrevemos a rascar, y en lugar de dinero del dinero nos sale un diablo.
–    ¡Ave María Purísima! Ya me vino a espantar ni lo mencione, con el no se juega, ¿Dónde esta mi suegro?
–    Esta en la cantina, desde que vio al gato negro, se le ha ido en puro chupar,  porque dice, que cuando lo vuelva a ver, se va a dar valor para destriparlo a puro patín.
–    Voy por el, y juntos hacemos un plan, vamos a rascar y sacar el dinero. Ahorita vengo.
La señora Ángela, al ver que su viejo se salió corriendo le hizo un reclamo a su jefa.
–    Hay mamá, que ocurrencias, no le hubieras dicho nada a Juan, de lo del espanto, ahorita es capaz de animar a mi papá, y de irlo a buscar, pero  dicen que cuando el dinero, no les corresponde se mueren. Que tal si nos quedamos viudas.
–    No le saques al parche hija, que tal si encontramos la lana, y nos volvemos ricas, ya no andaremos de mendigas, pidiéndole al pinché gobierno, que le baje los pasajes, la leche y a las tortillas.
–    Vamos a jugarnos un albur, ya estoy cansada de esta pinche vida de perro, que llevamos, si llegamos a sacar el dinero, compramos una casa en el centro, aparte de lo jodida, ya estoy hasta la madre, vivir en el cerro, con miedo a que una pinche bruja, se chupe a los niños.
Poco después llegaron Juan, y su suegro, de volada hicieron uno mapas para buscar el dinero, que se encontraba en el cuarto de la vecindad del Garbanzo, que estaba más abajo de donde vivían. Juanito, le dijo a su vieja.
–    Tráeme un lápiz, y una libreta, debemos hacer un plano para comenzar a rascar, y sacar el dinero sin navegar con bandera de pendejos.
Como todo minero, Juan, le mostró a su suegro, el  lugar de donde comenzarían a rascar, por el centro de la casa, donde se le apareció el gato negro, como punto principal, tumbar el bracero, y hacer un agujero como pozo, y cuando saliera un olor a cobre, ahí estaba el dinero y les advirtió.
–    Aquí todos vamos a chingarle parejos, mis suegros y tu vieja, menos yo porque tengo mi mano mala, pero los voy a dirigir, el reparto será  por partes iguales ¿Están de acuerdo?
Todos contestaron que si,  se dieron a la tarea de conseguir la herramienta, palas, barretas, picos, marros, y  cuando ya la tenían salieron como los enanos de Blanca Nieves, llegaron a la casa, donde según ellos los estaba esperando el dinero. Mandaron a traer un garrafón de 20 litros de  pulque, porque la jornada iba a estar dura.
Pasaron las horas, haciendo agujeros, pusieron el radio a todo volumen, tratando de no hacer ruido para que no se dieran cuenta los vecinos, Juan los dirigía, como todo buen ingeniero minero, les daba pulque para que siguieran sin parar, le echaban ganas con la ambición de sacar las monedas de oro.
Las señoras eran las que sacaban los costales llenos de tierra, y la iban a tirar en el basurero, para que no hubiera huellas, de lo que estaban buscando, habían hecho grandes agujeros, muy profundos, en las esquinas, de la casa, donde dijeron que se escuchaban los ruidos del mas allá.
La señora de Juan, le dijo que descansaran un momento, porque ya le habían  salido ampollas, y se llevo una regañada.
–    A descansar al panteón, ya mero terminamos, solo nos falta aquella esquina.
–    Es que ya se metió el agua del caño, y huele muy feo, mejor vamos a dejar las cosas como estaban y nos vamos a dormir.
–    No te rajes vieja, estamos apunto de ser millonarios, hace rato escuche unos ruidos, como si crujiera la tierra, es la señal de que en unos metros esta el tesoro.
De momento, se les cayá la barda, el techo, quedando sepultados entre ladrillos y laminas, llegaron la autoridades, para sacarlos pero estaba difícil, mandaron a traer al hombre topo, el rescatista de los temblores, y junto con los del barrio, los sacaron y se llevaron a todos al Hospital General. Semanas después de la tragedia, supieron que el gato, que salía  debajo del bracero, era de su vecina, de los ruidos que escuchan eran de zapatero, que  cuando tenia mucho trabajo, lo hacia  en las noches, quedaron ante el Ministerio Público, con el dueño, que iban a parar su barda y pagar todos los daños.
gatoseco98@yahoo.com.mx

Related posts